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El nazi-fascismo liberal, estadio superior del neoliberalismo

OPINIÓN

El neoliberalismo sólo puede ofrecer un futuro venturoso, aunque eso es falso porque el vaso nunca rebalsa y sólo se extiende la pobreza. La hora del fascismo.


El neoliberalismo sólo puede ofrecer futuro, porque el presente es horrible, es ajuste y pérdida de derechos, un conjunto inacabable de privaciones. Eso sólo puede tolerarse con la promesa de un futuro venturoso, el paraíso del Dios Dinero.

Empíricamente se demuestra que esto es falso, el vaso nunca rebalsa, jamás existe derrame alguno. Al contrario, cada vez son menos los ricos, que eso sí, son mucho más ricos y más extendida la pobreza, la indigencia y la miseria, agravada por un retroceso general de los índices socio económicos.

Esto tiene un problema: el futuro siempre llega. Y cuando llega y es peor que aquel presente que abandonamos por la promesa del edén, las reacciones pueden ser variadas, pero nunca positivas.

La única manera de superar este “problema” es encontrando un culpable; los responsables del fracaso. Porque la teoría neoliberal se muestra como una verdad única, una ley física de un mundo inmutable. No puede fallar la teoría, por ende falla la aplicación de la misma. Y cuando estos fracasos se repiten, aunque sean distintos los ejecutores de la melodía, ya no basta con responsabilizar a la ejecución de los planes, debe haber un “enemigo de todos” a quién culpar del fracaso.

Es la hora del fascismo. Los primeros responsables son los políticos, los sindicatos y los sindicalistas, también los pobres, mejor aún si son extranjeros.

A medida que el fascismo crece y afianza su poder, los “enemigos del pueblo” van aumentando, sin dejar de ser aquellos iniciales. Así fueron los comunistas o los peronistas, hoy somos los kirchneristas y así serán todos y cada uno de aquellos que puedan oponerse a sus planes o que simplemente, sean diferentes, repitiéndose hasta el infinito.