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Covid-19, el virus que cerró la grieta

Opinión

La crisis que desató la pandemia hizo posible que todo el establishment político de la Argentina se siente en una misma mesa. ¿Excepción o regla?.


La historia de la grieta ideológica en Argentina no es una cuestión nueva, sino que goza de larga data. Más precisamente ha acompañado el proceso constitutivo de nuestra nación desde sus comienzos, allá por 1810. A partir de allí, diferentes relatos se han disputado nuestro sentido existencial cómo nación: unitarios y federales, conservadores y radicales, peronistas y no peronistas, y más recientemente kirchneristas y no kirchneristas. Es que, parafraseando a Yuval Harari, los sapiens creamos relatos para cooperar y justificar nuestra existencia.

A lo largo de la historia nos ha costado encontrar puntos en común que nos permitan aunar esfuerzos y trabajar colaborativamente. Hubo algunos intentos: Urquiza y Mitre, Perón y Balbín, Duhalde y Alfonsín. Sin embargo, nos ha sido difícil sostener los acuerdos en el tiempo y orientarlos en pos del desarrollo. Pero en estos días de tanta angustia, hemos observado una foto que representa una caricia al sistema político argentino: el Presidente Alberto Fernández; el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y principal referente de la oposición, Horario Rodríguez Larreta; y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y representante del sector más radicalizado del oficialismo, Axel Kicillof; brindaron juntos una conferencia de prensa anunciando medidas en el marco del avance del COVID19 en el país. En un contexto de marcada polarización política en las democracias occidentales, donde florecen movimientos populistas (principalmente de derecha) y existe poca tolerancia con la oposición; Argentina está dando el ejemplo

El coronavirus ha cerrado la grieta en el país y tiene a todo el establishment político cooperando codo a codo como pocas veces se ha visto. En el medio de tanto temor y desesperanza, la foto de los principales líderes políticos trabajando colaborativamente es esperanzadora. Los países necesitan muchas veces de grandes coyunturas críticas para realizar transformaciones institucionales sistémicas. Esperemos que Argentina, una vez superada esta crisis sanitaria que debe concentrar todos nuestros esfuerzos, pueda aprovechar lo logrado en estos días para realizar las transformaciones estructurales que demanda el país.

A pocos meses de haber comenzado la tercera década del siglo XXI la aparición del COVID19 golpea fuerte a la humanidad. Para el asombro de muchos, Argentina está actuando con una madurez institucional inusitada. Tal vez, como expresará el politólogo Andrés Malamud en su cuenta de twitter: “En tiempos normales Argentina es un desastre; en tiempos excepcionales, un ejemplo”. Hagamos de la excepción, nuestra regla. 

El autor es Magister en Políticas Públicas, docente de Política Argentina en UNSTA y Presidente de Fundación Proponer.