Top

Biocombustibles

opinión

¿Qué tan viable es la producción de biocombustibles en Argentina sin un precio asegurado por el Estado?, se pregunta el economista tucumano Horacio Ravelli.


Los biocombustibles nacen de la biomasa y en la Argentina son dos las matrices más desarrolladas: el bioetanol, a partir de la fermentación de los azúcares contenidos en la materia orgánica de las plantas, puntualmente, caña de azúcar y maíz; y el biodiésel, extraído de la soja.

Prácticamente la totalidad de las exportaciones de biodiesel de Argentina  van a la Unión Europea y corresponden a  lo producido en la provincia de Santa Fe, por encontrarse allí las plantas de mayor tamaño: RENOVA (Glencore – Oleaginosa Moreno SA), T6 Industrial (Aceitera General Deheza y Bunge), LDC Argentina (Louis Dreyfus), COFCO, Molino Agro, etc.

Argentina ha experimentado un crecimiento exponencial en la industria del biocombustible, pasado 15 años de tener un tamaño marginal a convertirse en el primer exportador mundial de biodiesel en base de soja, y pasó de producir menos de  600.000 toneladas en el año 2006  a cerca de 3.000.000 toneladas en 2020.

En el caso del bioetanol en base a la caña de azúcar creció de producir menos de 10.000 metros cúbicos a 500.000 metros cúbicos en los años 2019 y 2020.

Esta situación se asocia a la sanción de un Régimen de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles de la ley 26.093 del año 2006. El mismo establece un corte obligatorio para los combustibles fósiles para el transporte de un 5% con bioetanol en el caso de la nafta y de 7% con biodiesel en el caso del gasoil. Este corte se ha ido incrementando desde el año 2010, cuando comenzó su vigencia.

El problema está en que los principales productores y comercializadores  son los que concentran el grueso del total de las exportaciones (17 empresas, en su mayoría del agro negocio, que a su vez representan el 40% de las exportaciones de Argentina) y así como generan la “oferta” de dólares, son también los primeros en demandar estos dólares para atesorarlos dentro o fuera del país. Lo que se denomina “fuga de capitales”. Además que la tecnificación del agro negocio ha llevado a este sector a ser cada vez más demandante de dólares de máquinas y tecnologías que el país no produce.

Las mezcladoras son YPF, Pan American Energy, Refinor (YPF, Pampa Energía; Pluspetrol), pero tienen sus contradicciones, de hecho no es lo mismo el pool del agro negocio, caracterizado por el papel determinante jugado por el capital financiero y la organización de un sistema empresarial que asume el control de la producción agropecuaria, mediante el arrendamiento de grandes extensiones de tierra, y la contratación de equipos de siembra, fumigación, cosecha y transporte, con el mercado de venta del producto en bruto (semillas y granos), que las empresas extractivistas. Objetivamente tienen intereses distintos Vaca Muerta que producir biocombustible.

La actual Ley de Biocombustibles Nº 26.093, sancionada en abril 2006 y promulgada en mayo de ese año, vence el 12 de mayo de 2021. El gobierno propone una nueva ley en la cual se cambian los porcentajes de los cortes de los combustibles fósiles con bio vigentes en la actualidad, pero especialmente propondría beneficiar o priorizar a los productores PyMe y generar cupos prioritarios para el bioetanol de caña de azúcar.  El borrador del proyecto oficialista propone llevar el actual corte de 10% de biodiésel en el diésel fósil a la mitad, 5%, y en el caso de la nafta que se corta con 12% de bioetanol, llevarlo al 10%.  


El proyecto “distribuye el 6 % del cupo, a las empresas productoras de bioetanol a base de caña de azúcar; el 2,5 % a las PyMEs, Cooperativas de PyMEs y Asociaciones de éstas, productoras de bioetanol a base de maíz y el restante 1,5 % podrá ser adquirido por las empresas mezcladoras sin restricción de cupo y precio”


Los biocombustibles no existían en 2006 en Argentina, y hoy hay más de 50 plantas productoras esparcidas en al menos 8 provincias. La Ley permitió darle un uso alternativo a la producción de caña de azúcar y ayudó a desplazar combustibles que se importaban (gasoil) cuando los precios del crudo tendieron a moverse en niveles altos.


No obstante estos beneficios, la ley vence por su propia redacción, ya que en el artículo primero expresa que el Régimen de Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles en el territorio de la Nación Argentina “tendrá una vigencia de quince (15) años a partir de su aprobación”,  pero, además, ha pasado tiempo suficiente para considerar que los objetivos no pueden ser hoy los mismos ya que el contexto de las energías para el transporte es muy distinto.


Si bien el biocombustible al ser quemado por un motor genera menos gases contaminantes, se considera que la emisión es muy menor pues libera a la atmósfera carbono que fue previamente captado por el vegetal vivo; pero, en contraposición, se consumió combustible fósil para plantarlo, cosecharlo, y convertirlo en biocombustible.


Además, si bien las emisiones generadas por los motores que usan biocombustibles son menores que los que no lo usan, en su producción  se afecta al medio ambiente por la  deforestación (soja y maíz) y los residuos (caña de azúcar).


Un análisis de la situación lleva a pensar que el biocombustible que ya producen los grandes productores, forma parte de su capacidad y será volcada al mercado de todas maneras, ya sea al interno o al externo, aunque esto dependerá de una compleja ecuación económica en la que juegan los precios relativos entre petróleo, los biocombustibles y el mercado de granos y del azúcar, más los precios sostén, subsidios, impuestos a la exportación e importación  y tipos de cambio especiales que pudiera tener cada producto.


Tal vez la cuestión principal pasa por entender si a las grandes empresas la ecuación económica les cierra sin el apoyo del Estado, en cuyo caso parecería razonable dejar de transferirles recursos del Estado, por lo que la clave sería preguntarse: ¿qué tan viable es la producción de biocombustibles en Argentina sin un precio asegurado por el Estado?

Horacio Rovelli

Tucumano, Licenciado en Economía por la Universidad de Buenos Aires. Profesor a cargo de la asignatura Política Económica de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA), y de Instituciones Monetarias e Integración Financiera Regional en la Facultad de Ciencias Económicas (UBA). Miembro de la Comisión de Economía de la Fundación Estado, Trabajo y Producción (FETyP). Vocal de la revista Realidad Económica. Fue Director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía y Finanzas de la Nación. Autor de numerosos trabajos publicados sobre los temas económicos y financieros.