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"Ser la mamá de Mauro es maravilloso": hace 24 años adoptó a un bebé con discapacidad y se hizo el milagro

ADOPCIÓN

“Un niño de la panza puede venir con alguna discapacidad y los padres los aman igual”: la emotiva e increíble historia de Verónica Costilla y Mauro, el amor que comenzó en una emisión radial en Monteros.





Encontrar el amor y que al amor nos haga sacar nuestra mejor versión es un milagro. Y es ese el milagro del que vamos a hablar hoy. En Argentina más de 2000 niños, niñas y adolescentes se encuentran en situación de adoptabilidad. Inclusive, las redes sociales y la situación de algunos de ellos ha llevado a que la urgencia difunda sus historias y situaciones personales, ya que llevan demasiado tiempo esperando por una familia.

Si bien existe la mal información todavía de que adoptar es un trámite engorroso que te puede mantener por muchísmos años en lista de espera, existen diversos colectivos que militan la adopción desde distintos puntos. Uno de ellos, el más popular de los últimos años quizás, es el colectivo “adopten niñes grandes”. Esta asociación civil informa, desmitifica e incentiva la idea de adoptar adolescentes y niños mayores de 7, 8 años.

El trabajo de difusión tan grande de este grupo de gente, compuesto mayormente por madres y padres adoptivos, ha generado que un inmenso numero de personas puedan empatizar con las historias de niños grandes, y de que tomen conciencna de que en Argentina no hay bebés en situación de adopción… la mayoría de los niños y niñas superan los cuatro años.

Pese a que la adopción de NNyA más grandes parece haber crecido (casos mediáticos como los de Lizy Tagliani o José María Muscari son un ejemplo), hay un sector importantísimo de los menores en situación de adoptabilidad que no avanza: los que tienen una discapacidad.

En las convocatorias públicas, esas que no requieren estar previamente registrado en tu provincia, la mayoría de las “ofertas” de chicos que están listos para ser ahijados y ahijadas, tienen la aclaración de que concurren a una escuela especial, o que requieren algún tipo de acompañamiento especial. Algunos, inclusive, son pequeños en situación de total dependencia de otro, como personas con parálisis, TEA, u otras condiciones.

Sin embargo, la historia de hoy que una tucumana comparte con todos, comienza con una emisión radial matutina. Con una ronda de titulares y noticias del día, en donde un comunicador monterizo decidió detenerse un segundo: “La voz de Ricardito Sharruf fue la voz de mi hijo, habló a través de él. Estaba yo en esa época de mi vida buscando sanar algunas nanas del alma a través de mi mamá, mis 13 hermanos y la catarvada de sobrinos nietos que tengo ahí en Monteros” dice Verónica Costilla para eltucumano, y en vivo para Radio Municipal Monteros 87.9 mhz. 

“Dios no deja nada librado al azar, y así fue conmigo, a través de Ricardito, que leyó un anuncio de La Gaceta que por única vez el juzgado había permitido publicar. Era sobre dos fotografías con datos de bebés con discapacidad, uno era mi hijo, con ceguera bilateral, y la otra una bebé con síndrome de down. Hacía mucho tiempo que yo hacía tratamiento por mi esterilidad, buscando ser mamá” recordó, evocando esa mañana de los años 2000 en Monteros.

El tabú y los prejuicios a la hora de adoptar continúan vivos en Argentina. Todavía existe la creencia de que la espera por una oportunidad de ahijar es de años, burocrática e imposible: “Yo vi como el escritorio de una jueza se convertía en un cambiador de pañales para mi hijo. Vi como se prepararon desde ahí conmigo, u como lucharon para que la mamá no diera el bebé en adopción, y te hablo de más de 20 años. Yo sé que el equipo de adopción de Tucumán es maravilloso, con la presidencia de Marta Nougés, quien tuvo a Mauro en tránsito. El sistema tiene sus reglas, claro. Yo adopté a mauro a los 40 años, ahora que tengo 64 quise adoptar hace un año a una nena de 9 con retraso madurativo, pero lastimosamente para el sistema soy vieja, salí con la cabeza gacha porque tengo mucha preparación, soy ténica capacitada en autismo” opinó al respecto.

