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La cultura del icardismo y su tragedia

Entendiendo...

La caída de audiencia del tinellismo abrió un vacío de poder, mejor dicho un “vacío de vacío”. Ni la luz puede escapar a las fuerzas de la pulsión del argentino por contenido basura, puterío y morbo; un verdadero agujero negro “interestelar”. Ya no es la performance de nuestras estrellas lo que interesa, ahora el eje es su vida personal y su exposición lo que los eleva al pedestal mediático. Entonces, ¿estos asuntos ameritan este nivel de atención pública? ¿Cuáles son los valores representados en esta épica de la indiscreción? ¿Estos valores son loables o al menos vigentes? ¿Realmente estamos entendiendo las implicancias de los nuevos modelos culturales?

Una fiebre mediática. Unos supuestos chats del jugador del PSG coqueteando con la actriz China Suarez son el motivo del escándalo. Wanda Nara, esposa de Icardi no dejó pasar el incidente y sentenció: "De mi matrimonio me encargo yo, de las putas la vida". Idas y vueltas parece que la pareja finalmente está herida de muerte | Imagen de viapais.com.ar


Un verdadero polígono sentimental entre llamativas personalidades argentinas, un verdadero nodo de antecedentes y situaciones supuestamente íntimas. Algo que remarcar es la complejidad dialéctica de cada postura. Por un lado Icardi, el traidor serial, roba a esta Helena de Troya a su colega, la sociedad “lo deja pasar”, pero no es suficiente. Él necesita un nuevo y más brillante trofeo. Mientras tanto, Helena -Wanda Nara-, se rasga las vestiduras por un tradicionalismo monogámico heteronormativo, un tanto contradictorio por lo mencionado anteriormente y por sus hazañas que la llevaron al ojo público gracias a la Mano de Dios. Hablando de dioses, Afrodita, la patrona de la pasiones bajas, fielmente encarnada por la China Suarez, cuan Sísifo, atrapada en la tragedia del eterno retorno de desear a quién no puede públicamente desearla. Tal como en la Ilíada de Homero, ¿estos duelos en el plano mediático sobrevivirán a nuestra civilización y a nuestra cultura? ¿Serán inmortalizados las prosas en formas de historias de instagram, tweets, comunicados de prensa y otros medios? 


A Brave New World

Difícilmente. Nuestra legado ahora se dibuja en la arena. Así como los escándalos, la naturaleza de nuestra palabra adquiere una supuesta masividad, pero a costo de una caducidad creciente; algo evidente si analizamos los formatos de redes sociales mencionados cada vez más efímeros. Sin ir más lejos, en nuestra mensajería personal se encuentran inmortalizadas declaraciones de amor, de odio, de deseo… Sí, técnicamente inmortalizadas pero dilapidadas en infinidad de mensajes triviales.

ffasfasdasdasdasdUn Mundo Feliz* de Aldous Huxley, una novela de ciencia ficción escrita en 1932, ya nos advierte del fenómeno de la idiotización cultural. Una población absolutamente alienada, aunque no mediante la censura o manipulación de la información, sino más bien lo contrario | Imagen de @janismalicious (Pinterest)

La masividad de información y la banalidad del tratamiento de la misma contribuye a que pocas voces sean realmente escuchadas; logicamente las que conllevan menor esfuerzo de interpretación e interpelación son las predilectas. Sumado a esto se barniza el contenido con amarillismo, morbo y un poco de absurdo que es lo que justamente trivializa y por tanto alivia la digestión del contenido. Voilá, tenemos un disparo directo a nuestro aparato nervioso reptil donde se generan las reacciones más autómatas y primitivas. 

Lo que menciono no les sonará nuevo ni extraño, son procesos que en mayor o menor medida se instauran en cada sistema social, justamente para amansar y hacer maleable a la masa. “Pan y circo” es una formulación que proviene de la época del Imperio Romano. Lo que cambian son los valores. 


Virulento

El circo romano es el espectáculo que distrae a la población de los asuntos públicos mediante entretenimiento violento, una fórmula que perdura en nuestros tiempos aunque debió ser reformada en una suerte de tributo a la doctrina de la "no violencia”. Sí, hoy “no dá” que dos tipos se maten literalmente en una arena, pero la violencia muta y es pan de cada día aniquilar moralmente al otro frente a las cámaras; o mejor dicho, muerto el tinellismo, las redes sociales son el nuevo ring. Los contendientes en vez de escudos y espadas, se hacen de una especie de lenguaje que pareciese haber salido de la antigua comunicación visual naval. Se izan banderas, señales de luz o humo, son los estados, las historias, seguir, dejar de seguir, postear, likear, etc. ¿Les suena? “Tal me dejó de seguir”, “tal le puso like a tal”, “tal me mira las historias”, etc. Se elaboran complejas narrativas  en base a cuestiones que pueden llegar a ser un simple dedazo. Puede asombrar un poco la certeza en la que se construyen relatos y sentencias en base a un “doble tap” en Instagram. La cuarentena fue el caldo de cultivo perfecto para profundizar estas conductas, el aislamiento fue y es un impulsor para reemplazar el trato humano por una construcción virtual, la metarealidad, ¿les suena?

