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Policía de Tucumán: ¿En Democracia?

TRIBUNA ABIERTA

Una opinión de Javier Ernesto Guardia Bosñak, dirigente radical yrigoyenista.

Foto: Julio Pantoja para Clarín.


Cuando todavía resuenan los vetustos engranajes de los mecanismos institucionales y políticos que se activaron, tendientes a silenciar la trama en que se dio la muerte y desaparición de Luis Espinoza a manos de miembros de la Policía de Tucumán, la muerte de Walter Nadal - también a manos de Uniformados - nos golpea como Sociedad y como miembros de una Democracia.

Cuando hablamos de "la trama" en que se dio el asesinato de Espinoza, no lo hacemos sosteniendo que se trató de encubrir el homicidio en sí (hay Detenidos y una Investigación en marcha), sino que poco y nada se dijo o se profundizó, sobre ciertas actividades ilegales (en plena cuarentena por el Covid-19) y clandestinas (sin los permisos y controles del Estado) que se realizan en el Interior de la Provincia y en las que se moverían millonarias cifras en Apuestas, con la complicidad de la propia Comunidad; del Poder Político; del Judicial y del Policial.

Una bala policial mató de un disparo al Niño Facundo Ferreira, de tan solo 11 años de edad. La versión Oficial criminalizó al Niño (tiempo después, uno de los policías implicados, fue detenido participando de un robo y la casa de la Familia del Niño, fue baleada y su perro, asesinado), del mismo modo que la primera reacción Oficial ante el crimen de Nadal, fue informar que el hombre cargaba con un frondoso prontuario.

El policía que lo asfixió, utilizando la misma técnica que la utilizada por el policía Estadounidense que mató a George Floyd, antes de asesinarlo: ya sabía lo del prontuario? De ser así: correspondía que lo matara o que lo pusiera a disposición de la Justicia?

Demasiadas preguntas sin respuestas, para una Sociedad partida en dos; en tres y hasta en cuatro partes, cuando de discutir sobre criminalidad; marginalidad; injusticias; privilegios e impunidad, se trata, porque no todos los criminales son medidos con la misma vara y no todos los crímenes generan igual impacto en nuestra Comunidad.

Tanto tienes, tanto eres. De tanto careces, con tanto te condeno, incluso antes de que lo haga la Justicia.

Y los de un lado, diremos que la pobreza; la marginalidad; la impunidad observada entre los ricos y la ausencia de la noble igualdad, generan violencia. Y los del otro lado, dirán que la pobreza no justifica salir a robar o a matar por un celular, como le sucedió a "Valiente" Villegas y a tantos otros valientes e inocentes. Y los buenos Policías - que los hay -, qué pueden decir y a qué costo?

Algunos dirán que nuestra Policía de Tucumán es la borra de la Dictadura, mientras otros dicen - ciegamente - que con los Milicos estábamos mejor, como si todo lo descubierto; lo Juzgado y lo aún por Juzgar, no fuera suficiente para entender y aceptar que hubo un Plan sistemático para secuestrar; torturar; asesinar y desaparecer Ciudadanos y Ciudadanas, desde un Terrorismo de Estado que utilizó las armas que debían proteger al Pueblo, para someter y masacrar al mismo.

A casi cuatro décadas del retorno de la Democracia, Tucumán debió soportar levantamientos y autoacuartelamientos policiales; debió aceptar el nunca saber qué pasó con Marita Verón o Paulina Lebbos y tantas otras Mujeres violadas o tragadas por la tierra de la impunidad; debió convivir con un Malevo Ferreira y convive aún con un Legislador Radical y otros - Bussistas - reivindicando el Terrorismo de Estado.

A casi cuatro décadas del retorno de la Democracia en la República Argentina, la duda ya no es si esta Policía es la dejada por la Dictadura, sino que - tal vez - debiéramos preguntarnos si la Democracia verdaderamente llegó a la Provincia de Tucumán y, ésta, es una pregunta que solo puede responder una Sociedad comprometida con la cosa Pública; con la Política y con la dignidad del Ser Humano, sin importar raza; religión; apellido, ni billetera.

Javier Ernesto Guardia Bosñak
Dirigente Radical Yrigoyenista