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"La calle era un espacio ganado": un viaje emotivo y reflexivo a la vida en un barrio tucumano

Barrio Viajantes

En un teatro copado por jubilados con acceso gratuito, Pedro Noli invita a recordar el pasado y sus resonancias en nuestro presente en su obra Barrio Viajantes: “Es un reencuentro con la emotividad de mucha gente mirando hacia atrás”.

Pedro Noli en acción en Barrio Viajantes





Como quien vuelve a ese lugar donde aprendió a amar la vida. A los tiempos en que uno conocía los nombres de cada uno de sus vecinos, algunas de sus mayores alegrías, de sus tristezas, y también a quién le presumía. A la edad dorada en que los carteles de las calles trazaban el fixture de los desafíos futbolísticos de cada fin de semana en el descampado. Cuando se merendaba en cualquier casa donde te encontrara el juego y las navidades se celebraban a cielo abierto en largas mesas compartidas. Cuando se esperaba con los dedos alertas en la cassettera para grabar las canciones de la radio y los lentos todavía gozaban de muy buena salud y aún mejor fama entre los espíritus predispuestos a la disolución de las distancias. Antes de tanta pantalla, tanta red que desconecta, tanta pose y tanta careta; un barrio trazaba el mapa de un universo humano, una red de afectos y un horizonte de expectativas y esperanzas colectivas para la clase media argentina. Ese es el mundo perdido que Pedro Noli recupera y comparte con visceralidad emotiva en Barrio Viajantes, la obra que este sábado 22 de marzo a las 21:30 regresa al escenario del Teatro Municipal Rosita Ávila (Las Piedras 1550) como un añorado reencuentro con nuestros días más felices. 

Con la del sábado ya serán 30 las funciones en las que Pedro, valiéndose de su gran talento para contar historias y de un antiguo proyector familiar, pone en escena un relato muy íntimo y a la vez colectivo porque en la obra dirigida por María José Medina se leen las nervaduras de muchas otras historias y de muchos otros barrios tucumanos. Con cada función y gracias a la magia del teatro, la experiencia artística se transforma en una nueva experiencia comunitaria. “El guion se va construyendo mucho con lo que uno conversa después de cada función con el público; con lo que la gente comenta acerca de su barrio, de su experiencia y de su propia infancia. Entonces uno va agarrando todas esas partecitas y va agregando, haciendo ajustes, sumándole mayor precisión al relato, buscando un lenguaje que sea más claro y más representativo. El guion se va redefiniendo en base a esa charla y a ese intercambio”, comenta Pedro Noli y adelanta algunas de esas transformaciones que hablan de la obra como un organismo en constante mutación; un artefacto de sentido con vida propia: “Se han ido incorporando algunos juegos y recursos escénicos nuevos. Además, con el correr de las funciones, uno se ha ido afianzando en el escenario y es otra la seguridad con la que puede contar aquellas cosas que ha vivido”. 

“Creo que acercarse al recuerdo de lo vivido siempre actualiza el presente porque esa es una emotividad que sucede ahora. Al ser una propuesta colectiva, uno intenta contar algo de lo que muchos han vivido. Es un reencuentro con la emotividad de mucha gente mirando hacia atrás, recordando su pasado y su infancia. El mirar para atrás nos conmueve y todavía más cuando es en grupo. Hay cosas muy puntuales que la gente recuerda de su vida en un barrio: el nombre del kiosquero de la cuadra, del verdulero, los juegos en la calle… Son circunstancias que se repiten, como ese acto de golpear la puerta del vecino y que salga tu amigo para ir a jugar. Es como si estuviéramos viendo una foto donde salimos todos”, reflexiona Pedro acerca de algunas de las claves de la reconstrucción de su infancia en el Barrio Viajantes durante la década del 90. 

