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Mujeres del pueblo wichi en Londres: textiles contemporáneos en clave latinoamericana

ARTE DE ACÁ

Ayer inauguró Nitsäyphä la exposición de Claudia Alarcón y el grupo Silät invitadas por la galería Cecilia Brunson Projects. Andrei Fernández a cargo de la curaduría

Claudia Alarcón junto a una de sus obras





Eltucumano tuvo oportunidad de conversar con Andrei Fernández quien actualmente se encuentra junto a Claudia Alarcón en Londres en ocasión de la apertura de la muestra Nitsäyphä en Cecilia Brunson Projects, una galería especializada en arte latinoamericano. Andrei es curadora y gestora cultural vinculada a la Fundación para el Arte Contemporáneo de Tucumán


et: ¿Cómo se gestó el proyecto de esta exhibición de los trabajos de Claudia Alarcón y el colectivo Silat?

La exposición Nitsäyphä se realiza en Londres por invitación de la galería Cecilia Brunson Projects. Conocí a Cecilia gracias al Programa Puentes, que me becó para hacer una residencia a principios del año 2023 en Delfina Foundation. Este programa está coordinado por Camila Charask y apoyado por la Embajada Argentina en el Reino Unido y la Anglo Argentine Society. La galería, a través de su directora, se interesó por el trabajo que venimos haciendo con tejedoras Wichí del norte de Salta hace varios años, ensayando diferentes formas de poner en circulación y presentar los textiles que hacen mujeres de este pueblo con profundo goce y como acción de resistencia de la memoria colectiva y para la subsistencia económica. Así surgió esta propuesta de exponer obras que realiza Claudia Alarcón, artista Wichí que el año pasado fue reconocida con diferentes premios por su trabajo textil, y del colectivo que ella coordina junto a Melania Pereyra, Silät. Nuestra apuesta es defender el trabajo colectivo y todas las complejidades y oportunidades que este presenta, y en el proceso de creación de nuevas piezas en relación a los tejidos tradicionales utilitarios vamos debatiendo sobre cómo nombrar al trabajo y cómo referir las autorías y pertenencias.

Silät es un grupo de tejedoras indígenas integrado por un centenar de mujeres de diferentes generaciones de las comunidades Alto La Sierra y La Puntana, que viven en el monte, junto al Río Pilcomayo, al norte de la provincia de Salta. El nombre del grupo es una palabra del idioma wichi lhamtes que puede traducirse como mensaje o anuncio, se conformó a inicios del año 2023, anteriormente muchas de las mujeres que lo conforman fueron parte de la organización Thañí/Viene del monte, desde la cual participaron en exposiciones colectivas en Argentina, Alemania, Puerto Rico, Paraguay, Portugal y Estados Unidos. En abril de 2023 publicaron su historia en el libro Silät que editó la curadora argentina María Carri con el apoyo de Bard College y que se presentó junto a una exposición de sus textiles en el Museo Hessel de Nueva York. Actualmente son parte del proyecto Textiles Semillas que coordinamos con Ale Mizrahi y que es parte del Programa 99 Questions de Humboldt Forum en Berlín.


Claudia Alarcón, Tewok Tes P'ante [El origen del río Claudia Alarcón, Tewok Tes P'ante - El origen del río. Fotografía de Eva Herzog para Cecilia Brunson Projects 

 


et: ¿Cómo es la inclusión de estas identidades y colectivos históricamente excluidos en el campo artístico?

Desde el año 2019 que empecé a pensar cómo hacer con mis herramientas, desde mi lugar, un aporte para señalar esas exclusiones en el campo artístico de nuestra región, tras trabajar por varios años en proyectos de economía social y de agricultura familiar, que intentaban contener la demanda de familias que buscaban vender sus artesanías para obtener un ingreso económico ante de la falta de oferta laboral en sus comunidades. Participé de proyectos de “agregado de valor“, en los que justamente comenzamos a debatir sobre cómo defender el valor de un trabajo como el que da lugar a la producción de artesanías. Me di cuenta que es clave comprender el sentido que tiene ese hacer para quien lo hace. Al compartir mucho tiempo con mujeres del pueblo Wichí y acercarme a conocer su pensamiento, creí que sus obras podrían convivir con lo que conocemos como arte y a la vez disputar un lugar ahí, en la configuración de ese concepto, ante la pregunta de quién decide a qué le llamamos arte hoy y aquí.

