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Una Asamblea Universitaria carente de legitimidad

opinión

Ningún integrante de la comunidad universitaria puede hacerse el distraído acerca de lo que está ocurriendo en la UNT. Por Diego Toscano, secretario general de ADIUNT.

Imagen de archivo.-


Los medios de comunicación (y las redes sociales) han mostrado con bastante detalle la descomposición del régimen político pro-minero que ha gobernado nuestra universidad desde 1995 a esta parte.

Este régimen político se basa en un sistema electoral antidemocrático, donde prima el voto indirecto y calificado, la subrepresentación de las mayorías y la proscripción lisa y llana de una parte importante de la comunidad universitaria. Este sistema se ha mantenido en pie porque sirve a las camarillas gobernantes para manipular la voluntad de las y los universitarios, y llegado el turno, incluso para la compra directa de voluntades, como pasó en la elección de Cerisola/Bardón en 2010.

En el actual proceso electoral, estas camarillas no han dudado en violentar sus propias reglas de juego, como quedó claro en el escándalo de la Junta Electoral, o en la sesión del Consejo Superior que eligió los reemplazantes de los presidentes renunciados de esa Junta, luego en la manipulación de los padrones o hasta de las autoridades de mesa, solo por relatar lo que se va conociendo hasta ahora.  

Tampoco dudaron en recurrir a los apoyos de los grupos de poder externos a la UNT, como son el gobierno nacional o provincial o algunas intendencias, la Justicia Federal, bloques legislativos, grupos empresarios y medios de comunicación, poniendo en evidencia que la Autonomía Universitaria no tiene ningún valor para ellos.

Los alineamientos de uno y otro grupo no solo reproducen, a escala universitaria, la crisis política nacional, sino también el profundo impasse de esa misma crisis.

Terminada la votación de los estamentos la semana pasada, ambos grupos se atribuyen la victoria y se han lanzado a captar votos para la Asamblea Universitaria convocada para el 19 de mayo. 

Sobre Legitimidades e ilegitimidades

En las últimas semanas, el debate público nacional ha girado entorno al problema de la legitimidad o no del gobierno nacional, introducido por la mismísima vicepresidenta. No es un tema menor, teniendo en cuenta las conspiraciones de todo tipo que se están desarrollando.

En el caso de la Asamblea Universitaria, sin embargo, la falta de legitimidad no precede solamente del proceso electoral viciado y antidemocrático por medio del cuál ha sido electa, sino también del hecho de que el Estatuto vigente es a la vez un Estatuto caduco, que ya estaba en trámites de modificación.

Las camarillas frenaron durante casi 7 años cualquier resolución del proceso de reforma precisamente para poder mantenerse en el poder, o sea que conspiraron contra la propia Asamblea Universitaria, minando su legitimidad. 

Por otra parte, la elección de un nuevo rector sin la participación de las escuelas experimentales, les quita a las futuras autoridades cualquier legitimidad para resolver sobre esas escuelas. No es un tema menor, tampoco, en momentos en que ha comenzado un proceso de lucha de la comunidad preuniversitaria contra todos los atropellos que sufren.

Las camarillas han perdido también toda legitimidad académica: no solo por su nefasto rol durante la pandemia, abandonando a su suerte a estudiantes y docentes, sino también porque han producido un retroceso académico de la UNT, que en el único ranking que ha subido es en el de la deserción estudiantil (y ha prácticamente desaparecido de los rankings internacionales)

Sea cual fuera el rector que elija, la Asamblea Universitaria solo podrá consagrar un proceso continuista de un régimen antidemocrático, asociado a los negocios de la minería contaminante, que también ha perdido legitimidad y consenso en la comunidad universitaria. 

El silencio de los candidatos a rector y vice, ante la salvaje represión de la policía catamarqueña a quienes defienden la vida y el agua, es una señal de adónde están yendo. 

Como en 1918, la democratización de la universidad será tarea y obra de una rebelión de las bases docentes, estudiantiles y nodocentes, junto al conjunto de la clase trabajadora argentina.