"Desde chico me obsesionaba el clima": Cristofer Brito, el observador meteorológico tucumano viral
Día Meteorológico Mundial: desde Aguilares, a 90 kilómetros de la capital tucumana y a una distancia mucho mayor de cualquier centro de formación profesional en meteorología, un joven tucumano soñaba con trabajar con el clima y pronosticar los fenómenos: así lo logró.

Hoy, como cada 23 de marzo, se celebra el Día Meteorológico Mundial. Esta fecha recuerda el aquel día de 1950 en que se creó la Organización Mundial de la Meteorología (OMM) en Ginebra, Suiza. Es una entidad que pertenece a las Naciones Unidas con el objetivo de trabajar mancomunadamente en el estudio y el cuidado del clima, los ciclos del agua y la concientización de la población mundial en la importancia y preservación del medio ambiente.
“Este día es para honrar a toda la comunidad meteorológica, desde los aficionados del clima que hacen mediciones en sus campos o en sus casas, hasta los profesionales reconocidos en el ámbito”, esto nos lo dice Cristofer Brito, un tucumano que con tan solo 32 años ya ha logrado asentarse como uno de los estudiosos del clima más asertivos de nuestra provincia. Paso a paso, se está convirtiendo en la eminencia del pronóstico climático en Tucumán.
“En mi niñez amaba observar el cielo, las estrellas, las nubes, los planetas. Cuando tenía 15 años empezó mi afición por el clima, cuando mi deseo de observar se fue afianzando” recuerda Brito en conversación con eltucumano.com.
Se dice que cuando un niño o una niña demuestra interés profundo en alguna temática, el apoyo de un adulto de referencia es primordial en que ese interés se convierta en algo más profundo. Y así fue el caso de este adolescente de la ciudad de Aguilares, cuando su abuelo, Juan Armando Ferrero, director de escuela jubilado, decidió apoyarlo e incentivarlo en su interés por observar el cielo: “El me incentivó a comprarme un telescopio, me pagó los estudios en geografía, el fue quien hizo que la vela permanezca encendia”, recuerda.
Sabemos que cuando el agua cae en Tucumán durante meses como estos, la gran cantidad de precipitaciones pueden provocar inconvenientes en algunas ciudades, como anegaciones o inundaciones. Este era el caso de la familia de Cristofer, en Aguilares: “Yo vivo cerca del arroyo Barrientos, en la ciudad de Aguilares. Desde que recuerdo que vivimos inundaciones en esta zona, y a veces con desbordamientos del arroyo. Por eso yo miraba mucho las noticias para saber si iba a llover o no, desde chico. Mis meteorólogos referentes de la época eran Mineti, Jorge Cruz, Fernando Pazos… pero sentía que muchas veces todo era muy superficial y quería saber más. Así fue como empecé a averiguar para estudiar meteorología y me doy con que en el país solo se enseña en tres lugares: en la UBA, en la Universidad de la Plata, o en San Luis. Todo muy lejos de Tucumán y lejos de mis posibilidades económicas. Así que busqué la alternativa más accesible y similar, y me di con el profesorado de Geografía del Instituto de Enseñanza Superior Monteros, con duración de cuatro años”, comentó el observador meteorológico en charla con este medio.
“Ese año que empecé la carrera (2010) se dio la nevada histórica en Tucumán. Yo llevaba anotando en cuadernos las situaciones meteorológicas del día a día, cuanto llovía, las imágenes satelitales de la tele, era una obsesión la de seguir esa información de la climatología. Mientras tanto, aprendía del internet sobre meteorología sobre frentes fríos, cálidos, movimientos de masa de aire, el clima en distintas regiones del mundo. Tenía mi base por cuenta propia, era un aficionado, me faltaba lo profesional”
Así fue como Brito alcanzó su título de profesor de geografía, no sin tener que vencer algunas batallas personales: “Siempre fui muy tímido, las materias pedagógicas me costaban muchísimo, las específicas de geografía las hacía como pez en el agua. Las otras, eran un sufrimiento, pero me propuse ser el primero en exponer, ser el primero en hablar, y de a poco vencer ese miedo. Sin embargo, siempre con la idea fija de no ser un docente entre cuatro paredes cuando me reciba. Tenía el sueño de llevar mi conocimiento hacia el campo de experimentos, a espacios abiertos, a demostraciones. En tercer año de la carrera encontré a mi compañera, mi novia, con quien transité el último tramo de la carrera y que me hizo la vida y la carrera más linda”, confesó.
"Con mi novia el día que me recibí"
En el año 2018, mientras el aguilarense trabaja en Radio Universal (Concepción), se abrió un nuevo llamado al curso de Observador Meteorológico del Servicio Meteorológico Nacional con una duración de 2 años. Inmediatamente tomó este sueño, aun a pesar de que las prácticas se realizaban en el Aeropuerto Benjamín Matienzo (90 kilómetros de distancia con Aguilares). Pero el sacrificio valió la pena, ya que, a los pocos meses de haber finalizado el curso, fue convocado por el SMN a una entrevista, tras la cual comenzó a desempeñarse como Observador Meteorológico en el aeropuerto de Tucumán, en diciembre del 2019.
