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Errores, confusión y futuro incierto

ANÁLISIS DECANO

Atlético le regaló la noche de su vida al uruguayo Michael Santos tras un golazo de antología de Ruiz Rodríguez. Inentendibles cambios de De Felippe, que se muestra confundido como su equipo. El Decano está casi eliminado y se acercan tiempos de definiciones.

Los cambios y el más juego dejaron expuesto a De Felippe. No es el único responsable.





Inentendible derrota de Atlético Tucumán ante Talleres. No por ello inexplicable. El Decano estaba en ventaja con un golazo de Ramiro Ruiz Rodríguez, pero una desatención defensiva generó el empate del visitante. Los cambios de Omar De Felippe aportaron confusión y desarticularon el eje RRR - Heredia, motores de cada ataque del equipo. La noche iluminada del uruguayo Michael Santos no alcanza para justificar tantos errores y en 25 de Mayo y Chile se comienza a asimilar la casi inevitable eliminación en la Copa de la Liga Profesional.


Atlético salió desconcentrado e impreciso: el equipo no buscó presionar en campo contrario, ni dominar la pelota ni tomar la iniciativa; tampoco agruparse atrás y esperar un contraataque como en aquel pésimo primer tiempo ante River. La doble tapada de Lucchetti ante Retegui y Soñora permitió sostener el arco en cero y el Decano se puso en ventaja quizás sin haber realizado méritos para merecerlo cuando se conectaron Ruiz Rodríguez y Heredia.


El pibe nacido en Monteros marcó un gol inolvidable en 25 de Mayo y Chile, de esos que dan gusto contar con el pecho henchido que estabas ahí cuando los marcaron, que lo viste de tal tribuna y leíste antes que nadie el pase de Heredia, pero faltan hinchas en la tribuna local.


Cuatro toques le bastaron a Atlético Tucumán para ponerse en ventaja en el partido. Precisión y velocidad, contraataque ilustrado.


Mussis recibió en campo propio y abrió la pelota a la izquierda para Leo Heredia (1); el 10 controló de derecha y acomodó la pelota para el pase filtrado que ya tenía entre ceja y ceja (2); cachetada tres dedos de Heredia: desfachatada, casi displicente, indiferente, elegante, precisa, punzante, de potrero, de crack (3); Ramiro Ruiz Rodríguez estaba a unos metros de Mussis cuando inició la jugada, pero en poco segundos estaba pisando amenazante el campo de Talleres, corriendo al vacío, por delante del defensor como indica el manual para rematar de derecha tirándose al verde césped del José Fierro en el que soñaba jugar en su Monteros natal para abrir sus brazos en el festejo triunfal y llevarse la mano a la sien y saludar a algun amigo, quizás, de esos que cariñosamente lo llaman Oreja y ahora mismo se abrazan y se emocionan en sus casas y en los bares porque el Decano le gana 1 -0 a Talleres y se mete de lleno en la pelea (4).


Ramiro Ruiz Rodríguez festeja su golazo. El pibe de Monteros fue el mejor de Atlético pero fue reemplazado en el entretiempo.


Otra eléctrica corrida de Ruiz Rodríguez y una buena pared con Heredia dejaron en claro que los mejores y quizás únicos momentos de fútbol de Atlético ocurren cuando se juntan por la izquierda Oreja y Pupa. Marcos Díaz contuvo a puro reflejo un remate de Acosta que pudo ser 2-0: el Bebe, histórico 8 Decano, no encuentra su mejor versión 3.2 (años) y ya no tiene la dinámica incansable con la que supo hacer un surco por la derecha, por calles Laprida y 25 de Mayo, de Chile a Bolivia y viceversa. Sin la intensidad que supo mostrar Aliendro en ese puesto (por citar un ejemplo cercano), no logra manejar y conducir los tiempos del equipo y conectar líneas de un equipo inconexo.


Con Carrera lejos de su mejor versión, al Decano le cuesta abastecer a Lotti, que hoy lució aislado y ofuscado como solemos ver a Javier Toledo. Sin ataques por las bandas no hay centros que cabecear y sin juego asociado no hay ocasiones claras que culminar. Encima, un error y desatención entre Risso Patrón y Guillermo Ortiz le dejó la pelota a los pies a Michael Santos que encaró, se hamacó, se acomodó y definió para poner el 1-1 venciendo a Lucchetti, que no te puede salvar siempre.


