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Zecca: El Arzobispo de los cafés y el poder

TRIBUNA ABIERTA

Con Moseñor Alfredo Zecca se fue una época, quizás la más oscura de la iglesia de Tucumán.

Monseñor Alfredo Zecca


Alfredo Zecca se caracterizó por ser el arzobispo de los cafés tucumanos. Cuando alguien deseaba dialogar con él, sabía que lo podía encontrar en el café del hotel ubicado en la 25 de Mayo, sabía que esa era su parada obligada.

Fue un sacerdote desde sus inicios del ministerio, jamás conoció la vida pastoral de una parroquia, ya que siempre fue un “cura” de escritorio. Luego de su ordenación solo dos años estuvo en una parroquia y luego de ello pasó al Seminario como Superior en Buenos Aires. Allí permaneció 20 años con diversas tareas, siendo rector los últimos nueve años.

Lejos estuvo de aquellos antecesores que tuvo como Monseñor Blas Victorio Conrero, Arsenio Raúl Casado, José Ñañez Héctor Villalba.

Tanto el clero como la feligresía en todo el tiempo que estuvo a cargo del Arzobispado de Tucumán fue un rebaño sin pastor.

Lejos de la impronta que buscó el Papa Francisco cuando inició su papado.

Muy cercano al Poder de turno, pero alejado de la pastoral de la iglesia, de la cual debía llevar las riendas.

Los mismos sacerdotes tucumanos se sintieron totalmente abandonados sin ese padre que los cuide y proteja. 

El Caso Viroche, fue la gota que rebalso el vaso en la curia tucumana.

Dentro del mismo Clero hubo diferentes movimientos que culminó con su “renuncia” y posterior jubilación.

Se fue Zecca y con la una parte muy desolada de la iglesia tucumana, se fue a Monseñor Alfredo Zecca o a secas nada más.