Lo cierto es que animarse a ahijar a un bebé, a un niño o adolescente parece ser un desafío tabú que nadie quiere tomar, lo cual, se convertiría en una suerte de contradicción para Vero ya que las discapacidades “pueden venir en un hijo de nuestra panza, y los amamos igual”.

“Con Mauro hemos vencido muchísimas barreras, desde la educación, abrimos esta semana un centro cultural en casa y queremos recibir acá a todos los tucumanos y especialmente a los monterizos artistas. Mauro es un escritor destacado, ha vencido barreras desde la discapacidad. En esa desesperación de buscar a su persona en ese cuerpo, es un músico que toca piano, violin, guitarra, percusión, presenta el centro cultural, hace equitación, natación, pinta, arte con reciclaje. Vencer los miedos es tremendo. Dios no elige a cualquiera para estas batallas, y por eso me siento una elegida” aseguró para eltucumano.com

Cuando una sueña ser mamá, como en mi caso, solo necesitamos tener amor, y a eso lo tenemos todos. No hace falta ser rico, ni tener un buen pasar. Yo para criar a Mauro renuncié al trabajo, si bien ya tenía mi casita, hay una pensión por discapacidad que otorga el gobierno. No he tenido más entradas que esa. Hay que dedicar tiempo de calidad, dejar el teléfono al costado, dejar la tele, abocasrse a esto, ser mamá las 24 horas, ser estimuladora, ser abogada para defender sus derechos, aprender de las patologías de los niños.

Nosotros hace algunos años con Mauro eramos una familia monoparental porque su papá se fue, hace poco más de un año me permití enamorarme de nuevo y somos una familia grande otra vez” confesó en vivo.

Nadie dijo que fuera fácil pero no lo es con ningún hijo. Mauro es ciego y autista. Cuando lo recibí había un daignístico que era cegera bilateral. Era un diagnostico muy cruel pero cualquier diagnóstico puede variar con amor. Ellos vienen (los chicos adoptados) con muchas cosas por detrás muchas veces, con una historia, por eso hay que tener respeto, empatía y amor. Su único equipaje es su historia.

Yo aparezco como la alumna de mi hijo, es mi maestro de vida, es mi maestro de amor, me ha dado todo un sueño. Desde niña he visto esto, soy la segunda de 14 hermanos, he crecido criando hermanos y he crecido viendo a mi mamá con la panza y amamantando un hijo. Todas hemos sido susanitas en ese aspecto, y muchas hemos tenido el mismo sueño. Esta bien que hoy en dia hay mujeres que no quieren tener hijos, se respeta. Yo fui muy susanita y mi hijo colmó absolutamente todas mis expectativas, es maravilloso ser la mamá de Mauro, él es mi maestro de amor” dijo.

El papel de los medios de comunicación han sido fundamentales en la historia de esta familia. Primero, por el artículo impreso en La Gaceta, luego, por la difusión del mismo a través de la radio, y en tercer lugar, esperamos que replicar esta historia de amor sirva para incentivar a más tucumanos a adoptar a niños con discapacidades, muchos de ellos publicados en convocatorias de carácter público: “Siempre volví a esa radio. Cuando recibí a Mauro en el tribunal yo no lo conocí a Ricardo Sharruf, él estaba tomando un café, yo lo abracé fuerte, le dije, ‘fuiste la voz de mi hijo buscándome’, el me miraba y pensaba ‘quién es esta loca’, y así empezó la historia de nosotros como amigos. El día que recibí a mi bebé me bajé del taxi directamente en la radio y fui a saludar. No podíamos ni hablar de tanto llorar todos”.

La historia de Mauro Juliano Costilla ha trascendido muchísimas fronteras. En Mar del Plata, la ciudad que habita desde niño, ya ha agotado una edición de su primera publicación: “Una palangana llena de amor”, un libro con más de 70 historias de su autoría. Él mismo, fue declarado de interés cultural por el HCD de su ciudad y también por organismos que trabajan sobre el autismo. 

La vida de esta familia que se encontró en Tucumán, sin duda alguna deja un mensaje claro: cuando una familia se basa en el amor, en la responsabilidad y en la empatía, es posible sacar lo mejor de cada uno de nosotros.