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La victoria electoral

Entendiendo...

Pasó el domingo y unas elecciones que pocos entendieron. ¿De qué se trataba? ¿Qué se elegía? ¿Quiénes ganaron? ¿Quiénes perdieron? ¿Empataron? ¿Importa?

El revival de las testimoniales. No contenta la oposición tucumana con hacer una "interna" a 3 boletas, el ganador, Germán Alfaro, presenta una renuncia express a la banca evidenciando una desincronía local de JxC mayor a la de los semáforos del municipio que dirige. | Foto de LV7


Un ritual de nuestra democracia cuyo ciclo de 2 años -o menos- en el que se elige, reelige, rereelige, candidatos a nivel nacional, provincial, municipal, de izquierda, de derecha, de arriba, de abajo, del famoso centro… En fín, un tedio que ni yo, un apasionado del análisis político entusiasma. Para colmo hay que hacerlo una y otra vez, que internas abiertas, que generales, que balotaje, que bla bla. No sé ustedes, pero a menudo en un restaurante, ni miro la carta, a lo mejor le pregunto al mozo “¿qué está bueno?”. Aquí no intento darle manija a los discursos antidemocráticos, pero todo tiene un límite. Si bien en otro artículo hablé de la Pax Romana y la Dinastía Antonina, quizá el periodo de mayor esplendor social de occidente en base a longevos gobernantes que se seleccionaron a dedo a sus hijos políticos, creo que el siglo XXI merece una forma de elegir y ungir a los candidatos de una manera un poco más moderna o, mejor dicho, meta-moderna.

Hiperdemocracia

Tenemos un procesador masivo de información y comunicación y no me refiero al cerebro, sino a los smartphones y otros dispositivos. Sí, es cierto, hay gente que no tiene o no quiere esta tecnología, pero entendamos que el papel también habría sido una tecnología nueva en el 3000 AC y seguramente tuvo que enfrentar a detractores o gente que no quiso ponerse al día. Algunos habrán dicho en ese entonces, “el papel se dobla, quema y arruga, es mucho mejor es escribir en la piedra que perdura”, “miren a esta nueva generación que no le interesa la realidad y que está idiotizada en esos libros”.  

Sí, el papel fue nuevo hace 5 milenios, pero hoy ya fue. Creo que a todos les quedó incómodo, agarrar esas boletas sucias, tener que lamer sobres, dirigirse a una mesa de quizá una decena de personas, todo un folklore que debe morir. Felizmente tuve la oportunidad de votar en repetidas ocasiones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires donde el voto electrónico se encuentra vigente ya hace bastantes años. Esa experiencia a la “smartphone”, simplemente cambia el modo en el que uno va a votar o procesa los candidatos. Uno pide “cortar” la boleta en una pantalla táctil y simplemente elige categoría por categoría a quién más le gusta o mejor le suena. Ahora imaginen esa forma en el bolsillo de cada uno. Soñemos con un país en el que cada uno puede dar visto bueno o malo a cualquier propuesta o iniciativa del gobierno en tiempo real. O por lo menos que  nuestros legisladores dispongan de la opinión de sus representados en tiempo real. Si ya estamos con los piés metidos en la hiperdemocracia, ¿por qué no profundizar?

El Segundo Poder

Vamos a responder las primeras dos interrogantes planteadas en el encabezado de la nota. Este año celebramos elecciones de medio término, es decir, no se eligen cargos ejecutivos nacionales, sino que una porción de nuestros representantes en el Congreso Nacional debe renovarse o cambiarse. Una pregunta muy lógica en estos días donde la influencia libertaria nos hace cuestionar si vale la pena este tipo de organización gubernamental es: ¿esto sirve para algo? 

