"Yo quiero vivir en vos": entramos a la casa natal de Mercedes Sosa, el lugar donde todo empezó
Gabriela Neme abrió las puertas de la casa chorizo ubicada en el Pasaje Calixto del Corro 344 y nos revela los detalles mágicos de una niña tucumana que nació en 1935 y cuyo legado no deja de asombrar. VIDEO

La Negra, única e inmortal.
Marzo es un mes emblemático para celebrar el legado de aquellas mujeres revolucionarias que desafiaron barreras y marcaron un antes y un después en la historia. Entre estas figuras destacadas se encuentra una de las artistas más extraordinarias que ha dado nuestra tierra, quien irrumpió en el mundo del folklore, tradicionalmente dominado por hombres, sin renunciar a su esencia femenina. Con valentía y gracia desplegó su canto y expresó abiertamente sus ideas y convicciones políticas, lo que la llevó a enfrentar el exilio durante la época del proceso militar. Sin embargo, su voz nunca se silenció. Esta incansable luchadora desafió un mundo hostil y desigual, inspirando a todos con su talento y dedicación. Sin dudas se trata de La Negra Mercedes Sosa, cuyo legado perdura en cada nota de sus canciones, recordándonos la importancia de alzar la voz y luchar por un mundo más justo y equitativo.
Llevó la música folklórica argentina a cada rincón del planeta, superando las barreras idiomáticas y conectando con audiencias de todas las latitudes. Su legado trasciende fronteras y generaciones, elevando el nombre de su amado Tucumán, la tierra que la vio nacer y crecer. Su voz poderosa y emotiva resonó en cada escenario, transmitiendo la riqueza cultural y el espíritu indomable de su tierra natal a través de sus canciones.
Sin embargo, a pesar de su impacto mundial, su querida tierra aún guardaba una deuda pendiente: un lugar donde rendirle homenaje y preservar su historia para las generaciones venideras. Esta deuda se empezó a saldar en el año 2021, cuando se emprendió el proyecto de un museo en su casa natal, gracias a la iniciativa de José Concha Martínez en 2016.
La casa chorizo del hoy Pasaje Calixto del Corro 344 (ex pasaje San Roque) fue el lugar en donde la Negra nació en 1935 y pasó su infancia y adolescencia hasta 1952 cuando una épica tormenta en San Miguel de Tucumán causó grandes daños que llevaron a tener que abandonar la casa y trasladarse hacia el Barrio Jardín. Desde entonces permaneció abandonada y sufrió un gran deterioro. Perteneció a la familia Sosa desde 1880, cuando llegaron los abuelos de Mercedes, Don Miguel Sosa y Doña Mercedes Ruiz, desde Santiago del Estero. Cuando surge la idea de restaurarla para transformarla en museo, la Municipalidad de San Miguel de Tucumán contacta a los herederos que eran 64, quienes lograron organizarse para firmar un acuerdo y cederla al municipio.
La importancia de esta casa radica en que fue el lugar donde la Negra dio sus primeros pasos como artista. A los 15 años, mientras vivía allí, participó en un concurso de la radio LV12, casi como una travesura ya que sus abuelos estaban ausentes, habían viajado a Buenos Aires para asistir al acto del 17 de octubre. Enterada por una compañera de la escuela sobre el concurso, decidió presentarse bajo el seudónimo de Gladys Osorio para no ser reconocida. A pesar de la reprimenda de su padre al escucharla en la radio desde la sala de esa casa, este episodio no detuvo su carrera artística, que a partir de entonces no hizo más que crecer y desarrollarse. La casa se convierte así en un lugar emblemático que marcó el inicio de su trayectoria como una de las voces más importantes de la música popular argentina.
La labor de restauración de la casa, que se encontraba en ruinas, comenzó en 2016. Se utilizaron materiales y técnicas constructivas de la época, así como se reconstruyó la historia allí transitada y vivida. Este proceso fue posible gracias a los valiosos testimonios proporcionados por amigos, vecinos y familiares de la artista, destacándose la colaboración fundamental de la periodista Maby Sosa y su hermano Adrián, quienes, como sobrinos directos de Mercedes, desempeñaron un papel crucial en la construcción del museo.
El diseño museográfico se materializó en un recorrido cautivador a través de la casa, en el cual se entrelazan de forma magistral información y medios audiovisuales, despertando una gama de emociones que conmueven hasta las lágrimas a los visitantes al concluir la visita. Tiene una superficie de 100 m² distribuidos en 5 ambientes, incluyendo una galería que sirve como área de descanso y exhibición de material bibliográfico relacionado con la artista. Además, cuenta con un anexo de 65 m² con servicios complementarios y un espacio adicional complementa la experiencia del museo y contribuye a preservar y difundir el legado de la Negra.
El recorrido por el museo comienza al atravesar el zaguán, donde a la derecha se encuentra la sala número 1 dedicada a la Familia Sosa. Aquí se exhibe mobiliario de la época (adquirido en anticuarios), fotografías históricas y un árbol genealógico que ilustra la historia familiar. A continuación, se accede a la sala número 2, centrada en La Cantora y sus primeros años de vida, presentando textos, sonidos y objetos emblemáticos como bombos, ponchos, discos, revistas y una gigantografía de la artista. La sala número 3 está dedicada a las etapas de éxito, exilio y su regreso al país, con sistemas de audio para escuchar su música, material audiovisual y un poncho como elemento central.
La visita continúa hacia la sala número 4, enfocada en la relación de la Negra con su público, donde se pueden disfrutar de archivos de audio y video que muestran la interacción única que tenía la artista con sus seguidores. Por último, la sala 5 es la galería de la casa chorizo, recreada para reflejar fielmente los años en los que la cantante vivió allí, ofreciendo a los visitantes una experiencia inmersiva en el entorno que fue tan significativo en su vida. Turistas provenientes de todas partes del globo terráqueo pisan nuestro suelo y atraviesan estas puertas buscando empaparse de la vida, el arte y el espíritu de La Marta, como le llamaba su familia en la intimidad.
Con parte de la deuda saldada, los admiradores de Mercedes Sosa pueden homenajear a una mujer que se transformó en la conciencia del país, quizás desde 1979, cuando unos días antes del exilio, publicó el disco Serenata para la tierra de uno, con la homónima de María Elena Walsh, que reza: “Porque me duele si me quedo/ Pero me muero si me voy, / Por todo y a pesar de todo, mi amor, / Yo quiero vivir en vos”.
Desde ese momento, y hasta el final de su vida, su valentía, talento y compromiso con sus ideales la convirtieron en un símbolo de lucha y resistencia. Su voz poderosa y emotiva, inspiró e inspira a muchas mujeres a seguir adelante en medio de las adversidades. Sin dudas para los tucumanos sigue siendo un patrimonio vivo y nuestra embajadora en el mundo.