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El bullying

ENTENDIENDO...

Gerónimo Helguera, ex alumno del Colegio Boisdron, supuestamente víctima de hostigamiento y acoso por parte de otro estudiante, buscó venganza y una completa inocente pagó el precio siendo la víctima fatal de aquel ataque. Así la tragedia azotó a Yerba Buena y parte de la responsabilidad pincha de nuevo la burbuja neo-medieval propia de las instituciones de FASTA.

Gerónimo Helguera disparó un arma de fuego y un proyectil impacto en la cabeza de una empleada de limpieza del lugar, quien murió internada al poco tiempo. El objetivo de este atentado era en realidad es un ex alumno del colegio Boisdron que supuestamente lo hostigaba.


Lejos de hacer una morbosa crónica de lo acontecido, —que aún no se aclara del todo— vamos a analizar qué significa bullying, esta palabra foránea y sofisticada que le da nombre a una verdadera pandemia cultural, y por qué no, darle nombre propio en nuestro idioma. Por otro lado, vamos deducir si el escenario donde Helguera supuestamente sufrió los ataques  pudieron serlo. ¿Podría haber alguna responsabilidad al menos moral por parte del Boisdrón y la matriz educativa FASTA?

El si del no

En mi adolescencia, allá a principios de la década del 00´, no había una palabra que definiese la práctica. Ni siquiera un concepto. Si no fuese por la limitación lingüística del aparato cultural anglosajón que siempre busca crear un neologismo para cada práctica o hábito nuevo (bullyng, ghosting, footing, etc), no estaríamos identificando el problema. Tenemos que partir desde la importancia del lenguaje y las instituciones que los enseñan y transmiten: justamente las educativas y los medios de comunicación masivos. Sin caer en el adoctrinamiento de los postulados del postmodernismo, soy un firme creyente de que el lenguaje condiciona al pensamiento y no viceversa. Si no existe una palabra y por tanto un concepto para expresar un sentir, ¿cómo comunicarlo, cómo pedir ayuda y cómo solucionarlo?

Me animo a afirmar categóricamente que la lengua española es prácticamente infinita y poseemos una riqueza semántica y sintáctica difícilmente equiparable a otros idiomas. ¿A qué quiero llegar con esto? Me parece llamativo que la comunidad educativa y la academia psicopedagógica no pueda aislar y darle nombre a este problema en nuestro idioma. Si no partimos desde ahí, difícilmente vamos a apropiarnos de la problemática y mucho menos tratarla y solucionarla. De lo contrario parece que el bullying se trata de algo foráneo, sofisticado y si… millenial. 

Le pongamos nombre. Si, se podría usar “acoso” como nombre, pero este concepto no parecería ser el candidato ideal porque está equiparado a una problemática que puede ser complementaria pero no definitoria. Cuando escuchamos o pensamos en acoso, le damos un tinte sexual. Si, el bullying puede tener un contenido sexual, pero no es característico. Como dijimos antes, la lengua castellana es muy rica y no podemos caer en una pereza intelectual para definir y tratar un problema en la lengua propia.

Esta es una célebre novela de ciencia ficción donde se describe una sociedad distópica donde el gobierno altera o elimina las palabras a fin de controlar a la población. Fuente: www.planetadelibros.com.ar/


Existe también una pandemia lingüística del “no” o el “anti” como definición. De nuevo la falopa postmodernista de caracterizar por exclusiones, algo así como una auto discriminación. Ateo, apolítico, antiperonista, etc. Capañas a favor de la “no violencia”, el “ni una menos”, los “antiaborto”, etc. Creo que las formulaciones son elocuentes por sí mismas. ¿Qué apoyas? “Estoy a favor de la no violencia”. En vez de ser el “sí del no”, “el anti del anti”, me inclino a definir un concepto en positivo. “No violencia” es paz.

Lamento el tedio de todas estas aclaraciones previas, pero las creo necesarias para despejar el camino. Para definir el bullying en nuestra lengua voy a utilizar una palabra de gran riqueza semántica.


Hostigamiento

Creo que este título define inequívocamente la práctica del bullying y quizá con una mayor precisión que un neologismo anglosajón con una etimología un tanto confusa. Algunas fuentes consideran que el bullying proviene de bull, toro, o de términos en holandes o alemán que probablemente refieren a un proxeneta. Como fuere, la prioridad aquí no es entenderlos a ellos sino a nosotros: hispanos, latinos, tucumanos.

Nos remitimos a las fuentes, la RAE define la acción de hostigar como “Molestar a alguien o burlarse de él insistentemente” u “hostilizar”. No hace falta grandes congresos o concilios académicos para ver lo que es evidente. Solo hace falta un diccionario y ganas de percibir, definir y solucionar el problema. 

Bully (2001) es un film inspirado en un caso verídico del 1993, donde un grupo decide matar espontaneamente a un bully (hostigador). Fuente: https://www.rogerebert.com/


Ya dijimos que no es claro caracterizarse por el “anti”, ser “pro-antibullying” evidentemente es un absurdo. Para ello si vamos a inspirarnos de la etimología germana del bullying: antiguamente boel en holandes y buole en alemán significan hermano. Sin complicarla más, mi propuesta es simple: la hermandad. 