A partir del año 2020, justo antes del principio del confinamiento, trabajamos junto a Guido Yannitto, artista y gestor de Salta, en provocar un desplazamiento de la significación de las imágenes producidas por mujeres del pueblo Wichí desde el tejido. Notamos en diferentes instancias de intercambio que si bien la repetición es importante para este pueblo, como lo es para la mayoría de los pueblos originarios, están apareciendo desde los objetos de uso cotidiano que la mujeres tejen diferentes manifestaciones estéticas que mezclan imaginarios y tiempos con provocaciones y rupturas que comienzan desde la elección de nuevos materiales y colores, se ven como rupturas en la repeticiones o distorsiones en las que se cuelan imágenes de otros orígenes de las que las tejedoras se apropian. Guido acompañó a un grupo de mujeres en un proceso en el que ellas experimentaron tejer en nuevas escalas e incorporaron imágenes de mapas que se convirtieron en un eco de la obra que él venía haciendo con tejedores de otros territorios. En el año 2021 trabajamos con otro artista, Olaf Holzafpel, quien les propuso a Claudia y un grupo de tejedoras que son parte de Silät que interpreten con su tejido composiciones pictóricas de su autoría. Estas experiencias sirvieron como escuela y estímulo para las tejedoras hacia el vínculo con el mundo del arte, como una entrada a conocer su lenguaje y métodos.

Lo cierto es que tanto arte como artesanía son conceptos ajenos al pueblo Wichí, no existen su idioma, su forma de nombrar es otra. Se les llama a sus obras artesanales tejido (hilú lhip) y trabajo (opatnek), entre otros. “Artesanía” es como nombraron por mucho tiempo a estas piezas que realizan en las que enlazan pensamiento y herencia, pero no por decisión de la gente de las comunidades sino por quienes venían de afuera y les ofrecieron inscribir a ese trabajo así en el mundo occidental. Recientemente aparece la posibilidad de nombrarlo como arte, también como una propuesta que llega desde fuera de las comunidades, esta propuesta busca cambiar el modo en el que se producen los vínculos interculturales, los lugares en los que se muestra, la forma en la que se presentan, y el precio. No es algo aislado, es algo que pasa en muchos lugares a la vez y que es acompañado por diferentes personas e instituciones.


Claudia Alarcón & Silät (Mariela Pérez, Fermina Pérez, Francisca Pérez. Comunidad La Puntana, Santa Victoria Este, Salta), Claudia Alarcón & Silät (Mariela Pérez, Fermina Pérez, Francisca Pérez. Comunidad La Puntana, Santa Victoria Este, Salta) Fotografía de Eva Herzog para Cecilia Brunson Projects

 


et: Vos venís trabajando hace muchísimos años con Claudia y otras tejedoras, qué sentís al participar activamente de este camino que saca los trabajos de un circuito que estaba acotado solamente a ser vendido como artesanía para pasar a ser vendido como arte.

Yo voy aprendiendo muchísimo en mi tarea de acompañar y forzar de muchas maneras a que sucedan estos encuentros, desplazamientos, provocaciones. Creo que lo que sucedió es que un momento decidí yo misma hacerme cargo de unir contradicciones, de habitar lugares incómodos y a la vez, encontré un lugar desde el cual proponer que considero puede movilizar a que sucedan preguntas y propuestas para pensar, divertirse y rebelarse ante mandatos y opresiones históricas desde acciones muy simples, pero que requieren de la unión y el riesgo de no dar pasos seguros, sino que implica el perderse para encontrar nuevos caminos, nuevos modos de hacer. Algo fundamental que me une a las tejedoras con las que trabajo es la búsqueda de vivir mejor y defender nuestro trabajo. A mí me da mucho orgullo poder trabajar desde el arte y con una actitud crítica, es para lo que me preparé y mi búsqueda personal fue ir a contrapelo a lo que se me ofrecía profesionalmente como destino.

et: ¿Cómo son las obras que forman parte de la exhibición? ¿Cómo es el montaje? ¿Cuántas piezas son?

En esta exposición se presentan piezas realizadas por Claudia Alarcón con mujeres de su familia, en las que aparecen algunas imágenes figurativas en el medio de las figuras abstractas antiguas, estas imágenes están vinculadas a historias que escuchó, como tantas personas del pueblo Wichí, durante su infancia, junto al fuego de boca de sus mayores. Son las historias del origen de los ríos, de las mujeres que antes fueron estrellas, de las travesuras de un espíritu travieso que se parece mucho a los humanos. También presenta, mediante su obra hecha en lana acrílica y plásticos reciclados, la propuesta de un futuro que sea empujado por la fuerza y sabiduría ancestral, que pueda unir mundos y deseos para construir refugios y cuidado mutuo.

Un grupo de mujeres de Silät realizó para esta exposición obras de chaguar enlazado en las que emergen las figuras de la memoria del pueblo Wichí, interrumpidas con formas que emulan al agua derramándose y a los ciclos de la vida. Tejieron para esta exposición: Anabel Luna, Graciela López, Ana López, Mariela Pérez, Fermina Pérez, Francisca Pérez, Marta Pacheco, Rosilda López, Margarita López, Melania Pereyra, Nelba Mendoza, Tomasa Alonso y Edith Cruz. Realizaron piezas inspiradas en los diferentes ciclos del año, las que llamamos estaciones, en las que Claudia realizó el diseño junto conmigo, tomando como referencia tejidos que se habían hecho antes, las tejedoras hicieron modificaciones en las composiciones propuestas y la paleta de color llegando así a obras que yo llamo de "autoría fluida"



"El sentido migrante". Arte e Impacto Social. ArteBA


et: De qué se trató "El sentido migrante" a qué colectivos convocaste, qué obras se mostraron.

