Top

"Un rincón con alma propia": la fascinante historia revelada sobre Nuestra Señora del Rosario en Monteros

patrimonio de acá

La Virgen del Rosario se arraigó fuertemente en la identidad y la idiosincrasia de los monterizos quienes decidieron levantar un templo en su honor en el año 1780. VIDEO | Por Arq. Gabriela Neme

Nuestra Señora del Rosario. Fotos: Gentileza Gabriela Neme.





Monteros, un rincón con alma propia en el sur tucumano, se encuentra profundamente marcado por la devoción a Nuestra Señora del Rosario. La historia de esta venerada imagen es, a su vez, la historia de un pueblo que ha crecido y florecido en torno a su fe, desde la llegada de Don Diego de Rojas y el capitán Juan de Espinosa en el año 1543. Juntos, forjaron los cimientos de una comunidad que reverencia sus raíces con amor y orgullo. Todo comienza con el arribo de Espinosa a estas tierras junto con la imagen de la Virgen, traída del Alto Perú y dotada de una belleza singular, la que encontró su lugar en una pequeña capilla. 

La experta Celia Terán destaca la calidad artística de esta imagen, cuyo rostro rosado, suave y sereno, ha cautivado a generaciones. Sin embargo, no fue solo su belleza la que la hizo inmortal; fue un milagro, en mayo de 1719, cuando la imagen comenzó a “sudar” en presencia de un grupo de mujeres devotas, lo que desató una ola de fervor en el pueblo. Este evento, registrado en las crónicas de la época, se integra de manera inseparable en el imaginario colectivo monterizo, narrando la profunda conexión que se establece entre lo divino y lo cotidiano.

Otro acontecimiento importante y recurrente está vinculado a la "encarnación" de la imagen, que suponía algo misterioso en el imaginario popular, cuando durante la tradicional Fiesta del Rosario, el rostro de la imagen adquiría una belleza excepcional con un dejo de timidez sin perder su señorial prestancia.

Por todos estos motivos, la Virgen del Rosario se arraigó fuertemente en la identidad y la idiosincrasia de los monterizos quienes decidieron levantar un templo en su honor en el año 1780, inserto en la ciudad nacida unos años antes, el día 28 de agosto de 1754 cuando el Gobernador de las Armas Felipe Antonio de Alurralde tomó posesión de los terrenos donde se asienta actualmente. Sin embargo, Monteros existía mucho antes de dicha fecha, como caserío o pequeño pueblo. Finalmente adquirió el rango de municipalidad el 12 de diciembre de 1867, habiendo sido desde siempre una de las localidades más destacadas y prósperas del sur tucumano por su vida cultural, educativa y comercial.

Este primer templo era de estilo colonial extremadamente rústico y fue creado por el obispo José Antonio de San Alberto, siendo su primer párroco el Dr. Diego Miguel. El paso del tiempo y los continuos temblores, fueron deteriorándolo a tal punto que tuvo que ser demolido en 1940. Fue entonces que se emprendió la construcción de un segundo edificio, en el mismo lugar que el anterior, diseñado por la Dirección Nacional de Arquitectura y a pedido expreso del entonces Gobernador Dr. Ernesto E. Padilla quien deseaba que el nuevo templo respondiera al espíritu tradicional de los monterizos. Fue realizado sobre la base del arquitecto Rafael Orlandi y su constructor fue José Di Bacco. Su construcción comenzó con gran celeridad, pero poco a poco se fue deteniendo por falta de recursos económicos hasta quedar paralizado por varios años. Hasta que la Comisión Pro Templo junto a monseñor Joaquín Gómez Montenegro, tuvieron la iniciativa de organizar Kermeses para reunir fondos que permitieron reanudar la obra hasta terminarla en el año 1962.

El resultado fue un maravilloso edificio que se distingue en el paisaje urbano de la ciudad por su esbelta torre y la grandiosa cúpula, que le dan gran preponderancia, y el uso del color en ciertos elementos. Se eligió un estilo neocolonial muy depurado con influencias románico-bizantinas evidentes en el uso de arcadas dobles en el campanario o en el friso continuo que acompañan las cornisas, el austero portal y el gran rosetón. El interior es de enorme belleza por los frescos que adornan sus muros y cupulas y se organiza en tres naves, siendo la central la que se impone se une al crucero por una gran cruz dibujada con mosaicos negros de contorno y rojos en su interior. 

Desde entonces viene funcionando como el corazón de la vida de los ciudadanos y fue restaurada en el año 2021 por iniciativa del intendente Francisco Serra. Previamente, en el año 2019, se enriqueció con la instalación de murales en sus laterales realizados por la artista monteriza Cecilia Calamandrei (que actualmente reside en Europa), componiendo el “Paseo del milagro”, en conmemoración de los 300 años del Milagro de la Virgen del Rosario (1719-2019). 

A pesar del invaluable valor de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, solamente cuenta con una distinción como Bien de Interés Religioso y Cultural Municipal, pero no tiene declaratoria como Patrimonio Cultural Provincial. La historia de Monteros, entrelazada con el templo es un testimonio de pertenencia y amor por un patrimonio que trasciende el tiempo. Desde estas letras,  urge invitar al pueblo a seguir cultivando esa fe, y a luchar por la valoración y protección de un patrimonio que es, sin duda, un tesoro invaluable para las generaciones futuras.