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La memoria también es LGBT+

Opinión

A 46 años del golpe cívico militar, el recuerdo de las 400 personas torturadas y desaparecidas de comunidad LGTB+ se vuelve más necesario que nunca ante los discursos de odio del presente.


Ser travesti, lesbiana y homosexual en la República Argentina resultó siempre un tormento para quienes integramos la comunidad LGBT+, y dicho tormento, tuvo se auge en la época más oscura de nuestra historia. El hostigamiento frente a quienes históricamente fuimos considerados los indeseados de la sociedad fue gestado muchos años antes del golpe y mantiene en la actualidad ciertos matices que resultan difíciles de contrarrestar con el visible avance de los espacios conservadores tanto a nivel regional como global.

Los esfuerzos generados por el Estado en pos de que la máxima de “Memoria, Verdad y Justicia” abarque la mayor cantidad de aristas posibles no fueron suficientes, y no lo serán mientras siga siendo común para el grueso de la sociedad escuchar a comunicadores y funcionarios públicos cuestionar nuestros derechos y nuestra memoria.

Pareciera que la figura de las 400 personas LGBT+ torturadas y desaparecidas durante la última dictadura fue solo algo pasajero. Pareciera que la sociedad se ha olvidado de aquellas identidades que rompieron con los esquemas de la heteronorma y no lograron sobrevivir al monstruo implantado por el Estado en el imaginario colectivo que abrazó con total firmeza a los mecanismos represivos que buscaban eliminar cualquier indicio de “inmoralidad” en la sociedad. O quizás, la sociedad no nos olvidó, sino más bien jamás llego a reconocernos.

Hemos escuchado hasta el hartazgo que los pueblos que olvidan su historia, están condenados a repetirla, pero es irrisorio intentar impedir que se repita algo que nunca cesó. Porque a los putos nos siguen reventando a piñas a la salida de los boliches. Porque a las lesbianas las continúan abusando con la complicidad de la justicia. Porque a las travestis las siguen asesinando en cada esquina. Porque hace más de un año Tehuel de la Torre continúa desaparecido. Y todo sigue igual.

Y es por eso que el miedo se mueve, se engrandece, y continúa latente, porque quienes integramos el colectivo de la diversidad sabemos que el hostigamiento no ha acabado. Porque para nosotrxs, pareciera que fue hace unos días cuando nos detenían por “travestis” o “afeminados”, pero ese sentimiento no nace de la memoria, nace de una violencia gestada y perpetrada por el ocultamiento sistemático de nuestra historia, que ha permitido que hoy, a 46 años del último golpe militar, continuemos siendo los indeseados de la sociedad.

Implantar la memoria del pasado como una política del presente no será posible mientras el presente continúe desgarrándonos. Pero aquí estamos, y continuaremos estando, asegurándonos que el grito de justicia no se apague, ahora más que nunca, que somos conscientes de lo que nos hicieron, y de que siguen entre nosotros.