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La Superliga europea y el centralismo que aniquila el fútbol del interior en Argentina

opinión

El periodista deportivo Matías Godoy Asís escribe contra la doble cara de los programas deportivos, en su mayoría porteños, que critican el nuevo torneo del Viejo Continente sacando pecho por los más “débiles”. Los beneficios del Fútbol Para Todos y la desigual batalla de principios de Siglo XXI entre la Liga Tucumana contra Torneos y Competencias y la AFA de Julio Grondona.

Con el aporte de algunos datos, decidí mostrar la hipocresía mediática nacional y unitaria que solo brega por los intereses de los "grandes", ante el surgimiento de la SuperLiga Europea, que tantas vestiduras rasga por estos lados y que levanta banderas de ricos y poderosos ante los modestos y humildes.

En el 2009, en Argentina nació el Fútbol Para Todos por una decisión del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, como una manera de democratizar el fútbol  y los suculentos ingresos de la televisión, que siempre fueron repartidos de manera desigual en beneficio de los clubes poderosos.

El modelo anterior, desde la aparición de la ya "desaparecida" Torneos y Competencias S.A.(TyC), monopolizó la pelota y el negocio exponencial de la exclusividad de los goles y las imágenes, produjo rentas exorbitantes que se dividieron discrecionalmente entre unos pocos. Inclusive produjo cambios culturales que terminaron destruyendo la competencia doméstica de las ligas del interior. Acaso las más perjudicadas desde que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) se convirtió en un poder de facto con una mirada absolutamente centralista.

Alguna vez, allá por los principios del Siglo XXI, y con una crisis generalizada en el país, nuestra Liga Tucumana se animó a plantar cara ante Torneos y Competencias en la Justicia el 11 de junio de 2001, bajo la presidencia de Miguel Atilio Costilla, cuando decidió entablar una demanda por daños y perjuicios ante la empresa que en aquellos momentos tenía los derechos de televisación de los torneos que organizaba AFA.

La Liga Tucumana entendía que por las transmisiones televisivas de los sábados y domingos se produjo una sensible baja en las recaudaciones de los torneos de la provincia. En un primer momento, la presentación se realizó ante la justicia ordinaria.

Como productora argumentó que no le correspondía esa jurisdicción, el conflicto se trasladó al fuero Federal. El reclamó fue por una indemnización de $6,6 millones (en aquellos tiempos US$), siendo el falló judicial a favor de la entidad tucumana.

Pero TyC, que ya era un producto de la fusión de Torneos y Competencias S.A. y el grupo Clarín, consiguió una medida de no innovar para no hacer frente al fallo judicial. Allí aparece la figura de Don Julio (Grondona), para interceder en el conflicto.

La AFA, a través de una nota dirigida a la Liga Tucumana, solicita a las autoridades liguistas el cese de las actividades judiciales aludidas en forma inmediata, para prevenir las sanciones que le pudiesen corresponder tanto a ellos como a la casa madre del fútbol tucumano. Si bien, dejó en claro que la acción judicial había sido promovida contra la empresa Torneos y Competencia, las consecuencias recaerían sobre esta última ya que tenía injerencia por el convenio suscrito con la empresa en la que se responsabilizaba ante esto.

Además, TyC había citado al organismo presidido por Grondona en calidad de tercero interviniente en el juicio y resulta atraída cómo institución. Y agregó que la Liga Tucumana había incumplido con sus obligaciones y, por lo tanto, debía renunciar a su afiliación. La amenaza: Desafiliación inmediata.

Los argumentos vertidos por los tucumanos eran concretos. La televisación de los partidos fue mermando el público en los estadios de la provincia, que de a poco vio cómo se fueron vaciando las tribunas que antes se mostraban llenas y fervorosas de gente. En un primer momento, solicitó la no televisación de los partidos de Primera División en los horarios en que se disputaban los  liguistas o la participación en las ganancias derivadas de las transmisiones para compensar las pérdidas que ocasionaba la falta de público.

