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Otra vez sopa…

OPINIÓN

Cuando en una supuesta crisis hay quienes ganan y quienes pierden; y los que ganan son siempre los mismos, no es una crisis, es un plan premeditado. Por Antonio Leone.

Imagen ilustrativa.-


"Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Sólo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros". 

Raúl Scalabrini Ortiz.-

La inflación es un viejo conocido nuestro. Ahora se puso de moda decir que la inflación en la Argentina reconoce múltiples causalidades. Esta definición es lo políticamente correcto, todo el mundo acuerda. Claro, con decir sólo eso, no decimos nada, lo que se verifica al observar que las medidas anti inflacionarias son las mismas de siempre, las que demostraron todas las veces ser ineficaces.

Para los economistas liberales, la inflación se produce por emisión descontrolada o simplemente, por la emisión monetaria. Es de lo que hablan cuando dicen “dejen de darle a la maquinita” o algo así.

Esto produce, según esta teoría, un exceso de dinero circulante con el que la población busca adquirir bienes, los que suben de precio al haber mayor demanda. Esto podría ser cierto si la capacidad productiva estuviera siendo utilizada al cien por ciento, pero en nuestro país la capacidad instalada está siendo utilizada, en el mejor de los casos, en un poco más del 60%. Los dueños de esos medios de producción prefieren incrementar sus ganancias subiendo los precios y no produciendo más bienes, que es lo qué, si se cumplieran los postulados de la teoría clásica, debieran hacer.

Pero además, en el último año del gobierno macrista la emisión fue CERO y, sin embargo, ese año cerró con una inflación creciente y superior al 54%. 

El comportamiento histórico de la clase dominante en nuestro país fue subir los precios y así incrementar las ganancia y no aumentar las ganancias aumentando la producción.

Estudiando con más profundidad las causas reales de los aumentos de precios en nuestro país, nos encontramos con dos fenómenos, que para simplificar denominaremos causas políticas y causas económicas.

Entre las causas económicas, las principales son las variaciones de costos, reconociéndose allí los costos de la energía (tarifas y precios de combustibles), costos de insumos, atados fuertemente al tipo de cambio, el costo de los salarios y además, el costo financiero a lo largo del proceso productivo. 

Entre los costos de los insumos, habría que diferenciar los importados de los nacionales, porque el tipo de cambio (oficial, cabe destacar) sólo debería incidir sobre ellos. 

En la Argentina, no obstante, cualquier variación en el tipo de cambio se traslada por dos vías al costo de los insumos nacionales: una es los precios internacionales de los mismos, ya que al no haber ninguna medida de desacople o ser insuficientes, es trasladada por el intermediario o el productor al valor en el mercado interno. Ejemplo cercano de ello era cuando se decía que el aumento del precio de las carnes era producto del aumento del precio de exportación. 

A estos componentes hay que sumar el costo propio de una economía que está, en los hechos, dolarizada en las perspectivas de ingresos por los industriales o productores, quienes miden sus ingresos y sobre todo, sus beneficios, en dólares.

Por eso el programa del FMI (que es el que aplica el gobierno) es inflacionario: obliga a una actualización permanente o indexación del valor del dólar, de los precios de la energía y a un constante aumento en las tasas de interés, en un proceso que se transforma en una reacción en cadena, que se auto alimenta hasta estallar. 

Como se observa, lo único que no se indexa son los salarios, a los que se pretende convertir en el ancla anti inflacionaria, por doble vía: disminución de costos y caída de demanda al enfriar el mercado interno, con los altísimos costos sociales y políticos que esta situación implica.

Cuando la inflación es producto o está acompañada de una corrida cambiaria, la misma se realimenta por otro fenómeno: el incremento progresivo de la expectativa inflacionaria. En efecto, el comerciante y el productor calculan el precio de venta de acuerdo al costo de reposición, o sea cuanto le costará adquirir o producir el bien en el momento en que él deberá reponerlo. En momentos de estabilidad cambiaria, el valor del dólar a futuro se presupone que será el valor del dólar oficial. Si se generaliza la opinión de que la devaluación es inminente o irremediable, los costos se calculan con el mayor de los valores del dólar en los diversos mercados negros, llámese dólar blue o contado con liquidación o cualquier otro. Esta es una causa política: la falta de confianza en el gobierno.

Toda esta descripción sería incompleta si no dijéramos que hay una causa primigenia y también es política: 

El objetivo del proceso inflacionario es la apropiación de mayores excedentes por los sectores concentrados de la economía en perjuicio de la gran mayoría de la población, con una cada vez más regresiva distribución del ingreso. Cuando en una supuesta crisis hay quienes ganan y quienes pierden; y los que ganan son siempre los mismos, no es una crisis, es un plan premeditado.

Se desencadena bajo dos situaciones: Cuando la derecha detenta el poder formal o cuando un gobierno que pretende ser popular no tiene el poder político o carece de voluntad para disciplinar y hacer cumplir leyes y mínimas normas de convivencia democrática a los factores del poder real.

Es entonces cuando se da el aumento injustificado de precios por parte de quienes detentan posiciones monopólicas u oligopólicas, siempre acompañados por fuga de divisas, elusión y evasión impositiva, sobre y sub facturación de importaciones y exportaciones o lisa y llanamente contrabando y otras formas que concurren a aumentar sus ganancias y a desfinanciar al estado, provocando así mayor debilidad al gobierno.

Si nuestro gobierno no moviliza a su base social explicando esta situación y no recupera su autoridad y capacidad de intervenir en el mercado, el proceso de saqueo se cumplirá inexorablemente.