Top

Certezas e interrogantes sobre el mundo que viene

Opinión

La aceleración de la revolución digital y el mayor control de los Estados sobre sus ciudadanos son solamente dos consecuencias de las muchas que trae aparejadas la irrupción del Coronavirus. ¿Estamos preparados para salir a un mundo que ya no es el mismo?. Escribe Julio Picabea (h).

La revolución digital pisó el acelerador desde la llegada de la pandemia: cada vez dependemos más de la tecnología.


La pandemía desatada por el Covid-19 representa el máximo desafío de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial. Ha puesto en jaque a gobiernos democráticos - de izquieda y derecha – y a las autocracias. Ha ocasionado el colapso de los sistemas de salud en países subdesarrollados, pero también en naciones del primer mundo. Al día de la fecha, han muerto alrededor de 95.000 personas y hay más de 1.500.000 contagiados en todo el planeta. Es imposible saber de manera exacta que pasará en los próximos meses y años, sin embargo, existen dos cuestiones que se han desencadenado a causa del coronavirus y que seguramente alterarán la dinámica de los gobiernos y las sociedades en el mundo que viene: la aceleración de la revolución digital y el mayor control de los Estados sobre sus ciudadanos.

La necesidad del confinamiento de la población mundial como la medida más eficaz en la lucha contra el Covid-19, ha propiciado cambios en la vida diaria de las personas. En ese sentido, se ha profundizado nuestra dependencia de las empresas de tecnología: los escolares utilizan Google Drive para descargar su tarea; los universitarios acuden a sus clases vía Zoom; los directivos de empresas se reunen por Hangouts; nos contactamos con nuestras familias vía Whatsapp; vemos películas y seríes en Netflix; realizamos ejercicio físico con Freeletics; y pedimos comida a través de Pedidos Ya. Si bien todas estás plataformas digitales ya existían, estamos desarrollando nuevas costumbres y conocimientos que acelerarán el proceso de digitalización mundial y modificarán nuestra relación con el entorno físico y virtual.

La otra cuestión que estamos observando, a tan sólo cuatro meses de haber comenzado la pesadilla del Covid-19, es la intensificación del control estatal sobre la población a través del uso de la tecnología. En Eslovaquia, el gobierno ha decidido rastrear los teléfonos celulares de las personas infectadas con coronavirus para controlar si cumplen con el aislamiento. En Rusia ocurre algo similar pero con un sistema de reconocimiento facial. En el caso de Singapur, se ha desarrollado una aplicación (Rastreemos Juntos) que registra la distancia entre usuarios infectados y no infectados. El caso más extremo es Moldavia, donde el gobierno ha difundido datos personales de los infectados. La pregunta que debemos hacernos, es qué pasará con estás tecnologías de vigilancia y con la información recopilada por los gobiernos una vez superada la pandemia. La certeza que tenemos es que en estos cuatro meses hemos inundado de datos a nuestros gobernantes.

El coronavirus está contribuyendo a desconsolidar la idea de “civilización única” del orden liberal. Y ello nos plantea el interrogante de cuál será el relato que se impondrá en el mundo post Covid-19: ¿Vamós camino hacia una profundización de la cooperación internacional? ¿O acaso la pandemia favorecerá el auge de movimientos nacionalistas xenófobos y antiglobalización? ¿Será China el chivo expiatorio para justificar el nuevo relato nacionalista y el fracaso de la idea global? ¿Cuál será la estrategia del gigante asiático para impulsar su idea de “comunidad de destino compartido”? ¿Cómo se afrontarán los problemás que demandan de soluciones globales, como el caso de la ecología?

Sin lugar a dudas el mundo después del coronavirus no será el mismo. La mayor vinculación de las personas con el entorno digital y el desarrollo forzado de nuevos conocimientos en la materia están acelerando el proceso de digitalización mundial (ya existían previo a la panademía países muy avanzados en esa línea, como el caso de Estonia). Por su parte, los gobiernos están siendo receptores masivos de datos ciudadanos a raíz de la implementación de controles sanitarios mediante el uso de la tecnología ¿Qué pasará con esos sistemas de vigilancia y datos ciudadanos cuando finalice la pandemía? Finalmente, el gran interrogante del mundo post Covid-19, es si se mantendrán los niveles de hiperconectividad global a los que estamos acostumbrados, o ingresaremos en una etapa de mayor aislamiento por parte de los países. Certezas e interrogantes sobre el mundo que se viene


El autor es Magister en Políticas Públicas, docente de Política Argentina en UNSTA y Presidente de Fundación Proponer.