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¿El próximo será en América?

TRIBUNA ABIERTA

El licenciado Marcos Mollerach, subsecretario de Bienestar Educativo de la UNT, doctorado en Ciencias Biológicas y miembro del Programa de Investigaciones de Biodiversidad Argentina (PIDBA) , analiza la posibilidad de la propagación de futuras epidemias en América.

Mapa de Sudamérica. Imagen ilustrativa tomada de drimestime.com


Un murciélago, un intermediario, un mercado húmedo y desde allí a la pandemia, un recorrido que puede sonar cinematográfico, seguramente este virus ya había estado antes en contacto con humanos, pero no había tenido las variaciones ni el tiempo de contacto que puedan hacer que el hombre sea un receptor del mismo y donde la enfermedad que éste produce se ataque al hombre.


Nos sorprende que esta transición se de desde un animal silvestre y nos horroriza de solo pensar que en otras latitudes son utilizados como alimento. Estas costumbres son generalizadas en China, pero no tan comunes como uno imagina, por eso su elevado costo y su utilización para medicina tradicional o bien en algún tipo de celebración, de todas formas, existe. Desde la aparición del Covid19 el gobierno de ese país prohibió el consumo de fauna silvestre, esto se dio por la aparición de esta pandemia.


En nuestra región hay costumbres que no dejan de ser muy distintas a las que ocurren en otros lugares en cuanto a la costumbre de cazar y comer animales silvestres, podemos hacer una tomando los más comunes o recurrentes, pero se podrá ampliarla rápidamente: mulita, quirquincho, yacaré, corzuela, chancho del monte, guanaco, gualacate, tortuga, suri, vizcacha, oculto, tortuga, pava del monte y una lista de especies que puede seguir. Estos animales autóctonos es probable que no nos suenen tan extraños como los que existen en oriente, por el simple hecho que están aquí, en el hemisferio sur de América, pero nada cambia en que son fauna silvestre.


La pérdida de biodiversidad y de ambientes naturales es causa exclusiva del hombre, son muchas las pérdidas que sufrimos al degradar el ambiente, más allá de lo que  vemos, la biodiversidad tiene una importancia significativa para la alimentación del hombre y la agricultura en el mundo, la FAO marca que la conservación de la biodiversidad mundial es de importancia para la agricultura en el mundo, manteniendo los valores elevados de los servicios eco sistémicos, los niveles génicos se mantienen al preservar la diversidad de micro organismos e invertebrados que garantizan el éxito de los cultivos. Los avances de las fronteras agrícolas sobre los ambientes naturales causan un deterioro ambiental incalculable llegando a niveles insostenibles en cuanto al cambio climático, perdida de diversidad y destrucción de ambientes naturales encontrándonos en un punto de inflexión sobre las conductas humanas sobre el ambiente, este último se nombra como un abstracto sin detenernos a pensar que somos parte de él. 


El crecimiento de la explotación de china sobre sus ambientes naturales causa una presión muy importante sobre la flora y fauna, nos encontramos hablando de saltos de virus existentes en fauna silvestre hacia el hombre, transformándose rápidamente en epidemias, en muchos casos pueden llegar a controlarse, pero nos formulamos la pregunta si la próxima vez que ocurra lo podremos frenar. Los murciélagos, el ébola; los perros, la rabia; los monos, el sida; las gallinas, la gripe aviar.


Esto no solo pasa en oriente, la presión que sufren nuestros bosques por el crecimiento de las fronteras agrícolas, no cambia nada, solo la posición geográfica que ocupamos. En este contexto debemos evitar observar los limites como fronteras políticas, hay que mirar en un todo, debemos mirar a América, un continente con mucha biodiversidad.


