Top

Guillermina, la inmensa mujer convertida en el Parque más bello de Tucumán

NUESTRO PATRIMONIO

Guillermina significa “que tiene la voluntad de defender a su pueblo” y es caracterizada como una mujer idealista, soñadora, capaz de enfrentarse a muchas adversidades. Así fue bautizado el único Parque que lleva un nombre femenino en San Miguel de Tucumán. Su historia es fascinante. VIDEO | Por Gabriela Neme

Gabriela Neme en latucumana con Ana Pedraza.





Guillermina significa “que tiene la voluntad de defender a su pueblo” y es caracterizada como una mujer idealista, soñadora, capaz de enfrentarse a muchas adversidades. Así fue bautizado el único Parque que lleva un nombre femenino en San Miguel de Tucumán, en homenaje a su dueña primitiva: Guillermina Leston. Y justamente el significado de su nombre define a la perfección el espíritu de esta inmensa mujer que, junto a su marido Alfredo Guzmán, dejaron huellas imborrables en Tucumán.

Los Guzmán – Leston fueron los filántropos más generosos de nuestra historia conocidos hasta ahora. Basaron su vida en llevar adelante actividades fundadas en el amor humano desinteresado hacia los demás, una ayuda sin ánimos de lucro que tuvo un gran impacto social y un rol clave en la contribución a los problemas sociales. Se entregaron a nuestra sociedad, impregnados de un profundo espíritu cristiano, y se pusieron a su servicio para contribuir en la asistencia de tres etapas de la vida de los tucumanos: la niñez, la juventud y la vejez. 

Este proyecto se materializó en obras que resultaron un perenne legado para las sucesivas generaciones: fundaron el Instituto de Puericultura “Alfredo Guzmán” (hoy Sala Cuna), el Club 9 de julio (hoy Sportivo Guzmán), el Colegio Guillermina (1937) y los asilos San José (1942) para hombres y San Roque (1945) para mujeres. Por otra parte, dieron forma al proyecto y creación la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (1909), cuya función fue el estudio de las especies de cultivo regionales, y crearon la Granja Modelo, en donde por primera vez se aplicó el proceso de pasteurización de la leche, ya que por ese entonces la falta de higiene producía graves enfermedades en los niños. Sumado a estas iniciativas y gracias a sus donaciones, se logró erigir el último templo de Nuestra Señora de la Merced, en donde descansan los restos de Don Alfredo desde 1983. Mientras que, por iniciativa de Doña Guillermina, se construyó el templete que conservaba a principios del Siglo XX al Salón de la Jura de Casa Histórica. 

El matrimonio instaló su propia Quinta, bautizada “Guillermina”, en el año 1908, para aclimatar las especies que Don Alfredo traía del exterior como citrus (limones, naranjas y pomelos, introducidos por él junto con el caqui). Estas tierras ubicadas en el sector oeste de nuestra capital, a la altura de Avenida Mate de Luna al 4000, abarcan una superficie de 35 hectáreas de extensión y fueron donadas por su propietaria a los tucumanos. Por ese entonces este sector formaba parte de los suburbios, próximos a la ciudad, y adoptó un trazado irregular, más orgánico, que rompe con el trazado ortogonal típico de las ciudades fundacionales españolas.

En sentido perpendicular a la Avenida, marcando uno de los límites del parque, se encuentra la calle Rufino Cossio. Al avanzar a través de ella es posible ir adentrándose en el interior de este gran espacio verde que va envolviendo con sus frondosos árboles hasta que aparece una lomada de exuberante vegetación, sobre la que se puede vislumbrar la maravillosa casa de los Guzmán-Leston, bautizada por algunos tucumanos como el “Castillo del Parque Guillermina”. Surgió como casco de estancia, y cumplía la función de ser casa de fin de semana del matrimonio, proyectada en el año 1927 por el destacado arquitecto salamanquino José Graña. 

Se trata de un volumen único, de fachadas diferenciadas en cada uno de sus lados, resultado de la adopción de un estilo ecléctico que llevó al diseñador a combinar distintas corrientes estilísticas: se identifican elementos art decó, evidentes en la geometrización de ciertos componentes de la caja arquitectónica como arcos o en el espacio que contiene a la caja de la escalera; junto con influencias del modernismo catalán en cielorrasos y ornamentos; sumado a  la arquitectura neocolonial plasmada en el uso del color blanco y de tejas coloniales en la volumetría así como mayólicas, con elementos heráldicos que demuestran la descendencia de los propietarios, en sus patios. Esta composición ecléctica dio como resultado un edificio original, que se impone en el medio del verde que lo circunda. Interiormente no es de grandes dimensiones, cuenta con un solo dormitorio ya que el matrimonio no tuvo descendencia.

En 1969 fue cedida a la Municipalidad, que la transformó en la Casa Museo Guillermina Leston de Guzmán. A mediados de los años ´90 la fundación “Amigos del Parque Guillermina”, se convirtió en guardiana de la Casa hasta que, por los crecientes peligros por inseguridad, decidió devolverla al municipio en 2005. Un año más tarde fue cedida a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT. En 2012 la Municipalidad llevó a cabo su restauración como bien patrimonial por su excepcional valor arquitectónico, paisajístico e histórico, con el fin de acoger a una casa museo. Las acciones llevadas a cabo fueron su protección ante los ataques de vandalismo con una cerca perimetral que abarca una superficie de una hectárea y media; se recuperaron fachadas y jardines, cielorrasos, molduras, pisos, baños y se cambiaron cañerías de agua fría y caliente, así como también artefactos de iluminación. 

Actualmente el Parque es uno de nuestros principales pulmones verdes y es intensamente utilizado por los tucumanos para actividades deportivas, juegos de niños, ferias, entre otras actividades. Sin embargo, su Castillo parece haber caído nuevamente en el abandono, peligrando la conservación de nuestro patrimonio. Urge mantener vivo el legado de Guillermina, como agradecimiento a una de las grandes mujeres de nuestra historia.