No tenemos claro que ocurrió dentro de las cuatro paredes del vestuario local, pero De Felippe realizó una lectura (con el diario del lunes) errada del juego y contribuyó a empeorar la noche de sus dirigidos. El ingreso de Marcelo Ortiz por Ruiz Rodríguez, su jugador más peligroso, devino en una línea de 3/5 defensores que demanda una sinergia que sus dirigidos no han mostrado y que terminó por exponer sus falencias como nunca.


En el entretiempo fumigaron las plateas. El equipo pide limpieza profunda. Foto: Twitter @PUCAT15


Gustavo Toledo y Risso Patrón no pudieron ni supieron atacar ni defender. El primero llegó una vez al fondo y logró centrar para Heredia en su única intervención en ataque; el segundo, se limitó a centrar desde 3/4 de cancha. A sus espaldas, terreno fértil para los delanteros de Talleres a merced de una línea de tres centrales poco acostumbrados a pararse con tantos metros a sus espaldas: un pelotazo preciso y un control excelso le alcanzaron a Santos para dejar muy atrás a Guillermo Ortiz y definir de zurda para poner el 1-2 a los 11' del complemento.


Los ingresos de Aguirre (lanzador) por Acosta y Toledo (cabeceador) por Heredia dejaron a las claras el plan Decano: tirar centros al área, a lo que salga. Un mal control de Risso Patrón le permitió a Talleres recuperar y atacar directo y con campo abierto. Remate de afuera, rebote de El Laucha y otra vez la pelota en los pies de Michael Santos que madrugó a toda la defensa y reservó un lugar en el bondi para la pelota que se llevará a la casa, recuerdo de la noche que (sin intentar quitarle mérito) le regalaron tres goles en el José Fierro.


Sin ideas ni determinación, Atlético fue a buscar un descuento otra vez a puro centro, con Junior Benítez intentando sumar barullo en ofensiva. Tras uno de tantos centros, Javier Toledo le bajó la pelota a Guillermo Ortiz que marcó un verdadero golazo que será anecdótico y no resarce su pobre actuación. El Decano ni siquiera tuvo chances claras en los minutos restantes, sabiéndose no merecedor de un empate que incluso estando 2-3 parecía muy lejano. Derrota y desazón.


Michael Santos, pesadilla de la defensa de Atlético. Tres goles y pelota a la casa para el uruguayo, que hace la 'T' de 'taloco qué mal que marca el Decano'. Foto: Twitter @CATalleresdecba


La próxima parada será en Avellaneda, ante Independiente, y probablemente la mañana del domingo. Un rival también falto de fútbol, que hoy es el último clasificado con 17 puntos, muy por encima de los 12 de Atlético con 6 en juego. Entre ambos, aparecen Lanús (16), Unión (15), Defensa Justicia y Huracán (también con 12 unidades). Terminar entre los cuatro primeros parece casi imposible a esta altura para los de De Felippe.


La pálida actuación del equipo y la sucesión de errores siembra un manto de dudas sobre el futuro de Atlético: cuando no se impone desde el carácter, al equipo de De Felippe le faltan fútbol e ideas. Los cambios relegaron a los jugadores más determinantes y expusieron a los puntos más flojos del equipo, especialmente en defensa. Algunas titularidades parecen insostenibles y algunos cambios aportan más confusión a un equipo confundido.


Atlético viajará a Avellaneda obligado a ir a buscar los tres puntos para llegar con chances matemáticas al partido ante Defensa y Justicia si no quiere que el semestre termine de forma prematura. Luego, llegará el tiempo para balances y decisiones de cara al futuro del Gigante del Norte.


Quedan (por lo menos) dos partidos para que De Felippe defina si su equipo intenta esperar ordenado y apostar a un contraataque o ser protagonista, tener la pelota y atacar con decisión; para que los jugadores muestren si quieren o no transpirar la Celeste y Blanca o están pensando en dejar Tucumán; para que los dirigentes asimilen que las expectativas en Atlético son siempre altas y que el superávit o las obras en San Andrés (que se aplauden, claro) no van a cabecear los centros de un equipo que juega mal y no conmueve al pueblo Decano.