Las poblaciones de animales de las mismas especies no siempre están en continuidad geográfica, se encuentran con diferencias espaciales que hacen que cada una tenga unas particularidades en cuanto a sus interacciones con el medio, esto hace que sean resistente a algunas enfermedades y sean trasportadores de las mismas sin cursar las enfermedades que transportan. Las costumbres del hombre de interactuar sobre ciertas especies animales hace que cuando se pierda en alguna región puntual por deforestación o cambio del ambiente nos encontramos con otra población de la misma especie con la cual el hombre no había tenido interacción; esta población puede llegar a trasportar algún patógeno con el cual el hombre u otros animales no habían tenido relación, o bien podemos legar a ser nosotros los trasportadores de esos patógenos, potencialmente peligrosos para otros, o albergarlos y darle un espacio propicio para una mutación.


Nos son los animales, somos nosotros los que invadimos, destruimos y sobre explotamos ecosistemas y vamos avanzando de manera indiscriminada, generando esos espacios de intercambio que antes no existían. Las consecuencias están a la vista.


Nuestro país perdió en los últimos 30 años casi 8.000.000 de hectáreas, tamaño similar a la provincia de Entre Ríos, formamos parte del desagradable ranking de los 10 países que más deforestan en el mundo. En Brasil solo en el 2019 se perdieron 976.200 hectárea de selva amazónica lo que corresponde a un 29% más que el año anterior, esta supera la marca de perdida de selva desde el año 2008 que había sido la más importante. El cambio del uso de la tierra trae de la mano un alto impacto si esto no está controlado de manera efectiva. Otro punto son los negocios inmobiliarios, este cambio del uso de la tierra genera cambios en zonas periurbanas, el impacto generado para las poblaciones locales puede ser desde escorrentía de las lluvias, aparición de plagas que vienen de la mano de enfermedades, contaminación del aire por pérdida de vegetación y muchas más.


Las pérdidas que sufre el mundo por esta pandemia son incalculables y en todo sentido, pero sin dudas las pérdidas humanas de más de 2.850.000 muertes y 131.000.000 de contagios (registrados) son las más importantes. Detrás de cada uno de estos casos hay familias que tuvieron que enfrentar las pérdidas de personas, pero esto aquí no termina, las cifras seguirán aumentando hasta conseguir una inmunidad masiva.


Y que podemos hacer para que todo esto no ocurra, hacer cumplir las leyes, cumplir las leyes, generar nuevas cuando exista una falencia, marcar cuando estas infracciones ocurren, ser ambientalmente responsables para terminar de entender que no es el ambiente algo extraño y abstracto, nosotros formamos parte de él.


Para estar prevenidos ante futuras epidemias es necesario un avance en conjunto de la sociedad científica teniendo un relevamiento integral de fauna y cada uno de los virus, bacterias, hongos, parásitos que están en relación con las especies, un mapa general, de esta forma podemos llegar a entender y trazar el origen de cada acontecimiento epidemiológico que ocurra en el futuro. Restringir las deforestaciones y ser implacables en los cambios de uso del suelo que no tengan aparejado un exhaustivo análisis de las perdidas y cambios generados, reutilizar tierras que han sido dejadas de lado por los cultivos así evitando nuevas deforestaciones, utilizando elementos tecnológicos que permitan aprovecharlas sin necesidad de seguir avanzando en la perdida de ambientes naturales.


De aquí en adelante solo surgen preguntas: ¿estaremos preparados si algún evento de estas características sucede en América?, ¿seremos capaces de dar alertas tempranas y modificar la situación?, ¿somos capaces de evitar que esto ocurra? América reúne condiciones extraordinarias para la vida de todos los organismos, es nuestra obligación preservarla y evitar que cambios generados por el hombre perturben la naturaleza, evitemos el efecto dominó que cobre millones de vidas simplemente por nuestro afán de dominar y no entender que somos parte.
 

Lic. Marcos Mollerach
Subsecretario de Bienestar Universitario
Universidad Nacional de Tucumán
PIDBA, Programa de Investigaciones de Biodiversidad Argentina
Facultad de Ciencias Naturales e IML, UNT.
 

Marcos Mollerach

Profesor Auxiliar, Catedra de Diversidad Animal III, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, UNT. Subsecretario de bienestar universitario UNT