"No sabía que eran animalitos tan grandes": el Ale Nicolau se puso a dibujar tapires y un bello libro ya habita en Tucumán
El artista tucumano sacó sus acuarelas al sol y salió Tapir en apuros (Edunt). Cómo lo hizo, qué pasó cuando los vio, por qué tienen esa nariz y mucho más en la fantástica historia de Sathiri y Sami por las yungas de Horco Molle. | Por Alfredo Aráoz

Miren esa felicidad.
“Amanece. Es una mañana luminosa y cálida. Sami y su mamá, Sathiri, salen a caminar en busca de agua. Guiñando sus ojillos de mica, los saluda el sol despeinado por el viento. Hace mucho calor. A ellas les encanta nadar, pero no hallan ni una gotita de rocío para refrescarse”.
Así comienza el nuevo y bello libro que habita en Tucumán: se llama Tapir en apuros (Edunt, 2024) y es el libro que narra la fantástica historia de una mamá tapir y su cría por las yungas tucumanas.
Así comienza y así se abren las páginas de un libro que este jueves vio la luz y que tiene en las acuarelas de Alejandro Nicolau las pinceladas acordes a los textos de Natalia Dávalos con revisión de Estela Porta para la composición total de la obra que ya está en manos de Martín Taddei, tu librero amigo de Crisóstomo y Jujuy.
“La primera vez que vi a los tapires en persona fue el año pasado, cuando fui a la reserva de Horco Molle. Era una mañana de primavera cuando los vi: una mamá y su cría habían bajado para comer. Ahí me sorprendió. Son buenitos. Son gordos. Pueden llegar a pesar hasta 300 kilos. Solamente había visto una foto en una nota, pero no sabía que eran tan grandes", se ríe esta noche el artista de visita en la redacción de eltucumano.
Ecléctico, inquieto, incansable, el Ale llegó a la casa-diario de Moreno después de tomar clases de inglés en el Instituto Rush y antes de irse esta noche a ensayar con La Banda del Río Salí (tocan con El Contubernio el sábado en La Taberna de Saturno).
Conocido por todo el mundo, el Ale es el mismo artista que anda por los bares vendiendo sus ilustraciones y sus historietas. Es el mismo que pinta sifones para la soda que se produce en Manantial Sur, y es el que una mañana recibió el llamado de Soledad Martínez Zuccardi, directora de Edunt.
“Me llamó Sole, me pasó un texto de la Nati Dávalos (con revisión de Estela) y a partir de la historia de la Nati, que labura en la Reserva de Horco Molle, yo hice un primer libro. Antes tenía que conocer a los tapires. Cuando me acerqué por primera vez a verlos, los tapires comían. Son más petisones que un caballo, pero más altos que un jabalí. Son tamaño pony pero un poco más altos. Y las patas las tienen un poco flaquitas”, describe.
“Son de la familia de los caballos y de los rinocerontes. Por eso tienen la nariz rara y el cuerpo así. Tienen dedos impares y son muy buenos nadadores. Los chicos de la Reserva me pasaron muchos datos que me sirvieron muchísimo. Pero mi dibujo no es científico. La idea es que este libro sea un libro para niños, un libro-álbum. Y para eso lo fui armando con la dirección de arte de Dani Ferullo, quien hizo la maquetación y el diseño. Entre café y café trabajamos mucho con Dani: me dio consejos muy buenos como hacer las acuarelas sin pasarle tinta. Me dio muy buenas sugerencias", agradece, pero vuelve a sus mañanas con los tapires en Horco Molle.
"Sabés que una vez vi a dos: a uno grande y a su cría. Después de comer se van a la parte más alta. No te hacen nada. El libro tiene como objetivo la concientización sobre los tapires. La idea es que sigan liberándolos y que la gente no les tenga miedo. Son animales muy importantes para el ecosistema porque son dispersores de semillas. Ellos comen del pacará y mantienen el ciclo de la naturaleza en la selva", rescata Ale, quien disfrutó del proceso del libro junto a la primera lectora de Tapir en apuros, junto a la pequeña Almendra, su hija de 9 años.
"Ha sido un desafío nuevo ilustrar este libro apuntado para los niños. Salí de mi zona de confort. Tener a Dani en la dirección de arte fue importante. Me llené de muchas cosas nuevas como ir a la Reserva, conocer a los chicos, cruzarme con otra gente. El laburo del dibujante es muy solitario, pero apuntar al libro-álbum me ha dado eso. Y al proceso en sí lo disfruté mucho. Lo fui haciendo junto a mi hija y le preguntaba: ‘¿Te gusta esto?’. Y por suerte le gustaba", vuelve a reírse El Ale que está contento con este libro que tiene en sus manos, el que cuenta una historia que adelanta un poquito.
"Es la historia de una madre y de su hija que salen a pasear por las yungas. A estos bichitos les gusta mucho el agua y se encuentran con un canal hecho por los humanos. Algo pasa ahí. Después se hacen amigos de unos niños exploradores que andaban por la reserva, después de otros animalitos y después se desarrolla la historia. Está lindo”, cuenta el dibujante que retrata a Tucumán en sus diálogos imaginarios entre gatos y lunas, entre perros y músicos, entre personas que barren todas las hojas de una ciudad y entre retratos mientras todos bailan en la fiesta Boogie.
"Estoy contento porque es un libro que se hizo íntegramente en Tucumán. Y que tiene como idea ser parte de una serie de libros sobre los animales de la yunga como el tucán, el mayuato o el pumita. Después de un primer guión técnico de la Sole Martínez Zuccardi, trabajamos un año para este proyecto en total con las chicas. Al final le sumamos mi letra como tipografía y quedó lindo”, destaca, mientras se prepara para la presentación del libro en una escuela tucumana: “Este libro fue hecho con Edunt y el Gobierno de Tucumán. Se imprimieron 1500 ejemplares, de los cuales 1000 serán distribuidos gratuitamente para las escuelas”, se enorgullece y deja un mensaje.
"Está bueno que los dibujos y los libros circulen entre los chicos. En la era de la imagen y de la falta de lectura, esto es una forma maravillosa de acercarlos a los changuitos. Yo lo viví con mi hija. Estas historias con ilustraciones, estos libros, son fundamentales para despegar a los chicos de la pantalla. Es un libro que se lee rápido y que tiene el componente de las páginas, del papel. Es palpable. Se pueden pasar las hojas. Es distinto a una pantalla. Y por eso estoy agradecido. Agradezco hacer las cosas que te gustan y en tu provincia. Está bueno que sucedan. Y está bueno ser parte de que sucedan".