"La vida me está dando señales": Jerónimo Cipriani revela qué pasará, qué misterios habrá y por qué puede ser su gran noche
El músico tucumano y líder de Mur Mur cumple años este viernes en Magic Music Box y lo celebra con un bacanal de melodías pop rasgadas por el rock. Cómo quemó el manual del miedo y por qué hay que ir a escucharlo. VIDEO

Jerónimo Cipriani. Foto: Mariano San.
Jerónimo Cipriani saca una botella de cerveza artesanal de la bicicleta en la que se mueve y sugiere la entrevista en la puerta de Storni, el solar ubicado frente a la Casa Histórica donde todos los miércoles se celebra hasta la madrugada el bacanal en Tucumán. A Jerónimo no le gusta el sabor ni la temperatura de la cerveza que acaba de manipular de espaldas al mozo, pero la toma. Así anda últimamente Jerónimo: convive con lo que no le gusta, pero tampoco lo altera.
“Estoy contento porque con mi banda actual se armó un sonido muy bueno y eso es lo que buscaba desde el primer día que hago música. Estoy encantado con eso. Es rock lo que estoy haciendo. Y también es un sonido sosegado. Eso es lo que estoy haciendo”.
-Antes de entrar a tu música, ¿qué es lo que te hace bien por fuera de tus canciones? Si es que hay algo que te haga bien por fuera de la música, claro.
-La amistad. En el último tiempo le presté mucha atención a la amistad y a cómo se reflejan las relaciones de una manera efectiva. Es la manera que me señala por dónde va el camino y por dónde no. Y eso es lo que entiendo por el camino del bienestar.
-Cumplís años este viernes y tocás esa noche en Magic Music Box. ¿Así lo quisiste o se dio?
-Tenía pensado festejar mi cumpleaños este año y que haya sucedido de manera causal es maravilloso. No creo en las casualidades. Celebro la vida, pero no porque lo rija el calendario. Me gusta la mística. Siento que la vida me está dando señales y está queriendo comunicarse conmigo. Está diciéndome: ‘Por aquí sí y por aquí no’. Cuando aparecen las paredes y las trabas, llegan situaciones incómodas como estar pegado a alguien por algo material. Cuando dimensionás que hay algo superior a nosotros (que puede ser Dios) es asombroso que suceda así.
-¿Qué hiciste para tu cumpleaños del año pasado y qué cambió hasta hoy?
-No recuerdo qué hice el año pasado. Sé que cambió drásticamente algo. Se resolvieron inseguridades. He sido inseguro y he habitado la baja autoestima. Todo eso lo veo ahora y me ha permitido entenderme. Siento que cambiaron las situaciones y las personas. Si alguien me cae mal, ahora me pregunto si esa persona tiene algo bueno. Todos somos defectuosos. Solemos quedarnos con lo negativo. Ahora soy más positivo. La mente trabaja en cuál es la cuestión positiva y así las cuestiones de autoestima mías se han resuelto. Así también vivo la música. Ser músico es un oficio sumamente difícil, sobre todo aquí. Todos tienen algo para que yo pueda llenarme y construir. No necesito estar enamorado de algo o de alguien para entenderlo. No encuentro diferencias ente la música y la vida. Me ayuda a estar más tranquilo y eso es un gran cambio. Veo mucho las relaciones que he construido y las que construyo ahora. Ya no hay fricciones. Sociabilizo y por eso es un gran año. Y el 2025 va a ser un súper año para Mur Mur.
-¿Quién es el Jerónimo de la misa en los mercados?
-No entiendo lo que me decís.
-¿Cómo lo cotidiano se filtra en tu obra? ¿Cómo Tucumán incide en tu música si es que incide?
-A mí me interesó siempre la tucumanidad. Hubiera estudiado sociología en otra vida. Si pudiera haber hecho un estudio sobre esta sociedad, sería muy interesante. En el primer disco y en el segundo disco está ese interés. Cuando iba a comprar verduras al Mercado del Norte, veía esa gente al mediodía, veía esas personas al mediodía, pero las imaginaba de noche. Ahora en el tercer disco hay una canción hecha que dice: “Ante mis ojos, otro edificio feo; no te desprecio porque he nacido acá”.
-A propósito de canciones, ¿Maniquí ya está? ¿La querés seguir cantando o ya no querés saber nada?
-Me harto muy fácil de las cosas, pero me puedo volver a enamorar de las cosas. De Maniquí en algún punto me cansé cuando armé la primera banda. Esa versión estaba espectacular. Pero ahora hay una versión más espectacular. Esa imagen de Maniquí no es obsoleta. Dice: ‘Si todos me vinieran a ver…’. Y sigue: ‘Si mi autoestima fuera mejor’. A esa parte la escribió Lalo, un amigo. La autoestima no tiene que formar parte de todo tu día. Pero está ahí. Y cantarla puede entrar dentro de un personaje que puedo no ser yo. El contexto musical de la canción actual sigue siendo encantador.
-¿Qué encontraste en la formación actual?
-Hay muy buena onda. Antes tenía torpeza al liderar un grupo. Sé que fui torpe. Antes, una llegada tarde a un ensayo me molestaba. Hoy lo entiendo. Yo no quiero quebrar a una persona y no quiero quebrarme yo. Si la persona llegó tarde, a esos accidentes los tomo como un juego porque si no se arma un nudo energético y no sirve. Llegué a discutir con un gran amigo y dolió. Hoy trabajo de otra manera. Mi música cambió. Si queda esa mala energía en el aire, eso se refleja en la música que hacés. Por supuesto que creo en el enojo. Hay que enojarse. Pero hay que utilizar ese enojo de una manera más inteligente y constructiva. Antes tenía miedo de que todo saliera mal. Si ahora sale mal, sinceramente me chupa un huevo. Puede pasarme a mí o a cualquiera y nadie se va a acordar de eso. Hoy siento una positividad muy extraordinaria. Soy muy controlador de mis pensamientos y de mis emociones.
-La última: ¿por qué estaría bueno ir el viernes a escucharte?
-Tengo una gran seguridad con Mur Mur. Tengo un sonido. Es un gran logro. Veo mis dos discos y no es una copia barata de cualquier cosa. Hay muy buenos músicos y personas que se pierden por querer estar en búsqueda de algo que funcione a través de la receta del otro. Hay que salir y armar tu propia receta de vida y de música. Más allá de lo técnico y del talento, la gente ve eso: ve la gracia y ve si lo que hacés está vivo. Si está vivo, está accidentado. Y si está accidentado tiene un brillo y es inigualable. Y eso es algo que no se puede copiar. Siento que se despertó algo que está bueno. Y más allá de mis amigos quiero que vaya gente que nunca me vio. Y quiero que se lleve una canción. O que no se lleve nada.