Brotherhood

La fraternidad como valor positivo puede erradicar el problema del hostigamiento a todo nivel: escolar, laboral, social, etc. Considerar al otro como hermano incita a protegerlo más allá de toda conveniencia, por algo existe el viejo adagio “la sangre es más espesa que el agua”. No escuché ni una vez por parte de la docencia hablar de esto, de que mi compañero es como mi hermano. Prácticamente lo somos puesto que crecemos, nos formamos y nos protegemos juntos. No hablo en términos idílicos, entre compañeros y amigos es parte del juego molestarse, pero entre eso y el hostigamiento hay una distancia insana. 

Pasaron cerca de 17 años desde que me egresé del Boisdron y en mayor o menor medida me reuno y comparto con mis compañeros. Ellos ahora son profesionales, empresarios y padres de familia, lógicamente se espera que los tratos cambien con el tiempo, pero no. Hace poco fui a un asado y me llamó la atención la virulencia verbal entre ellos. No es una cuestión de hipersensibilidad millenial, tiene que haber un espacio para la gastada, pero se me ocurrió decirles que si la onda es comer maltratándose era más eficiente un menú más económico. Por suerte el mensaje tuvo efecto, pero entendí ahí que no se trata de “bardear” por diversión, sino de hacer catarsis mal canalizada por las tensiones de la vida hacia aquellos a los que se les tiene tanta confianza; al punto de estar enquistados en los mismo grupos sociales ya que en otro lado nuestro comportamiento sería inaceptable. 


Boisdron

Sí, soy el que escribió la polémica editorial del año pasado “Cómo se forma un soldado de FASTA” y necesariamente tengo que hacer una reseña sobre el caso por obvias razones. Para los que no estén al tanto pueden leer la editorial, pero recordemos la problemática; denuncias de discriminación y acoso institucional en diversas instituciones educativas de FASTA, siendo Boisdron salpicado aunque no hubieron denuncias formales. Vamos a hacer entonces una aclaración. Sí, en mi paso por la institución vi y sufrí hostigamiento entre y hacia los alumnos, cuestión relativamente común y mal abordada por la mayoría de las instituciones educativas aquí y en la china. Sí, no pasó desapercibido que desde el FASTAgate y la publicación del año pasado hubieron algunos cambios importantes: 

  1. Cambio en las autoridades del Boisdron por perfiles más “liberales”.
  2. “Jubilación” de cierto docente toquetón.
  3. Supuestamente una lucha de poder en la alta cúpula de FASTA desde una facción menos mercantilista.

Pero...

¿Hubo una matriz de acoso/bullying/hostigamiento institucional en el Colegio Boisdron? La respuesta es sí. Me consta que hubieron casos de bullying entre alumnos completamente desatendidos desde lo institucional y esto no se circunscribe solo a la época en la que era alumno. Sin ir más lejos, dos miembros de mi familia en dos ocasiones distintas tuvieron que ser transferidos de institución por situaciones de hostigamiento por parte de compañeros donde el colegio no pudo ni quiso encargarse del problema. 

En este artículo se explica al detalle la ideología y cosmovisión del Colegio Boisdron y su alineación y diferencia con su organización madre (FASTA) y sus milicias.


El móvil de estas “no intervenciones” tiene origen en la ineptitud, no en una política institucional per se, pero se la puede definir como libertaria. Los docentes no se adentran ni intervienen a menos que el episodio tenga alguna trascendencia pública, mucho menos si los que transgreden son miembros de FASTA (la milicia). Siguiendo esa estilística, recuerdo el caso de un compañero que fue patoteado por unos camaradas (yo era miliciano en esa época) por criticar FASTA de una forma bastante burda y pública. A la institución no le quedó otra que intervenir y sancionar a los agresores, pero lo curioso fue que la víctima también fue amonestada. El argumento fue que él insultó lógicamente a sus bullies. No fue casual la forma en la que la institución “manejó” el tema. El colegio sacó a relucir una especie de doctrina “dombosqueana”, y las amonestaciones fueron entregadas en la formación frente a todo el colegio, ya que, por tratarse de un episodio público, debía ser resuelto en ese mismo ámbito. Al patoteado no solo le bastó con ser víctima de violencia grupal, sino que sería castigado también por la institución públicamente. A la distancia me percato de que fue una señal política a todo aquel que cuestione a la institución madre.

En resumen, no me sorprendería para nada que Helguera, más allá de su estado de salud mental, fuera víctima de situaciones similares. Pero tampoco vamos a ir por el postulado facilista de “está loco” por eso hizo lo que hizo. Me da pie para hablar de salud mental pero lo vamos a dejar para otra columna; sin embargo... Debo señalar que el Boisdron y su política rigorista para sus caprichos y libertaria para las necesidades de los alumnos, se desentiende totalmente de casos “complicados”.  A los “loquitos” si no molestan se los deja ahí y si no pueden seguir el ritmo se van. Así de simple. 


Bowling

El concepto del bullying se visibilizó básicamente por el consumo de las típicas series y películas de secundaria estadounidenses pero en Argentina hubo un hito cultural que nos marcó a fuego:

No importó la imprecisión lingüística, el tinellismo tuvo durante décadas la hegemonía cultural y moral en el país y parecería estar siendo reemplazado por lo que llamaré “Icardismo”. 


No fueron organismos de gobierno, agrupaciones de padres ni movimientos religiosos los que visibilizaron el problema, fue una mediática en un programa de baile la que desde el “humor” supuestamente accidental puso esa palabra en la boca de los argentinos y encima mal: se refirió “bowling” el juego denominado como bolos en español.

Arturo Antonini

Analista político-financiero, promotor cultural y productor audiovisual.