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El futuro de la humanidad según Yuval Harari

Opinión

La propagación del Covid-19 obliga a pensar cómo se reconfigurarán las sociedades y los gobiernos frente a nuevos desafíos y amenazas: ¿estamos preparados para los cambios que exigen los nuevos tiempos?. Las respuestas del historiador israelí que se convirtió en best-seller.

Harari, el historiador israelí que reflexiona sobre el futuro.


El avance del COVID-19 en el mundo y lo desafíos que implica para gobiernos y sociedad civil, ha puesto en el centro de la escena al historiador israelí Yuval Noah Harari, quién desde hace tiempo viene planteando a través de sus obras literarias cómo -a su entender- será el futuro de la humanidad. Según el best seller, los grandes retos de este siglo serán de naturaleza global y la única manera de afrontarlos será mediante la cooperación internacional. En 21 lecciones para el siglo XXI, su última obra, el autor plantea que existen tres amenazas que son comunes a toda la humanidad y que sólo podrán enfrentarse de manera global: la ecológica, la tecnológica y la nuclear.

Para Harari, los Estados-nación no constituyen el marco adecuado ni pueden abordar por sí solos estos problemas de índole global. El camino, según el autor, se encuentra en “globalizar la política”, entendiendo por ello que “las dinámicas internas de los países den mucha más relevancia a los problemas e intereses globales”. Esto no debe pensarse como una eliminación de las identidades nacionales, sino, a contrario sensu, entender que “para poder ayudar a nuestros compatriotas hemos de cooperar con los extranjeros”. Sirva como ejemplo para esta última afirmación, la ayuda solicitada por el Gobierno Argentino a China para abordar el avance del COVID-19 en el país; o en sentido inverso, la ayuda ofrecida al Reino Unido para cooperar con los habitantes de las Islas Malvinas. Para el autor “los buenos nacionalistas tienen que ser ahora globalistas”.

En relación a la amenaza ecológica, plantea Harari que, desde nuestra existencia, los sapiens nos hemos comportado como “asesinos ecológicos en masa”. El autor afirma que el problema ambiental es una realidad que necesita un abordaje urgente: “si en los próximos 20 años no se reducen drásticamente las emisiones de dióxido de carbono, las temperaturas medias globales aumentarán más de 2°C, lo que podría provocar la ampliación de desiertos, derretimiento de los polos, aumento del nivel del mar y mayor incidencia de fenómenos meteorológicos extremos”. Cuando se trata del clima los países ya no son soberanos, sino que se encuentran a merced de acciones que otras personas efectúan en la otra punta del planeta.

Con respecto a la amenaza tecnológica, expresa el autor que la irrupción de la inteligencia artificial en la industria y los servicios, ocasionará (de hecho ya lo está haciendo) que miles de personas pierdan su empleo y podría propiciar que un sector de la sociedad se vuelva “inútil”. Además, el avance de las tecnologías de la información, si no se utiliza para empoderar a  ciudadanos en vez de a gobiernos, podría alterar nuestros sistemas políticos dando lugar a “dictaduras digitales”. Por último, afirma que los descubrimientos en bioingeniería “podrían cambiar la naturaleza misma del género humano” dando paso a vida inorgánica “modelada por el diseño inteligente”.

Finalmente, frente a la amenaza nuclear, entiende Harari que sin la existencia de un sistema de cooperación internacional sólido, no sólo no podrá haber protección global, sino que muchos países no podrán resguardarse a sí mismos de la destrucción nuclear. El autor cuestiona a los movimientos separatistas como el brexit británico por versar “sólo sobre cuestiones de economía e inmigración”, mientras que “la paz europea y la paz global se han pasado por alto”.

Cada uno de los tres problemas mencionados (el colapso ecológico, la guerra nuclear y la disrupción tecnológica) amenazan nuestra existencia. Con el fin de tomar decisiones sensatas sobre el futuro de la humanidad, como manifiesta Harari, “debemos ir mucho más alla del punto de vista nacionalista y considerar las cosas desde una perspectiva global e incluso cósmica”. La coyuntura crítica que vive acualmente el mundo por el avance del COVID-19 nos obliga a agregar a la lista de amenazas globales a las pandemias, en cuáles, como podemos observar, se vuelve un elemento trascendental la solidaridad global.

El autor es Magister en Políticas Públicas, docente de Política Argentina en UNSTA y Presidente de Fundación Proponer.