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¿Rugbistas violentos o violentos rugbistas?

Opinión

El psicólogo Gonzalo Alonso analiza los sentidos que circulan en torno a la muerte de un joven a la salida de un boliche en Villa Gesell. La violencia, un fenómeno multicausal.


La lamentable muerte a golpes de un joven de 18 años a la salida de un boliche en Villa Gesell puso en foco la violencia atroz ejercida por un grupo de 11 rugbistas. A partir de este hecho puntual, el deporte en sí fue puesto en el banquillo de los acusados con voces a favor y en contra. Mientras que por un lado están aquellos que adjudican a la práctica del rugby la violencia con la cual se perpetró la golpiza, por otro lado están quienes defienden este “deporte de caballeros”.

Toda práctica deportiva competitiva supone un enfrentamiento contra un tercero por la victoria y, por lo tanto, es esperable que surjan situaciones de coacción e intimidación reguladas por el impulso que mueve al deporte, la denominada "agonística", que se define como el “sano impulso agresivo que mueve toda práctica deportiva competitiva en pos de la obtención de la victoria y consecuente derrota del rival". Toda práctica deportiva se encuentra sujeta a reglas que regulan la competición y todo acto competitivo que viole las reglas puede ser considerado una conducta violenta. Cabe destacar que el código de disciplina del deporte en cuestión es sumamente estricto ya que no se tolera la violencia fìsica ni tampoco las faltas de respeto al árbitro, al rival, a los compañeros de equipo ni entre hinchadas.

Entonces, ¿es la violencia dentro del deporte un comportamiento cuyo origen puede rastrearse desde lo social? ¿o los factores constitutivos de personalidad de los sujetos que lo practican son los que tienen que ver con las prácticas violentas en el ámbito deportivo?

Se puede definir a la agresión como la intención de provocar daño real en un marco de alteración del estado emocional del sujeto. La violencia como comportamiento deliberado que provoca o puede provocar daños físicos o psíquicos a otros seres se asocia con la agresión, aunque no necesariamente siempre se manifieste así, ya que también la violencia puede ser psíquica o emocional a través de amenazas u ofensas.

En la práctica deportiva existen innumerables elementos que entran en juego, como los factores económicos, políticos y sociales, sumados a las presiones personales de los deportistas que evitan o refuerzan las conductas violentas dentro del deporte.

Por todo esto, debemos entender que el comportamiento violento es multicausal. La violencia responde a factores intrínsecos y extrínsecos de las personas, como los son, por ejemplo, los aspectos biológicos, las condiciones socio-ambientales y los aspectos psicológicos. Lo mismo sucede con cada deporte en particular.  

Podemos pensar que existen diferentes formas de ejercer la violencia; algunas de ellas son la violencia física, la violencia verbal y la violencia psíquica. Se trata de un fenómeno muy complejo por esto, a la vista de estas acepciones, cabría preguntarse si los hechos de violencia registrados el último fin de semana se magnifican a causa de otros factores externos que no tienen relación directa con el deporte (factores políticos, ideológicos, sociales, culturales y económicos). 

Estas manifestaciones de violencia se pueden apreciar con mayor facilidad entre las disciplinas más populares, en donde se siente un desplazamiento de la sociedad hacia el deporte, causando una sobrecarga de atribuciones que antes eran desempeñadas por otras instituciones. ¿Es el deporte en sí el responsable de la conducta de un grupo de violentos o son sólo violentos que también practican deporte quienes realizan estos actos?. Responsabilizar a la práctica del rugby de ser 'fábrica de hombres violentos' es hacer a un costado la corresponsabilidad social que abarca a la familia, a la escuela y a la sociedad en su conjunto.

Es por esto que debemos pensar a la violencia como multicausal dentro del deporte, algo que va mucho más allá del deportista y pasa a ser un fenómeno social. La prevención de la violencia dentro del deporte es posible y necesaria, se debe brindar educación a los deportistas a fin de que sean capaces de manejar sus emociones tanto dentro como fuera del ámbito deportivo. Pero el abordaje quedaría trunco si no se realiza desde un enfoque hacia la comunidad toda.


El autor es Psicólogo egresado de la Universidad Nacional de Tucumán. Especialista en Psicología del Deporte por la Asociación de Psicólogos del Deporte Argentina (APDA) y Doctorando en Psicología con orientación en Neurociencias.