Un ingrediente fundamental de esta receta es el miedo, la ansiedad y la depresión como trending, una moda. El combustible del Wandagate es una performance pero ya inmersa en la vida privada. Por lo visto, los protagonistas de esta saga no se comunican directamente entre sí, nadie levanta el teléfono confronta. Cada quien ejecuta una serie de señales ante un público masivo. El no confrontar directamente, no reunirse, no dialogar, ni siquiera un MD o MP , es un reflejo de como nos estamos acostumbrando a tratar al prójimo. A su vez, desde esta burbuja se alimentan conflictos ajenos, se viralizan y esto no se circunscribe solo a la vida de las celebridades.

Claro está, nos es más “seguro” y “entretenido” convertirnos en un virus que emite señales, las interpreta, las comparte, justamente las viraliza; todo digitalmente, sí, ceros y unos que van y vienen. Somos virus que en vez de reproducir ADN, compartimos unidades de genética cultural, los llamados memes. Y no me refiero solo a la típica gráfica viral humorística de internet, sino a su sentido científico postulado por Richard Dawkins en 1976 en su libro El Gen Egoísta

Meme en el sentido original del concepto se trata de una unidad de información cultural que se transmite socialmente y, al igual que los genes biológicos, su significado se reinterpreta y muta*.

Si señoras y señores, tenemos un problema cultural, una enfermedad genética. Esto amerita una cura, una vacuna; inmunizar al rebaño, llevar a cabo una reforma cultural. Si bien al principio vimos emocionados la explosión de conectividad de la década 00´, un complejo autosuficiente que nos permite tener acceso, consumir y compartir cultura de todo el mundo, el tema es el resultado. Lejos de diversificar las identidades culturales, las amasó. El sistema “eleaboró” un pan y un circo marrón. De niños todos debemos haber pasado por la etapa de experimentar con plastilina y todos descubrimos que la mezcla de todos los colores cancela su diversisdad. Por las dudas, no estoy hablando de genética, nada que ver con el tradicional racismo.  Me refiero a la aniquilación étnica -y ética-, el genocidio cultural. 

Recientemente el creador de Facebook lanzó Meta, una hipotética nueva red donde se rompe la cuarta pared y nuestra identidad física se funde digitalemente en algo así como una gran olla donde la cultura se cocina, se sirve y se cobra. . 

Más allá de la teoría subyacente, en otros genocidios a lo largo de la historia fueron necesarios agentes que de hecho lo lleven a cabo ejecutivamente, siendo las fuerzas armadas o milicias (ojo) el músculo ideal para llevarlo a cabo. Ahora los carceleros de Auswitch somos nosotros, los agentes culturales, influencers, celebridades, comunicadores y sobre todo los consumidores. Sí, todos tenemos responsabilidad en este cataclismo. Compartir y comentar contenido que nos amansa o sentenciar sobre un tema o vida por solo ver una imagen, un título o 140 caracteres. Éstas son las nuevas formas de violencia. Violencia cultural que no es ni debe ser ilegal ni mucho menos censurada, pero creo que podemos asumir nuestra condición humana y comportarnos como algo más que un virus, algo más que un ente suborgánico, algo más que un parásito que devasta seres vivos en su afán de reproducción indiscriminada. 


Reforma Cultural

No intento promover aquí un movimiento anti redes, ni anti nada, sino una reforma... La Reforma Cultural. La idea aquí es hacer un consumo de redes que será más o menos intensivo, pero que al final nutra nuestra individualidad cognitiva. Individualidad que hoy se convierte en un bien escaso y por lo tanto invaluable. Individualidad que debe ser custodiada y alimentada para no ser amasado en esta pulsión social de ser como todos, de ser un todo y a la vez ser nada. Sí, la fundición de conciencias no es un invento de Zuckerberg, las religiones ancestrales la ponen por meta en lo que se llama el Reino de los Cielos, Nirvana, Paraíso o desde una esfera más secular, un Nuevo Orden Mundial... Un Mundo Feliz. 

Esto no es un manifiesto libertario** ni mucho menos. Creo que el verdadero llamado es a ser uno, a que todos seamos uno. No se trata de un "salvense quien pueda". Es absurdo creer que sin que siendo un buen gladiador, se podrá llegar a ser el emperador algún un dia. Tampoco hay tiempo ni recursos para flotar en la neutralidad, tenemos que tirar para el mismo lado, cada uno como uno mismo; desde su individualidad pero como una colectividad. ¿Y cúal es ese lado? ¿cómo se lo señala?

Luego de casi 9 mil caracteres, si su lectura e intriga lo trajo hasta aquí y el Wandagate ya le genera un verdadero rechazo, vamos por muy buen camino. Desde lo profundo de esta tumba moral, vemos un haz de luz. Así como se agotó el paradigma tinellista luego de décadas de hegemonía, la fortaleza del icardismo, elculto a lo vacuo y efímero, es justamente su debilidad. El síntoma, leer los comentarios en diversos portales sobre la separación "definitiva" entre Wanda e Icardi. Cansó.


*En las imágenes están las versiones gratiuitas en pdf de las obras citadas.

**Antes de las elecciones espero publicar un artículo sobre Milei y los libertarios.

Arturo Antonini

Analista político-financiero, promotor cultural y productor audiovisual.