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Balance pandémico de la docencia universitaria en el 2020

TRIBUNA ABIERTA

Esteban Mulki, Profesor Adjunto de Sistemas de Información I y II en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT, reflexiona sobre las modalidades virtuales en el marco de la pandemia. Las buenas y malas que deja para la educación superior el año que se va.

Imagen ilustrativa tomada de encuentra24..


Se termina un año más y cabe preguntarse si en este 2020 también vale hacer balances o si mejor deberíamos hacer de cuenta que el año nunca existió y chau. Aunque no me parece un plan descabellado, voy a proponer detenernos un rato para intentar rescatar lo que se pueda rescatar y también identificar cosas de las que podamos aprender algo, que al fin y al cabo son las cosas que nos llevaremos al 2021, un año que todos esperamos sea mucho mejor.

La docencia universitaria en Tucumán vivió un año sin precedentes que nos dejó mucha tela para cortar y aunque no todas las instituciones ni todas las unidades académicas experimentaron lo mismo, seguramente habrá algunos lugares comunes. Teniendo en cuenta que cada facultad es un planeta, y cada cátedra un país, nuestra pequeña república de materias asociadas a Sistemas de Información en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT el 2020 nos dejó al menos 3 buenas y 3 malas para destacar. Como indica el manual, vamos primero con las malas.

Las malas

● La infraestructura: la virtualidad es buenísima cuando te agarra con una linda computadora, una buena conexión a internet y un espacio en tu casa donde podés estar tranquilo para asistir a clases y estudiar. En un país donde la pobreza supera al 40% de su población, no podemos esperar que todos tengan este problema resuelto, especialmente en las universidades públicas. Una buena iniciativa desde nuestra facultad fue el otorgamiento de Becas de Conectividad a estudiantes, pero todos sabemos que el problema es más profundo y de base.

● La incertidumbre: que inician las clases, que no inician, que los exámenes van a ser presenciales, que van a ser virtuales, que sí, que no. La falta de un horizonte claro ha sido un escollo para alumnos, docentes y, especialmente, autoridades. Las universidades, como toda institución grande y burocrática, no se destacan por su agilidad precisamente.

● La interacción reducida entre docentes y alumnos: aunque las herramientas disponibles permiten replicar en buena manera una interacción real (incluso potenciando la misma en algunos casos) la realidad es que la inmensa mayoría de profesores y alumnos no están preparados hoy para aprovechar esas funcionalidades al máximo. La cámara se mantiene apagada siempre que se pueda, la conversación durante clases es reducida y la charla de pasillo desaparece por completo, perdiéndose buena parte de la riqueza del intercambio entre estudiantes y profesores.

Las buenas

● Sin fronteras: con la pandemia descubrimos que podemos cursar una carrera sin importar en qué lugar del mundo nos encontremos atrapados (qué paradoja, hermano). Para la numerosa cantidad de estudiantes del interior y de provincias vecinas esto fue una gran noticia. En las propuestas de posgrado, hasta ahora mayormente presenciales, se abrieron posibilidades desde y hacia distintos puntos del país ampliando la oferta disponible durante el 2020 y extendiéndose, al menos, hasta el 2021.

● La flexibilidad: el autoservicio llegó a las aulas virtuales pudiendo tomar las clases cuando quiera y al ritmo que quiera. En nuestro caso, aun cuando dictamos clases en vivo, tomamos las grabaciones de las mismas y las dejamos a disposición de los alumnos para su consumo bajo demanda. En el mundo de Netflix y Spotify convengamos que ya venía siendo hora.

● Los exámenes: esperen… ¿este ítem está del lado de las buenas? Sí, claro. ¿Cómo se evalúa cuando tenés libros, Google y WhatsApp al alcance de tu mano? La cámara encendida no es una solución real para evitar que el alumno “se copie”. La virtualidad es la mejor excusa para implementar “exámenes a libro abierto” y evaluaciones que hagan foco en la aplicación del conocimiento. Examen memorístico, fue bueno mientras duró. No sos vos, es la pandemia.

El 2021 todavía no está del todo claro. Sabemos que es muy probable que la normalidad no vuelva, al menos, hasta mitad de año pero esperamos que las vacunas habiliten cuanto antes el regreso a las aulas (ya sea total o parcialmente). Mientras tanto, encaremos este receso con la satisfacción por los logros conseguidos (que no es poco) y con el pleno convencimiento de que tenemos lecciones para aprender y que siempre hay espacio para seguir mejorando. ¡Salud!

Esteban Mulki

Lic. en Administración de Empresas. Trabaja en donde confluyen el management, la tecnología y el diseño. Prof. Asociado de las materias Sistemas de Información I y II en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNT.