La crisis ética de la UNT y los nuevos aires

La sesión del Consejo Superior de la UNT en el día de hoy marca otro hecho bochornoso en el seno de nuestra casa. Cuando el poder intenta someter, violentando todo tipo de legalidad, como por ejemplo, sesionar sin quorum,  pretender que voten o sean elegidos  quienes no cumplen con las condiciones reglamentarias, cuando se permite que ASUNT llegue al punto crítico al que ha llegado, cuando se falsea información, cuando se minimiza y naturaliza la corrupción,  cuando las autoridades se convierten en cómplices, cuando se ejerce persecución política y laboral, cuando se mira para otro lado sobre cuestiones que están en proceso judicial, se instala la sensación de que todo es igual. Para salvar su “conciencia” se escucha: “ASUNT hace rato funciona mal”, “siempre hubo corrupción”, “los candidatos prometen elección directa y luego no cumplen”, etc.

Sin embargo hay quienes imaginan una universidad distinta y un FUTURO en el cual los principios acuerden con los actos y los dichos con las acciones.

Ahora bien, si falseando, omitiendo errores, haciendo abuso de poder un grupo oficialista pretende ser elegido implica creer que la comunidad universitaria es incapaz de rebelarse a la injusticia y a la ilegalidad.  Es menospreciar a profesores, investigadores, no docentes, estudiantes, egresados y creer que van a ser cómplices del derrumbe de la educación pública de gestión estatal.  

Luego de la reunión del Consejo Superior que ha dejado de ser “honorable” hace rato, un grupo, relacionado con el poder que detenta hace casi 40 años, festeja la ruptura de la legalidad y el quebranto de voluntades. Hecho vergonzoso y gravísimo porque muestra el rostro más horrendo de la condición humana, la pérdida de la libertad y la inexistencia de la responsabilidad.

¿Acaso festejan el imperio del todo vale, del relativismo más perverso? Si me dediqué a la filosofía fue porque creo en el poder emancipador del conocimiento, único instrumento de la emancipación.

Al triunfalismo de la ilegalidad muchos universitarios están comenzando a respirar aires de libertad y a expresar su grito liberador de las tutelas, dejando de sentir miedo a las amenazas. Quiere y puede imaginar una universidad con ciudadanía universitaria y dignidad ética. Ese es el camino.

• Tucumán