Veamos primero por qué nace un cuerpo legislativo. La mayoría de los órganos y funciones políticas fueron pensadas hace un par de siglos al menos, cuando los medios de comunicación eran como eran. Chasquis y barcos que llevaron por siglos los edictos sellados por vicarios ungidos por el derecho divino: en papel. Naturalmente se crearon cargos ejecutivos con un margen de acción y autonomía lógica para las limitaciones comunicacionales de cada época. Además, un líder no podía ni debía escuchar ni obedecer las necesidades de sus súbditos y su investidura estaba determinada por derechos de nacimiento. Naturalmente, luego los absolutismos decayeron a favor de las formas republicanas donde se conformaron congresos y asambleas con representantes de los distintos sectores sociales; allí es donde se discurre sobre los temas de estado. De estos debates se elaboraron actas donde se prescribe el rumbo a seguir por parte del poder ejecutivo y judicial: las leyes. Los representantes hacían justamente eso, representar a su sector y, como cuando somos representados por un abogado, ese magistrado no hace caso de nuestra opinión o reclamo obviamente plagado de subjetividad, sino que sigue los métodos y protocolos indicados en la academia; o al menos eso debería hacer un buen representante. Y qué casualidad que los abogados justamente sean el grueso del cuerpo político en prácticamente todo el mundo. El punto es que nuestro parlamentario debería velar por nuestros intereses más allá de nuestra opinión, porque se supone que es idóneo para hacerlo. La lógica es que estamos presos de nuestra necesidad. Necesidad de justicia, igualdad o equidad. Todo esto sumado a la mala influencia en nuestro criterio generada por el cuarto poder, en resumen, cualquier tipo de representación en cualquier ámbito nos debe cuidar de tomar decisiones precipitadas, es decir, en caliente. 

Casi 3.000 son los representantes de la Asamblea Popular Nacional China. Un órgano con gran poder de iure y poco de facto | Foto de http://spanish.peopledaily.com.cn/

Lógicamente los representantes se deben reunir en un lugar físico, un congreso permanente el cual suele ubicarse en la capital política de cada jurisdicción. Es natural además que estos representantes deban “vivir” en esa ciudad donde tienen su misión representativa. Suponiendo que cumplan con el criterio ético correspondiente, ¿es necesario hoy por hoy, teniendo en cuenta la hiperconectividad, que existan esos espacios físicos?

La respuesta es sí, porque como quedó bien en claro en la pandemia, por más tecnología que haya, el cara a cara es irremplazable y creo que este punto ya no amerita mayores argumentaciones. 

Poskirchnerismo

A fin de responder las interrogantes pendientes voy a hacer uso de un arma que domino muy bien, pero es contraria a mi línea editorial orientada al análisis semántico, internacionalista e histórico: el dichoso análisis político.  Hablando de este oficio es curioso como aparecen supuestos expertos en análisis político que llevan ya más de una década paseándose por canales augurando el fin del kirchnerismo en la arena política. Esto no es una apreciación infundada, muerto Nestor, dos “eminencias” en el análisis político escribieron cada uno un libro augurando el apocalipsis K. El kirchnerismo póstumo -2011- y El Poskirchnerismo -2012- respectivamente son testimonios literarios de la ineptitud argentina en ese oficio, mi oficio. 

Empecemos, con la gente que comento sobre mis notas, generalmente me expresan una especie de reproche de que hago demasiadas referencias históricas. Sí, como mi identidad historicista “a la prusiana” lo indica, en los antecedentes tenemos el 90% de las soluciones para nuestro presente. No es mi culpa que el ciudadano mundial del siglo XXI no lo pueda ni quiera ver. Como en el Mundo Feliz de Aldous Huxley, las fuentes están, aunque dilapidadas debajo de información basura. En fin, hoy no vamos a hablar de Roma, vamos a hablar de lo que ocurrió en las elecciones de medio término de 2009, el resultado que supuestamente mató a Nestor.

Recuerdo muy bien ese periodo ya que en ese entonces comenzaba a trabajar para el Senador santiagueño Emilio Rached. Él fue quien se dió vuelta de su postura “radical K” y empató la votación de la 125. En esa épica sesión, fue nada más y nada menos que el Vicepresidente de la Nación, Julio Cleto Cobos, el que pateó el penal en contra del intento del gobierno de hacer móviles a las retenciones sobre la actividad agrícola. Fue así como el flamante 1er gobierno de CFK se estampaba contra los intereses del sector productivo, generando una contraofensiva de la oposición bastante bien organizada. Esa fue la elección ganada por El Acuerdo Cívico y Social, algó así como un Cambiemos pero sin el Pro y su característico canibalismo endogámico.

