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"Es un milagro": Teresa, la yegua rescatada de las calles que adoptó a un potrillo huérfano

DÍA DEL ANIMAL

La historia de la "Madre Teresa" tucumana que te sacará un lagrimón. Producto del maltrato al que fue sometida, la yegua vive sin un ojo y con una condición de salud que la acerca día a día a la muerte. Aún así, su corazón mostró una grandeza incomparable.





Una de las primeras onomatopeyas que los bebés aprenden a pronunciar, es seguramente “ico”, sonido que, acompañado de un chasquido de lengua, representa a un caballo, un equino, un mamífero gigante de 4 patas. Desde pequeños aprendemos de ellos, nos dan curiosidad, admiración, miedo, y en muchos casos, lástima.

La historia de los equinos en Tucumán es de larga data. Es bastante común encontrarnos con ellos en distintos puntos de la provincia, céntricos o rurales. Y en la gran mayoría de estos casos, nos cruzamos con ojos gigantes tristones y pasos lentos, cargados de cansancio y de injusticia. Ahí es cuando corazones como los de la fundación Matías intervienen.

Hace 23 años Flavia González, presidenta de la fundación, se convertía en mamá de Matías con un nuevo desafío por partida doble: cuidar a un recién nacido que llegó al mundo con una parálisis cerebral. Investigando y buscando lo mejor para su hijo, llegó a su vida la equino terapia: “Descubrí las tremendas virtudes de este animal, y todo lo que nos brindan a las personas. Lamentablemente así fue que me di cuenta del tremendo maltrato al que están sometidos estos animales en nuestra provincia a lo largo de los años, y por eso decidimos dedicarnos como fundación puramente al rescate”, explicó Flavia para eltucumano.

En concordancia con la Ley 14346 y su aplicación poco antes de la pandemia, es que, trabajando en articulación con el MPF, la Policía de la Provincia y la División de Delitos Rurales, pudieron comenzar con los rescates más organizadamente. Así fue como desde la fundación Matías dieron con historias realmente conmovedoras, como la de Teresa, la yegua que adoptó un potrillo huérfano.

“Teresa es una yegua a la cual le falta un ojito. Un día, iba tirando muy forzosamente de un carro, y un hombre llamado Sebastián se conmovió tanto de su sufrimiento que les ofreció dinero a las personas del carro, la compró y de inmediato nos la entregó para que nos hagamos cargo. Ahí nos damos con que Teresa estaba preñada y que padecía una condición muy grave como consecuencia del exceso de peso: infosura en ambas patas, una deformación irreversible y dolorosa que también se conoce como zapato chino”.

Así fue como con mucho amor, cuidados profesionales y paciencia, buscaron mejorar la calidad de vida de Teresa en su lugar de rescate, mientras gestaba de a poco a su bebé. En esos momentos, llegó al mismo lugar otra yegua rescatada: Jime. El animalito, también atravesando un estado gestacional, sufría la misma condición de infosura pero mucho más avanzada, pasando largas horas del día sin poder pararse: “El veterinario nos dijo que había que dormirla, no tenía solución, pero que esperemos a ver si llegaba a término con el embarazo”. Y así fue. Jime y Teresa dieron a luz a sus potrillos casi al mismo tiempo, pero Jime falleció pocas semanas más tarde. Aquí es cuando se produjo el milagro.

“Las yeguas son muy celosas y resguardadas con su maternidad. Ellas no aceptan un potrillo que no sea suyo, es hasta un peligro que se acerquen porque los pueden matar de una patada. Pero con el bebé de Jime no fue así. Lo adoptó como a un mellizo del suyo, y los cría a los dos. Ellos andan juntos todo el día y se amamantan de ella a quien ahora renombramos como la madre Teresa. Ella pasa cada vez más horas del día echadita por su problema en las patas, así que toca prepararlos para cuando ella muera, que sabemos que es algo inminente”, nos confesó.

Esta semana, la noticia que alegró a los animalistas tucumanos fue la prohibición de la tracción a sangre en toda la provincia, tras un proyecto presentado por el legislador Hugo Ledesma. El mismo deja un año de margen a quienes viven y trabajan con el carro tirado por equinos para que se capaciten en oficios para cambiar el que ya tienen, o para que accedan a un motocarro. Si a partir de dicho año no han tomado ninguna de las opciones, simplemente se procederá al secuestro del animal. Tras la exitosa sesión, Ledesma dijo para los medios que esto “Es un gran paso adelante en una lucha que es mucho mayor, que es la lucha por los derechos y en contra de la violencia y el maltrato animal”.

Por su parte, la presidenta de la fundación Matías se refirió al costo de poseer un animalito de estos: “Hay muchos caballos a merced de personas en estados muy vulnerables, o de adicciones, y que por no entregar el animal lo matan. No hay que estigmatizar a nadie por su condición económica, nadie elige en qué condiciones nacer, pero la pobreza no debe justificar el maltrato. Tener y mantener un caballo es excesivamente costoso, no es un juego. Un poco de alfa cuesta $3500, una bolsa de maíz $8500, y el alimento de engorde $15000 para diez días. Esto, sin contar los gastos veterinarios si enferman, su higiene, el tiempo que requieren. Es mucho más barato comprarse un caballo ‘nuevo’ de dudosa procedencia, generalmente producto del cuatrerismo, que mantener uno como corresponde. Se convierten en cosas descartables”.

Más de la mitad de los equinos que llegan a manos de la fundación Matías, lo hacen en un estado de caquexia, es decir, una descompostura general de todo su organismo, casi imposible de componer. Esta es la principal causa de muerte de los caballos: delgadez extrema y falla orgánica general. 

Yo quiero que quienes realizan todavía la tracción a sangre piensen que esto es una oportunidad para que cambien su forma de vida y tengan otros accesos y otras posibilidades. La parte social es la que ha quedado recluida en el tiempo. No tengan miedo, aprender oficios como se van a ofrecer es algo que los va ayudar a superarse y sentirse bien. Esto de acá a algunos años va ayudarlos a evolucionar y crecer en su vida. Tenemos muchas familias que viven del carro, pero busquemos una actividad que dignifique, que se corte esta cuestión cultural del nacido y criado en carro, se pueden hacer otras cosas, hay que sacar a esas niñeces que están criándose arriba de un carro. Ya es tiempo de abrir la mente y que puedan perderse esas costumbres de los ‘carreros’, llamados así siempre de forma despectiva” opinó Flavia. 

Con esta nueva Ley, cualquier persona poseedora de un equino que se encuentre tirando de un carro tiene un año para transformar su actividad. Quedarán exceptuadas las actividades culturales como el sulky, algunos grupos de cabalgata, y también el sector de la DAAP (servicios policiales).

La fundación se solventa únicamente con colaboraciones particulares. Si te interesa ayudarles a continuar salvando y rescatando animales del maltrato, podés contactarte al 3816079318. Lo que más necesitan es alfa, jeringas, guantes, y alimento.