Emocionante y enternecedora, la obra no se vale de la nostalgia para construir un relato naif, sino que plantea una mirada que es profundamente política. Volver al barrio es desandar un camino que permite dimensionar los grandes cambios sociales, culturales y económicos de las últimas décadas. Una trayectoria donde lo personal es político y en lo político está cifrado el devenir de un destino colectivo: “Hay una imagen del barrio que para mí es muy representativa que es la comunidad vecinal formando parte de la calle, de la vida del otro… los changuitos que iban a merendar a la casa de los vecinos, sacar las mesas a la calle para navidad en una misma mesa colectiva, las rifas que hacían las cooperadoras de la iglesia… esas familias grandes que eran los barrios ya no están, el individualismo ha ganado y tu vecino ya no es parte de tu vida. Esa era una mirada colectiva de hermandad donde mucha gente se podía sentir protegido y cuidado. Hoy esos barrios han cambiado desde lo arquitectónico, los frentes de las casas están todos enrejados, hay puestos de policía y de seguridad privada en las esquinas…la calle ha dejado de ser un espacio propio y se ha vuelto ajeno. Lo que viene a proponer la obra es ver lo lindo que era tener vecinos en aquellos años cuando la calle era un espacio ganado. Ahora esa mirada colectiva quizás no tiene tanta fuerza, por eso me parece interesante pensarlo desde una visión que confronta al individualismo con esa mirada más colectiva”. 

De aquella era del neoliberalismo menemista Pedro guarda la imagen de su mamá amasando el pan de cada día para poder alimentar a su familia. Como una serpiente que se muerde la propia cola, muchas escenas comunes de esos años parecen repetirse en nuestro presente: las protestas de los trabajadores por sus salarios, de los jubilados reclamado pensiones dignas, la plata que no alcanza y la represión de las fuerzas de seguridad en las calles, como la que pudo verse en las inmediaciones del Congreso de la Nación el miércoles pasado durante la habitual marcha de los jubilados. Ante esto, habilitaron 80 entradas para que los jubilados puedan acceder a la obra sin cargo este sábado. La iniciativa fue todo un éxito y en las últimas horas ya quedaban pocas entradas gratuitas: “La mitad de la sala está destinada a los jubilados para que se acerquen y puedan disfrutar de la obra. Es algo que pudimos hacer gracias a la predisposición de la Dirección de Museos y Teatros de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y es una manera de que, en este contexto tan difícil que les toca vivir, puedan acceder a un evento artístico”. 

“El rol de nuestros abuelos, de nuestros padres y de los más viejos es fundamental en la transmisión de la memora viva porque es la transmisión de una experiencia que ellos vivieron en cuerpo y alma; una experiencia que pueden contar porque ya la han vivido y saben lo que está pasando. Principalmente, con lo que está pasando ahora en el contexto político que es una situación que parece repetirse en loop en el país. En los noventa teníamos la imagen de Norma Pla, esa mujer que agarró una bandera y llevó adelante la lucha de los jubilados. Hoy la protesta es la misma que la de aquellos años: los viejos cagándose de hambre y el Gobierno cagándolos a palos, es realmente increíble”, reflexiona. 

Cualquier que haya asistido a las funciones anteriores de Barrio Viajantes habrá podido apreciar a golpe de ojo la diversidad entre el público de la obra: adultos, jóvenes, niños y ancianos disfrutando del mismo ritual colectivo. “La obra funciona como un puente de conversación entre distintas generaciones. A muchos les ha pasado que, después de haber ido solos la primera vez, vuelven al teatro con sus hijos y aprovechan para contarles cómo han sido esos años cuando ellos eran chicos. Siento que los más grandes ven la obra con la ternura y el recuerdo de las cosas que hacían sus hijos, mientras los más chicos la ven con la sorpresa del descubrimiento de la infancia de sus padres. Hay una mirada compartida y eso es parte de la propuesta de la obra porque es una invitación a recordar”. 

En la noche de este sábado, cuando se corra otra vez el telón, Pedro volverá a abrir su corazón en un viaje compartido. Quienes quieran ser parte de la travesía todavía pueden adquirir sus entradas anticipadas a $10.000 o abonarlas esa noche en la puerta del teatro a $12.000. “Los esperamos para compartir una nueva función de Barrio Viajantes en el Rosita Ávila, un teatro que funciona de manera impecable y que tiene todo un equipo de trabajo por detrás con una dedicación increíble. Vengan a recordar, disfrutar y compartir el momento”, invita Pedro como quien anuncia el próximo destino de un bondi pronto a partir. Preparen los corazones y abróchense los cinturones que les espera una aventura colmada de recuerdos y fuertes emociones.

tes emociones.