"Cuando me recibí de Observador Meteorológico, junto a quien fuera jefe de estación, Daniel Méndez, y la profesora Teresa Irbazabal"
Con la pandemia, el personal del SMN se convirtió en personal esencial, nunca dejó de trabajar. Tal era el caso de Brito, también: “Con una gran incertidumbre viajaba en colectivo todos esos meses, era horrible, pero no fue nada comparado con lo que viví en octubre del 2020, cuando después de un mes de enfermedad, mi novia falleció. Pasó todo cuando los contagios estaban explotando, no pudimos velarla, no pudimos abrazarnos, nada. Me dieron diez días en el trabajo, y volví intentando no deprimirme más, fueron épocas horribles de las que me costó mucho salir pero que poco a poco seguí trabajando”, se sinceró el tucumano con esta entrevista.
Desde agosto del 2021, Brito es encargado de la prensa del SMN en nuestra provincia. Tiene la misión de contactar a los medios de prensa para informar cuando haya algún evento importante relacionado al clima, como el que se espera para este domingo, con un importante descenso de la temperatura. Por ello, sus publicaciones en X (ExTwitter), en Facebook o Instagram, rápidamente se viralizan y se replican en distintos medios locales.
Desde el 2022, Brito también es encargado de la oficina meteorológica del aeropuerto, un cargo importantísimo y que ocupa con una gran responsabilidad: “Además de este trabajo en la oficina y de la prensa, en el 2023 empezamos con un ciclo de charlas, a veces de forma personal en las escuelas. Yo voy de manera personal a hablar del clima. Es una pasión que hay que despertar, y que se hace por amor a la ciencia. Quiero seguir colaborando con la sociedad, seguir haciendo lo que se hacer, ayudar a la gente a comprender la meteorología. Se avanzó mucho en estos años, se derribaron mitos como saber que el terremoto no tiene que ver con el calor, que el garrotillo no existe en el léxico meteorológico. Cuando dicen garrotillo, la gota fría, es lluvia, si está congelada es nieve. En España si existe es un granizo duro que te pega, chiquito. Acá en Argentina le decimos graupel, pero no acá en Tucumán. El famoso “refusilo” no es otra cosa que un relámpago. La gente de esta generación poco a poco va conociendo más términos y léxicos de la meteorología”.
Cristofer acompañando a los estudiantes de la escuela Marco Avellaneda (Santa Ana) en su proyecto de Calefón Solar.
Pronosticar en una zona sin inversión en meteorología
La realidad es que esta profesión no está exenta de “haters” en las redes sociales. Y es que pareciera que existen personas que detestan que el clima no se refleje a lo que se anticipó en los noticieros. Por eso, el aguilarense nos explicó cómo se explica y cómo se afronta cuando la realidad no se refleja lo que se previó: “La atmosfera es difícil de comprender porque no la conocemos completamente. Para tener un pronóstico 100% exacto de tu ciudad, tenés que conocerla parado desde donde estás vos, y pensar en 12 a 13 kilómetros más de altura. Las masas de aire son distintas, los vientos son distintos, todo se mueve a todos lados… un pronóstico nunca llega a ser 100% confiable, el margen de acierto es 70% o 80%. Las lluvias o tormentas aisladas dicen que hay chances de que en algún punto de la zona es posible que haya lluvias, por ejemplo, en Tucumán, aunque es chico, hay mucha viabilidad de relieve, montañas, valles… Si vos pronosticás lluvia, a la persona que le llueve va a decir que le acertamos desde el pronóstico, pero en una ciudad ubicada en 20 kilómetros ya no llueve, la gente creerá que no le pegó el SMN. Pensemos en cuando una persona necesita un diagnóstico de salud, el médico le pedirá ecografías, radiografías, análisis de sangre… para que el pronóstico sea exacto necesitamos comprender la atmosfera en toda su extensión. Necesitamos medirla, procesarla, están los termómetros, los globos sondas, pero en el NOA solo hay observación de superficie, no hay mayor inversión. En Tucumán, Catamarca, Santiago del estero, salta Jujuy, se brinda información, pero hay un gran vacío. Acá no hay globos sondas, algo fundamental para ser precisos. Pensemos que cada cajita con un globo cuesta más de 100 USD imaginensé en EEUU que largan estos globos 4 por día”
Y es que la pasión por comprender el clima es algo que no es muy popular en nuestro país. “Falta más gente que quiera conocer del clima, estudiarlo, apasionarse. Esto no se hace por dinero, somos bastante mal pagos, quizás por eso no es una tendencia de nadie. Pero todo aficionado, estudioso u observador climático, debe saber que nos ayuda muchísimo con sus datos para la elaboración de nuestros informes. Su ayuda es importantísima para el SMN con los recortes que tuvimos. Esto es amor a la ciencia y planeo seguir haciéndolo por siempre” finalizó Cristofer Brito.
Las redes del observador meteorológico tucumano y profesor de geografía, están siempre abiertas y dispuestas a brindar información relevante relacionadas al cambio climático. En días como estos, es importante pensar en la importancia de estudiar el clima ya sea de forma educativa (en las escuelas), de manera aficionada, o como profesional. El cambio climático es un fenómeno real que puede ser observado mediante mediciones científicas, y que constituye además una herramienta para concientizar sobre el aporte o el daño que hacemos como seres humanos a nuestro propio ambiente.