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Cuando la memoria, la verdad y la justicia dejan de tener valor

OPINIÓN

Una reflexión en este emblemático 24 de marzo.


No puedo dejar de recordar cuando el 4 de abril de 1976, conjuntamente con varios universitarios: docentes, no docentes, estudiantes fuimos declarados cesantes por 8 largos años. De pronto, las decoraciones se derrumbaron y sonaron  las alarmas, la vida humana estaba en peligro. 

Hoy pasaron más de 40 años del horror pero las heridas siguen doliendo y siguen existiendo quienes dudan del número de desaparecidos, como si fuera una cuestión de número, y quienes sostienen impunemente, que los DDHH son un “curro” con descaro y falta total de sensibilidad a quienes lloran a sus víctimas y restañando las heridas. 

Aclaro que no suscribo la violencia de ningún signo, pero el terrorismo en manos del estado es mucho más grave. 

Me quiero centrar en nuestra querida UNT que perdió el rumbo y no me refiero a todas las unidades académicas sino a quienes dirigen los destinos de la “ Casa de Altos Estudios” porque perdieron la memoria, falsean la verdad y cometen injusticias, sin embargo, declaran defender derechos. Crean Secretarías, carreras, Direcciones pero entierran la memoria, tergiversan la verdad y son injustos con muchos colegas docentes, compañeros no docentes, egresados y estudiantes que algunos fueron asesinados y otros, condenados al ostracismo. 

En mi caso, inicié un expediente solicitando resarcimiento al estado y a la UNT, sin embargo, la UNT respondió sin pudor que: 1) no se nos afectó un derecho de lesa humanidad, 2) que se presentó muchos años después, 3) que la UNT no era la UNT actual. Una serie de contradicciones y de falseamiento a la verdad de los hechos porque la UNT y el Estado siguieron siendo tales: se recibieron egresados, se inscribieron ingresantes, se otorgaron diplomas, etc, etc. Toda esta argumentación era para decir que mi DDHH había prescripto, cuando bien debiera saber la universidad  que los DDHH no prescriben. 

De este modo, queda probado que sostienen que “hay que dejar atrás el pasado”, que no hubo sufrimientos. ¿Pensarán, también, que los DDHH son un gran curro?

En tiempos de democracia, los discursos del odio están sobre la mesa y la UNT no está exenta de ellos. 

No tomó cartas en el asunto en un gravísimo caso de “supuesto hecho de abuso infantil”; no se escuchó a la voz de  las instituciones de DDHH ni de la Secretaría creada al efecto en la UNT.  

De pronto, he sufrido otra suerte de persecución por pensar distinto y por expresar lo que pienso, cuando la institución universitaria debiera ser un ámbito democrático. El Decano no atiende mis llamadas, no recibo comunicaciones de actos oficiales siendo Profesora Emérita. Es un claro intento de invisibilizarme por pensar distinto. Pluralismo es un término desconocido para las autoridades que gobiernan hoy. Es lamentable y triste porque no tienen derecho de rematar un pasado noble y defensor de los derechos que caracterizó a nuestra casa.  

En mi caso, seguiré rebelándome a la injusticia, al olvido y al falseamiento de los hechos y en ese decir “no” afirmo los valores universales de la memoria, la verdad y la justicia que son los pilares de la democracia y no las huecas declaraciones. “Yo me rebelo, nosotros somos” decía Albert Camus.

Susana Maidana

Doctora en Filosofía. Profesora Emérita de la UNT.