Una ensalada. CC de Carrió, Prat Gay y Bullrich, una UCR “liderada” por el hijo de Alfonsín, el GEN de Margarita Stolbizer y el Partido Socialista. ¿Y Macri? | Imagen de borderperiodismo.com

Fue así como un gobierno K proveniente de una reciente victoria, golpeado por el revés de la 125 y una elección de medio término desfavorable parecía tener sus días contados, sobre todo con la muerte de su principal referente Nestor Kirchner; de ahí que aparezcan los libros que mencioné. ¿Cómo imaginan que salió la elección presidencial posterior (2011)? Todo indicaría que sería una sonante derrota para CFK. 

 54,11% para CFK y en 2do lugar, lejos, el socialista Binner con 16,81%. El Acuerdo Cívico y Social no duraría ni 2 años. | Imagen de Wikimedia Commons.

Fue así como un gobierno K proveniente de una reciente victoria, golpeado por el revés de la 125 y una elección de medio término desfavorable parecía tener sus días contados, sobre todo con la muerte de su principal referente Nestor Kirchner; de ahí que aparezcan los libros que mencioné. ¿Cómo imaginan que salió la elección presidencial posterior (2011)? Todo indicaría que sería una sonante derrota para CFK. 

Metakirchnerismo

Tal sería la paliza electoral impuesta en 2011 por CFK que, Durán Barba, el gurú del márketing político, le recomendó a Macri no presentarse a las presidenciales y mandar a cortar boleta. Y lo bien que hizo. 

Bueno creo que ahora está de vuestro lado hilar los conceptos, la analogía de aquella elección de medio término y de nuevo salen los agoreros poskirchneristas, aunque por mi lado veo un metakirchnerismo, es decir, un “más alla”. El oráculo en buena medida infalible y sin dudas premonito, el dios mercado, evidencia que el repunte del Frente de Todos preocupa a los operadores financieros. Esto se ve claramente reflejado en una baja en los bonos y acciones nacionales. El concepto parece ser que el movimiento metaK tiene aire para llegar muy bien a las presidenciales del 2023, mientras que el conglomerado JxC marca más y mayores fracturas y las perlitas de dirigentes como Alfaro simplemente no ayudan. Mi pronóstico: no veo que Juntos por el Cambio llegue íntegro a las próximas elecciones y sí, el Frente de Todos tendría nafta para ganar, la pregunta sería quiénes van a ser las figuras centrales.

Todos Juntos 

Ya que promulgamos el universo metaK, vamos a intentar lo mismo por JxC, una oposición metaM. Fantaseemos con políticas de estado, no de gobierno. Algo así como lo que hizo China, una planificación a 50 años diseñada por Mao Tse Tun mediante la Revolución Culutral, con objetivos concretos y visibles y solo posible con un congreso de 3 mil diputados bajo el mismo partido. Dejemos de lado aquellos viejos tangos y folklores de la boleta cortada en el sobre babeado. Pero no mediante un proceso violento como una revolución, sino con una reforma, La Reforma Cultural. Como primera medida, los metaK del Frente de Todos y los metaM pueden concederse mutuamente una amnistía, un perdón hacia la ingente fuga de capitales M y el valijerío K. Separemos el poder como los países civilizados, tiene que existir un jefe de estado y por otro lado un jefe de gobierno. Nombremos a Cristina Jefa de Estado, Reina de Argentina, un rol prácticamente si poderes ejecutivos ya que su función sea en el sentido práctico es solo existir, dar una certeza, una estabilidad. Que ella sea la presidenta vitalicia del Senado y que su función en términos reales no supere por mucho la conducción de aquella cámara y consecuentemente el reto a los señores senadores que hablen de más. Desdoblemos la jefatura de gobierno, Macri presidente en conjunto con un poderoso jefe de Gabinete como Manzur. Soñemos más aún, qué pasaría si ponemos un Milei de Ministro de Economía, un Gomez Centurión Ministro de Defensa, un Randazzo de Ministro de Interior y Transporte, un Abel Posse de Canciller y así. Todos bajo la sombra de un poderoso congreso indomable por su homogeneidad en políticas de fondo y heterogeneidad en fuerzas políticas. Difícil, sí. Imposible… (?)

Arturo Antonini

Analista político-financiero, promotor cultural y productor audiovisual.