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Un muro de silencio

OPINIÓN

Encubrimiento y complicidad en torno a “la causa burgos”. Un punto de vista del abogado Gustavo Morales a propósito de la conmemoración del Día Mundial para la prevención del abuso sexual de niños, niñas y adolescentes.


“El camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio”

(Friedrich Nietzsche)

“Uno de los secretos profundos en la vida es que lo único que merece la pena es lo que hacemos por los demás”

(Lewis Carroll)

A modo de introducción

En la Ciudad de San Miguel de Tucumán, una mujer valiente decide dejar atrás una relación extremadamente violenta con su pareja, Rodolfo Tercero, Burgos, un mediocre estudiante que recién a los cuarenta años se recibe de abogado y, en poco tiempo, se convierte en profesor de “Derecho Constitucional”, presidente del Directorio de Canal 10 – Televisión Pública-, apoderado de la Universidad Nacional de Tucumán e integrante de la Caja del Colegio de letrados y procuradores.

Burgos durante el par de años que convivió con aquella joven exterioriza violencias física, psicológica, económica hasta sexual, pero, esta vez, la víctima es su hija menor de edad.

La madre de la niña recurre a una psicóloga quien detecta los síntomas de los abusos sexuales y, posteriormente, recurren a la “Oficina de Violencia Doméstica” y a la “Unidad Fiscal de Turno”.

A partir de ese instante comienza para la madre de la menor víctima y para ésta también un suplicio similar de Sísifo.

El proceso penal

Si bien la contundencia del relato de la menor en la Cámara Gesell deja expuestos los abusos cometidos por su padre, Rodolfo Tercero Burgos, la madre de la víctima, hasta la actualidad, debe luchar con fiscales y auxiliares que coadyuvan a ralentizar la causa penal; defensoras de menores y “abogada del niño” que ni siquiera honran el nombre de sus cargos hasta llegar a la impudicia , por ejemplo, de Carolina Naglieri, de subir fotos con la representante de Burgos, Julieta Miceli, en fiestas a la que concurren fiscales como Carlos Saltor, quien intercede sobre actuadamente como contemporizador.

Sin embargo, siguen las “revictimizaciones a la menor” continúan los hostigamientos y las persecuciones de Burgos a la madre de la niña, en una camioneta de una ex pareja, Leonor Inés López González, a la que asciende en canal 10, por prestar una declaración falsa.

No obstante, le dictan a Burgos débiles “prohibiciones de acercamiento”, hasta le permiten salir del país en una incipiente investigación y ahora, es probable que prepare su fuga.

¿Por qué?

Pues pese a la lucha desigual de la madre, “contra viento y marea”, arriba a un primer puerto de manera exitosa, al haber logrado a pesar de los frenos de mano que aún coloca el Ministerio Público Fiscal, que se eleve la causa a juicio oral y público por el delito de “Abuso Sexual Agravado” con la posibilidad en el debate de una calificación más grave, la de “Corrupción de Menores”.

Los que callan

En Tucumán en torno a este hecho de índole sexual impera un absoluto mutismo.

Veamos un par de explicaciones; algunas de ellas obvias, otras, no tan evidentes.

La primera razón es porque en la televisión pública -Canal 10- desde el advenimiento de José Jorge Alperovich –a fines del año 2013- hasta hoy, la regla es la “censura” de quienes piensan diferente o denuncian a funcionarios o políticos del “Oficialismo”.

Ello conlleva que un ex cabo de la policía torturador -Omar Nóblega-, sea la cara visible y de lunes a viernes abra la programación de “Los Primeros”.

El segundo motivo es que el centenario diario local tiene un “director de facto”-Federico Van Mamaren- que es el “compadre” de Rodolfo Burgos y éste es su abogado de confianza”- y, simultáneamente, es el asesor legal del periodista Álvaro Aurane, quien además es el columnista en la cloaca de comunicacional de “Los Primeros”.

En tercer lugar, las radios cumplen idéntico papel censor salvo honrosas excepciones con “perfume de mujer”.

En cuarto lugar, los sordomudos abarcan también a las autoridades de la Facultad de Derecho y del rectorado en simétrica reacción corporativa por pertenecer a estos claustros el docente -indecente Burgos-.

¿Un porvenir shakesperiano?

Si se coincide con Shakespeare que: “El destino es que la baraja las cartas y nosotros los que jugamos”, a la madre de la menor víctima le resta aún un tramo fundamental que consiste en exponer ante un tribunal todos los padecimientos y vejaciones a su hija perpetrados por el encargado de protegerla y educarla.

Pero, en este juicio, hay que prestar atención al influjo de factores exógenos al proceso que visten “toga” como la camarista y presidenta de los magistrados, a nivel nacional, Marcela Ruiz, quien pretende inclinar más la desvencijada balanza para favorecer a Burgos.

En fin…

Avanza la madre de la menor víctima, como aquel personaje de un relato de Antoine de Saint Exupéry, que lo sorprende, la noche, exhausto, en la montaña, mientras comienza a nevar.

Esa mujer, denostada por las falsas “feministas” nos enseña todos los días, como Silvio Rodríguez, que: “Ni la hiel ni el desengaño nos dan razón de funeral”.

Gustavo Morales

Abogado penalista (MP 3924)