El sentido migrante fue una propuesta que pensé de la mano de Maria Rocha, que es parte de Mantera Galería. A partir de conocer la forma en la que este colectivo presenta sus obras y las comercializa en diferentes espacios.

A partir de la invitación de ArteBA a curar un espacio de arte e impacto social, preparamos una instalación colectiva protagonizada por el gesto humano, abrazada por la gestión del deseo y manifestaciones poéticas de resistencias. Creamos junto a los colectivos Mantera Galería, Tejedores Andinos, Silät, Qomlashepi, Tribu de trueno y Distrito 1 una escena habitada por la ingeniería de la economía popular, desobediente, espontánea, en las que se ofrecían a la venta trabajos hechos por manos de artesanas y artistas de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Santa Fe, Neuquén, Río Negro y Chubut, objetos que transitaron en muchos casos procesos de extrañeza en la significación de sus formas.

Los grupos invitados tienen en común que cuestionan desde sus prácticas formatos y a la vez proponen formas de hacer, presentar y vender que mezclan mundos, celebraciones de la presencia e historias de lucha. En piezas que podríamos llamar de autoría compleja y también fluida, se mezclan materiales de diferentes orígenes, que viajaron de un lugar a otro para llegar a tener esta apariencia. A veces son una huella, otras veces una artesanía desesperada (tomando una expresión de Claudia del Río), un amuleto, un abrigo o un contenedor. Había en el espacio tejidos en fibras animales y vegetales hechos a mano por mujeres indígenas de Salta y Jujuy, cestería en fibras vegetales y materiales reciclados hecha por mujeres del pueblo Qom que viven en los márgenes de Rosario (Santa Fe), dibujos, cerámicas, objetos y grabados hechos por colectivos en los que el activismo y la gestión del deseo son brújula, y pinturas traídas desde la patagonia por una fundación que propone mostrar obras en su territorio en espacios de tránsito a cielo abierto.

Pensamos esta propuesta como una acumulación y un despliegue para movilizar insumisiones dentro de una feria de arte. Crear una feria que es eco de una forma de vender popular dentro de una feria que se construye de otra manera y ofrece precios para un público más reducido. Esta presentación-reunión, es una acción hacia el desplazamiento de fronteras que categorizan prácticas, y para dar lugar a la fosforescencia de la belleza que se hace desde diferentes lugares y culturas como ofrenda para el cuerpo y el paisaje.


Tejedoras wichí en pleno trabajo. Fotografía de Andrei Fernández

 

 et:  Cómo se vinculan, si lo hacen, "Nitsäyphä" la muestra de Claudia y Silat y "Sentido migrante"

Creo que el vínculo puede ser ese desplazamiento que hace la obra modifique su significación en relación con quienes se encuentra y cómo. Los objetos artesanales y las personas que los hacen viven una extrañeza profunda al ser presentados en espacios reservados para el arte, especialmente para el arte que se vende. Yo no sé mucho sobre el mercado del arte, pero me acerqué mucho en este último año y así empiezo a conocer sus dinámicas, lo que siempre me interesa es observar cómo se construye y se defiende el valor, y cómo eso transforma a qué le llamamos arte y cómo dejamos que cada “escena“ le aporte un condimento particular o si se trata de copiar, qué se copia y por qué. Creo que la repetición y sus interrupciones también es un elemento común en estos proyectos.

et: ¿Cómo percibís, en ambas muestras, que es la recepción de estos trabajos fuera de su contexto de producción? 

Por el momento noto cierto asombro y compasión de muchas personas que se encuentran con estas obras "extranjeras"

et: ¿Considerás que hay un creciente interés por el arte latinoamericano en la escena transnacional?

No podría afirmarlo.

et: ¿Cómo nos cuidamos para que ese interés no quede en un mero consumo efímero, como si fuese una moda del mercado del arte que busca algo "nuevo" y luego lo desecha?

Creo que es imposible anticiparse a cómo serán las conductas de quienes tienen el poder de poner en escena ciertas producciones y también de quitarlas. Siempre repito que todo es muy frágil, que se construye y se destruye muy rápidamente (como dice una canción de Charly García) y entonces, apuesto por generar nuevas oportunidades para mí y comunidades con las que trabajo, y que el consumo de nuestro trabajo nos deje más herramientas para poder reinventarnos cuando consideremos que es necesario, o simplemente lo deseemos.


Y un poco de Charly para terminar