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"No hay rencor, solo necesito conocerla": Susana busca información sobre su origen en Santa Ana

IDENTIDAD

Susana sería hija biológica de un exdirector rural de la escuela de Los Córdoba (Santa Ana) y una maestra llamada Manuela que debería tener unos 75 años. ¿Te suena su relato?





La identidad, ese conjunto de rasgos propios de un individuo que lo definen y que le dan una historia, es (casi) un derecho adquirido por nacimiento. Sin embargo, no todo el mundo tiene un camino definido sobre su propia historia al mirar hacia atrás, un relato propio. Es el caso de Susana (Negra), Janin, quien descubrió hace 40 años que sus padres la habían adoptado.

“Mis padres me dieron todo, una excelente educación, yo los respeté mucho. Mi amada mamá que era jefa en el Correo falleció cuando yo tenía ocho años, mi papá volvió a casarse y falleció cuando yo tenía apenas 15. Fue su segunda esposa la que me confirmó las sospechas de algo que yo escuché decir a una tía después de la muerte de mi papá: ‘él y tu madre tenían un acuerdo de no hablar sobre tu adopción, de donde venías ni nada’ fue lo que me dijo, pero me confirmó que yo era adoptada. Tenía apenas 15 años así que decidí guardar todo en un cajón interno” recuerda Susana, hoy con 55 años y toda una historia personal. Historia a la cual le falta mucho.

Las cosas no son casuales, dicen algunos. Y de esa manera una “no casualidad” llegó a la vida de esta tucumana cuando decidió volcarse hacia la docencia, y tomar un cargo en la ciudad de Aguilares, bastante lejos del San Miguel de Tucumán donde se había criado. Así fue que una mañana le tocó compartir transporte público con una mujer que le dio la información que necesitaba: “Vos sos hija de mi hermano. Soy tu tía”. Así fue como Susana comenzó a visitar a su tía en Villa Hileret, quien le contó todo.

“Yo tenía asumido que mi mamá era quizás una chica muy joven, humilde, sin recursos, que me entregó por no saber qué hacer conmigo. Pero me contó esta mujer que mi papá biológico, su hermano, era director de la escuela Los Córdoba, en Santa Ana (departamento Río Chico), y que mi mamá era una maestra de ahí”. El padre de Susana, ya fallecido, es de apellido Cáceres. Y el apodo, “negrito”, el mismo apodo que cariñosamente lleva esta tucumana en sus marcas identitarias.

“Mi tía me contó que ellas supieron de mí por su hermano, pero mucho tiempo después de que me entregó. Me dijo que mi papá y mi mamá adoptivos eran amigos de mi papá biológico, que él me entregó en un pacto, pero que nunca quiso hablar de quien era mi madre, así que esa información ellas no la tenían”.

Hace un tiempo, la protagonista de esta historia se animó a visitar a una ex conserje jubilada en Santa Ana. Esta mujer, le brindó más detalles de su pasado: “Me dio el nombre Manuela del Carmen Díaz. Me dijo que ella era mi mamá, que era una maestra muy jovencita de la escuela, que tuvo un amorío con mi papá y así quedó embarazada. De hecho mi madre habría dejado de trabajar en la escuela tras el embarazo, nadie sabe qué le pasó. Mi papá era casado, sé que tengo 9 hermanos, y que después de conocerse mi existencia su matrimonio entró en crisis al punto de que se mudaron un tiempo a Mendoza. De mi mamá nadie sabe nada”.

La idea de Susana con esta difusión, es llegar quizás a personas mayores que le ayuden a dar con el paradero de Manuela, quien sería su madre: “Yo necesito saber por mí y por mis hijos. Soy maestra de religión y fui catequista. Me dedico a formar niños en espíritu, y para mí la base de todo es saber quién sos. Educar el corazón y el interior es sagrado. Yo he crecido sin eso. Siento que por ahí busco y me falta una cosita, me falta algo. Se nota en actitudes que tengo dentro del matrimonio, o con mis hijos, son cositas que faltan y que tienen que ver con las cositas de uno, hay partes de mi historia que por más que intente si no sano seguirá la herida abierta” dijo para eltucumano.

Por otro lado, esta tucumana asegura que el no conocer su historia podría ser el origen de algunos problemas de salud: “Si no cerramos puertitas, el alma no tiene descanso para irnos de esta vida. La iglesia habla mucho de la salvación del alma, de los seres humanos. Creo que cerrar esta puertita es salvarme a mí y a ella. No sé si ella como mujer habrá podido perdonarse, completarse, si yo fui un secreto en su vida, o no sé si me tendrá en la mente como yo la tengo a ella. El otro día escuchaba que a las madres y las hijas las une el cordón umbilical. Las enfermedades están centradas en ese cordón, se habla de ese segundo cerebro que es el intestino, siempre conectado en el cuerpo. Yo pensé en tantas enfermedades que surgen del no perdonarse, con no curarse. Yo toda la vida tuve gastroenteritis, no sé si ella penará con alguna enfermedad, me siento conectada con ella. Quisiera conocer la historia, aunque no esté con vida ya, para dejarla ir y cerrar. Quiero darle la tranquilidad de que no hay rencor, que la vida es así” aseguró, para brindar esta seguridad quizás a algún familiar que pueda leer su historia.

“Nunca quise buscar por el lado de los Cáceres porque siento que no deben saber nada, si mi existencia puso esa familia en crisis… pero sé que tengo una hermana igual a mí. Sin embargo, la historia que necesito cerrar es la de mi mamá”.

Si esta historia te resuena, te dejamos las redes sociales de Susana para ayudarla en su búsqueda. Además, compartimos sus imágenes de bebé y una foto actual.