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"Puede pestañear, pero no moverse": Ángel Paganelli, el primer fotógrafo de Tucumán

ARCHIVO

Los registros más importantes de la segunda mitad del siglo XIX los tomó un italiano. Su tarea fue fundamental para conocer nuestra historia. FOTOS EN LA NOTA

Paganelli (primero a la derecha, con sombrero)





Esta semana, se cumplió un año más de la publicación del diario El Liberal que cambiaría el registro de la historia para cientos de familias tucumanas. Fue en el año 1865 cuando un 16 de julio, una nueva edición del diario El Liberal publicaba un aviso publicitario de la casa de fotografías de los hermanos Paganelli.

Se llamaban Ángel y José, ambos italianos. Habían llegado a Tucumán en abril del mismo año, y en julio instalaron su casa de fotografías en calle Urquiza, actualmente calle Entre Ríos 116. Paisajes, edificios, retratos… los italianos ofrecían de todo a quienes podían pagar este exclusivo servicio. Y sin saberlo, hicieron registros sumamente importantes para darle impulso a la historia de Tucumán.

Paganelli (primero a la derecha, con sombrero)

Fueron alrededor de 15 años los que estuvo instalado el estudio de los hermanos, en donde fundamentalmente Ángel se dedicó a retratar y desprenderse de estos retratos también. Las mujeres de la alta sociedad tucumana, obtuvieron sus primeros retratos gracias a él.

Un 17 de julio de 1927, hace casi 100 años, un colega periodista de La Gaceta, don José Fierro, lo recordaba así: “Era un joven lleno de ilusiones y confianza que llegaba en busca de un seguro porvenir. Poco tiempo después comenzó a trabajar en Córdoba junto a su hermano José. Más tarde se independizó y se vino a Tucumán en tiempo del gobierno de los Posse (José y Wenceslao). Gobernaron entre 1864 y 1867. Había nacido en 1832 en la ciudad de Sassetta en la provincia italiana de Spezia, entre Pisa y Génova sobre la costa del mar de Liguria. Sus padres fueron Juan Bautista Paganelli y Paula Bertonelli. Era Paganelli un gallardo joven, muy culto y elegante, y tan simpático para nuestras niñas como el Príncipe de Saboya que nos ha visitado últimamente”.

En algún momento, pese a ser un arte novedoso y revolucionario, la creencia popular y el misticismo religioso implantaron la idea de que dejarse fotografiar era como dejarse robar el alma… y por supuesto que dicha creencia impactó en Tucumán. Pero la creatividad del italiano y de su cámara de madera no se iban a dar por vencida a la primera.

Y es que la cámara de Paganelli comenzó a disparar tomas en otras partes de la provincia: fue durante el gobierno de Federico Helguera en el 69, que se le encargó a Arsenio Granillo, que emprendiera el trabajo que lo llevaría a quedar marcado en nuestra historia: “Provincia de Tucumán, serie de artículos descriptivos y noticiosos”. 

Aquí, es donde decide trabajar en conjunto con el fotógrafo y encargarle –acertadamente- el registro en imagen de algunos de los edificios más emblemáticos de la época. Así fue como tomó la imagen de la casa de doña Francisca Bazán de Laguna. La única fotografía de la fachada original de la Casa Histórica, fue la tomada por Ángel en el año 1869, imagen clave para su restauración varias décadas más tarde, en 1943, en manos del arquitecto Mario José Buschiazzo

Y lejos de la creencia popular de que quienes aparecen en la única imagen de dicha fachada eran simples transeúntes, el gobierno de la Nación asegura que se trata nada más y nada menos que de uno de los hijos de don Ángel, sentado junto al conductor de un carro que llevaba su laboratorio ambulante.

Pero esta no fue la única imagen que resulta en un valiosísimo archivo de época, sino que también lo fueron imágenes de edificios, ingenios y sitios notables de Tucumán. Inclusive, sirvieron estas tomas para que varios ambulantes le sacaran provecho unos pocos años después de su registro, con la venta de postales sobre el recientemente instalado Ferrocarril, según asegurara José Fierro para La Gaceta.

Colegio Nacional.

Departamento de Higiene. Actual edificio del Rectorado de la UNT.

Ingenio Esperanza.

Mendoza esquina 25 de Mayo.

Plaza Independencia. Vistas Este y Oeste.

El Ente Cultural de Tucumán, de hecho, tiene un link exclusivo con las imágenes del fotógrafo que retratan cómo se veía la zona céntrica en la década de los 70.

En el estudio fotográfico de Paganelli, se popularizó la frase: "Puede pestañar, pero no moverse". Después de esto, procedía a tomar imágenes de las personas de la alta sociedad, siendo mayormente las mujeres más jóvenes vestidas pomposamente cual reinas las que accedían a esto.

Lamentablemente el captor de paisajes no pudo vivir de su arte. Se mudó a Córdoba nuevamente (de allí venía cuando se instaló en Tucumán), lugar donde no pudo sostener demasiado tiempo el oficio. Se dedicó luego a la gastronomía, pero tampoco habría tenido resultados muy favorables a su economía.

Ángel falleció un 17 de Julio de 1928 a la edad de 90 años, casi en la misma fecha del año que comenzó a promocionarse en Tucumán. Tuvo dos matrimonios, producto de los cuales dejó siete hijos al mundo.

Foto de La Gaceta (1927).

Tuvieron que pasar varios años para que el boliviano Aniceto Valdez inaugurara su casa de fotografías en la provincia. Ya para fines del siglo XIX, existían varios fotógrafos y casas de fotografías de Tucumán. Sin embargo, el trabajo de los Paganelli, marca un precedente importantísimo para conocer sobre la vida de nuestro querido Tucumán del XIX.