Top

Más allá de la Casa Sucar

OPINIÓN

Foto de tucumanenfotos.wordpress.com


Sostiene Octavio Paz que “la arquitectura es el testigo menos sobornable del paso del tiempo”. En este sentido, la historia de la Casa Sucar, su valiosa construcción en 1923, su actual frágil estado, el  persistente intento de demolición por parte de su/s propietario/s y los esfuerzos por su conservación, dan testimonio de  los valores  y disvalores que operan en la sociedad tucumana.
Por una parte, quienes promovemos su salvaguarda entendemos que es en el patrimonio urbano arquitectónico donde una ciudad define su identidad, se caracteriza, se distingue. Que es en el patrimonio donde se sustenta la memoria, pero también  es donde acontece el presente y es desde donde se proyecta el futuro. Que una ciudad armónica debe conciliar  la dialéctica entre  conservación y desarrollo. Que estos valores no sólo son culturales sino también económicos: una ciudad valiosa posee un potencial turístico que posibilita la generación de riqueza y el desarrollo local, a la vez que sostiene una apropiada dinámica urbana que le confiere vitalidad. Estos valores, indiscutidos  ya a nivel mundial, han sido sostenidos tenazmente por una parte, cada vez más numerosa, de los tucumanos, quienes han salido a la calle a defenderlos en distintas oportunidades y lo siguen haciendo, martes tras martes, en este caso bregando por la Casa Sucar.
Frente a esto, quienes sólo buscan una renta inmobiliaria han diezmado nuestra ciudad de su patrimonio arquitectónico histórico y han generado en muchos casos una arquitectura de sustitución de pobre calidad, logrando convertir a Tucumán en una ciudad anodina sin atractivos para sus visitantes y de escasa calidad ambiental para sus habitantes. Si la Casa Sucar se demuele este será el destino de uno de los pocos tramos de calidad paisajística, ambiental y arquitectónica que aún se conservan.
En el medio, el Estado Provincial y Municipal. Los funcionarios de la Provincia, tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo  han manifestado abiertamente su desinterés por el patrimonio cultural tucumano, tan ponderado en los  recientes actos del Bicentenario, negándose a expropiar la Casa para el disfrute de la comunidad. En el Municipio afortunadamente se ha abierto una posibilidad para que la Casa Sucar se convierta en un punto de inflexión en las políticas públicas en relación al desarrollo armónico de la ciudad. El Intendente ha solicitado su expropiación para realizar allí un Paseo Urbano acorde con las características de este tramo de lo que fuera el Boulevard Salta. Esta iniciativa es, en principio, apoyada por la totalidad de los Concejales, quienes se han manifestado así en todos los medios públicos. Lamentablemente, diferencias políticas entre oficialistas y oposición han puesto en duda que dicha expropiación se concrete. Una primera sesión ha resultado fallida por  ausencia de la oposición al debate. 
Es innegable que la ciudad de Tucumán merece frenar su proceso de deterioro y retomar el importante lugar que históricamente tuvo en el Noroeste Argentino. El próximo lunes se realiza una nueva sesión del HCD, donde la Casa Sucar tendrá otra oportunidad, pero sobre todo donde se visibilizará qué valores poseen y defienden nuestros funcionarios y qué ciudad promueven para las generaciones futuras.

Sostiene Octavio Paz que “la arquitectura es el testigo menos sobornable del paso del tiempo”. En este sentido, la historia de la Casa Sucar, su valiosa construcción en 1923, su actual frágil estado, el  persistente intento de demolición por parte de su/s propietario/s y los esfuerzos por su conservación, dan testimonio de  los valores  y disvalores que operan en la sociedad tucumana.

Por una parte, quienes promovemos su salvaguarda entendemos que es en el patrimonio urbano arquitectónico donde una ciudad define su identidad, se caracteriza, se distingue. Que es en el patrimonio donde se sustenta la memoria, pero también  es donde acontece el presente y es desde donde se proyecta el futuro. Que una ciudad armónica debe conciliar  la dialéctica entre  conservación y desarrollo. Que estos valores no sólo son culturales sino también económicos: una ciudad valiosa posee un potencial turístico que posibilita la generación de riqueza y el desarrollo local, a la vez que sostiene una apropiada dinámica urbana que le confiere vitalidad. Estos valores, indiscutidos  ya a nivel mundial, han sido sostenidos tenazmente por una parte, cada vez más numerosa, de los tucumanos, quienes han salido a la calle a defenderlos en distintas oportunidades y lo siguen haciendo, martes tras martes, en este caso bregando por la Casa Sucar.

Frente a esto, quienes sólo buscan una renta inmobiliaria han diezmado nuestra ciudad de su patrimonio arquitectónico histórico y han generado en muchos casos una arquitectura de sustitución de pobre calidad, logrando convertir a Tucumán en una ciudad anodina sin atractivos para sus visitantes y de escasa calidad ambiental para sus habitantes. Si la Casa Sucar se demuele este será el destino de uno de los pocos tramos de calidad paisajística, ambiental y arquitectónica que aún se conservan.

En el medio, el Estado Provincial y Municipal. Los funcionarios de la Provincia, tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo  han manifestado abiertamente su desinterés por el patrimonio cultural tucumano, tan ponderado en los  recientes actos del Bicentenario, negándose a expropiar la Casa para el disfrute de la comunidad. En el Municipio afortunadamente se ha abierto una posibilidad para que la Casa Sucar se convierta en un punto de inflexión en las políticas públicas en relación al desarrollo armónico de la ciudad. El Intendente ha solicitado su expropiación para realizar allí un Paseo Urbano acorde con las características de este tramo de lo que fuera el Boulevard Salta. Esta iniciativa es, en principio, apoyada por la totalidad de los Concejales, quienes se han manifestado así en todos los medios públicos. Lamentablemente, diferencias políticas entre oficialistas y oposición han puesto en duda que dicha expropiación se concrete. Una primera sesión ha resultado fallida por  ausencia de la oposición al debate.

Es innegable que la ciudad de Tucumán merece frenar su proceso de deterioro y retomar el importante lugar que históricamente tuvo en el Noroeste Argentino. El próximo lunes se realiza una nueva sesión del HCD, donde la Casa Sucar tendrá otra oportunidad, pero sobre todo donde se visibilizará qué valores poseen y defienden nuestros funcionarios y qué ciudad promueven para las generaciones futuras.


Mg Arq. Ana Lía Chiarello

Directora del Instituto de Historia y Patrimonio

Facultad de Arquitectura y Urbanismo

Universidad Nacional de Tucumán