Como TyC no prestó importancia al reclamo, se entabló una demanda por daños y perjuicios. No era la primera vez que Tucumán ponía en aprietos a la AFA de Don Julio. Años atrás había sido citado a declarar en la provincia ante la Justicia Federal por el reclamo de San Martín. Después, desde el Jardín de la República, se originó un frente de protesta del fútbol del interior que desembocó en la reestructuración de las competencias nacionales. Y ahora había desafiado al poder por el dinero de la televisación.

Cinco clubes tucumanos disputaban competencias de AFA por aquellos años: Atlético, San Martín, Ñuñorco, La Florida y Central Norte. La posibilidad de una desafiliación enfrentó a la dirigencia tucumana por la posibilidad de perder lo conseguido deportivamente.

La posición de los dos clubes más grandes de la provincia, Juan Carlos Cáceres, presidente del Santo y Carlos Hasbani, presidente del Decano, bregaban por una solución sin daños para sus instituciones. Las presiones ejercidas eran fuertes y contundentes. Hasbani supo decir: "¿Qué vamos a hacer con los chicos de las inferiores que sueñan con jugar en el fútbol grande? Van a proliferar escuelitas del tipo Milán, Inter (caso Pulga Rodríguez) que vienen a probar jugadores para llevarlos afuera. Así, nos seguiremos descapitalizando".

La puja siguió con las partes desencontradas. La AFA persistía en que los estatutos de la misma prohibían a las entidades afiliadas recurrir a la Justicia para hacer valer sus derechos. La Liga buscó apoyo de las otras entidades del interior, informando su situación.

Atlético y San Martín, para colmo de males, deambulaban en la tercera y cuarta categoría. Apremiados institucionalmente y deportivamente enfrentaban la posibilidad de una desafiliación.

El 27 de julio del 2002, los clubes del NOA por intermedio de sus respectivas ligas crearon la Federación Regional del Noroeste Argentino, que si bien no era un quiebre total con la AFA, era una forma de mostrar que iban a estar unidos para defender sus derechos. La sensación de vulnerabilidad y el sentirse discriminados en comparación a los clubes de Buenos Aires, llevó a las Ligas de Catamarca, Santiago, La Rioja, Jujuy, Salta y Tucumán a formar una nueva institución.

Entre los primeros proyectos de la Federación Regional del NOA, se encontraba la creación de un torneo más federal que reemplace al viejo Nacional B que entendían que ponía preferencia en los clubes de la gran Capital.

La falta de solidaridad y compromiso del resto de las ligas del país, inclusive de las del Buenos Aires profundo, más las presiones de AFA, llevó a una encrucijada que puso al fútbol tucumano contra la pared. Así perdió apoyo y terminó cediendo y desistiendo en su reclamo.

Lo curioso de todo esto, son los datos concretos, que produjo el Fútbol Para Todos desde su creación en el 2009 y la redistribución de los ingresos por la televisación. Veamos los campeones:

2009 - Banfield
 
2010 - Argentinos/Estudiantes

2011- Velez/Boca
 
2012 - Arsenal/Velez
 
2013 - Newell's/San Lorenzo
 
2014 - River/Racing
 
2015 - Boca
 
2016 - Lanús


Conclusión: La redistribución de los ingresos permitió a los llamados chicos equiparar en la competencia con los poderosos. Con la finalización del Fútbol Para Todos, la hegemonía volvió a los grandes y se repartieron los 3 campeonatos disputados entre Boca (2) y Racing.

Cuando hoy los azorados paladines de la comunicación salen a horrorizarse con la locura de los poderosos europeos, se olvidan de mirar hacia adentro. Tanto que en sus hegemónicos programas y contenidos 24x7 sólo hablan de 2 equipos. Cómo si el fútbol se resumiera en los "grandes".

La hipocresía reina en los medios argentinos. El centralismo aniquila al fútbol del interior y la complicidad con un modelo de negocio les impide la franqueza y hablar de la desnaturalización del fútbol argentino.