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"La One es lo que es porque tiene el aura fascinante de Moria Casán"

Entrevista

El guionista del podcast de Spotify más escuchado en Tucumán y Argentina, Exequiel Svetliza, cuenta todo sobre el proceso de escritura de la vida inabarcable de Ana María Casanova. Entrevista.

Moria Casan. (Foto: Prensa)





“El Obelisco con tetas”, así se titula el primer episodio del podcast “La One: La vida de Moria Casan”. En nueve capítulos, la diva, junto a invitados e invitadas como Lali Espósito (quién tiene una fuerte presencia en el último capítulo), “el pato” Galmarini, Sofía Gala, Carmen Barbieri, Beto Casella y hasta dos mujeres que fueron compañeras de prisión de La One, en Paraguay, brindan detalle de la vida inabarcable de Ana María Casanova.

Este Podcast documental es una producción original de Spotify y Anfibia y, a casi un mes de su estreno, se sigue posicionando como el número uno en la categoría “Los pódcasts más populares” de Argentina. Y es que, el amor, la maternidad, la amistad, la lengua karateca, la construcción de una diva total atraviesan y fascinan al oyente. 

Escucharlo es un placer que, por suerte, muchos conocen y están conociendo en este momento. El guion estuvo a cargo del periodista y profesor tucumano Exequiel Svetliza, quien en una entrevista realizada por Marco Rossi Peralta para Escriva Comunidad, reveló todos los detalles y secretos detrás del proceso de escritura. 

La entrevista:

Una chimentera para comenzar. Sabemos que Moria elogió intensamente el trabajo de guion que hiciste para retratar su vida. ¿Qué sentís?

Todo parece indicar que a Moria le encantó el podcast, no sólo el guion, claro, sino también el trabajo de sonido, la música, la producción y la forma en que encaramos las entrevistas. Atesoramos unos audios que nos mandó a todo el equipo donde nos agradece y, en uno de esos, nos dice que somos raros. Y que te diga raro La One, la más rara entre las raras, es un halago hermoso. Una rareza que tiene que ver con la naturalidad con que la indagamos en las entrevistas. Creo que eso habla de su generosidad para compartirnos su historia en varias sesiones de entrevistas de más de cinco horas, abrirnos su casa, presentarnos Sus duendes, permitirnos acompañarla al teatro y darnos absoluta libertad para contarla sin ninguna restricción ni control sobre nuestro laburo. No pidió escuchar nada antes ni nos marcó la cancha. Para mí era fundamental que ella se sienta representada en el relato y creo que logramos captar una Moria profunda, sensible y autentica. Como que todavía no termino de caer, pero diría que hoy siento la satisfacción del trabajo terminado, alegría por la recepción que está teniendo el podcast y el agradecimiento eterno a ella por habernos dado la posibilidad de contarla con ese grado de intimidad y, con ella, a una parte esencial de la cultura popular argentina.

Confieso que estuve en tu casa y espié tu pizarrón. Decía cosas insólitas. Cuando escuché el podcast tuvieron todo el sentido del mundo. ¿Podés contarnos algo de ese proceso creativo?

Ese pizarrón fue el reflejo de una instancia germinal, como un mapa para no perderse entre las múltiples aristas de un personaje tan ecléctico y monstruoso como Moria a medida que avanzaba la investigación.

Valoro mucho la libertad que me dieron los artífices del proyecto para encarar ese proceso creativo; un cheque en blanco para flashearla. Probé con una fórmula que combinaba estratégicamente dos componentes, en apariencia, irreconciliables: bastante porro y muchísima disciplina.

En la instancia cannábica surgieron muy buenas ideas, estructuras narrativas no lineales, escenas y tonos que iban a parar de forma caótica al pizarrón, audios a interminables y a un cuadernito que después había que descifrar. Luego, con esa base, un laburo intenso y sistemático de escucha y escritura. No creo en la inspiración pero sí en el porro y, sobre todo, en el trabajo. También fue fundamental el orden previo, tener organizado y clasificado todo el material (tenía un montón de horas de entrevistas y otro tanto de archivo) y el trabajo colectivo a la hora de proponer enfoques posibles, revisar, editar y corregir los guiones; instancias en las que participaron Tomás Pérez Vizzón e India Molina; excelentes compañeros de aventura de los que aprendí un montón.

¿Cómo es escribir un guion en el medio de las expectativas y necesidades de un equipo tan grande como el que trabaja en Anfibia y en una producción original de Spotify?

Este fue el mayor desafío de mí carrera periodística hasta ahora porque significaba debutar en un formato nuevo para mí como el podcast y, nada menos, que para contar la vida de un personaje inabarcable como Moria Casán. Al principio, cuando pensábamos en cómo encarar ese relato, nos daba vértigo: ¿cómo vamos a contar todo lo que hizo y todo lo que representa esta mujer? Era un montón. Fue una experiencia intensa y de mucho aprendizaje personal junto a equipo un maravilloso, tanto en lo profesional como en lo humano.

Claro que hay una autoexigencia de decir: tengo que estar la altura de las a circunstancias, no la puedo chocar. Pero fue un laburo muy pensado desde lo colectivo con compañeros de lujo que sumaban miradas, editaban, corregían, debatían. Me pasaba que me despertaba un domingo temprano a escribir y había alguien en ese momento dejando comentarios en el documento. Mucha manija y compromiso con la causa.

Tu vida se trata de escribir: notas, crónicas, artículos, cuentos, etc. Has tenido experiencia como guionista antes en cine. Pero hoy las palabras que escribiste están en el oído de cientos de miles de personas. Calculo que es una experiencia transformadora. ¿Cómo te sentís hoy con el trabajo de guionista?

Parece que la gente lo está disfrutando y lo está flasheando al podcast, incluso gente recién llegada al formato. En un contexto tan tormentoso como el actual, te diría que es una cuota de hedonismo casi terapéutica; un pequeño milagro. Y ser parte de la creación de un artefacto que genera eso puede ser todo un viaje ¿no? Claro que hay marcas de autor en la narración (cómo dejar de ser en el hacer ¿no?), pero La One es lo que es porque tiene el aura fascinante de Moria Casán. No te digo decorado, pero nosotros, todo el equipo, fuimos sólo médiums de esa impronta. Me puedo colgar un poco de las tetas de Moria (¿cómo no hacerlo?), pero tampoco hay que flashear esa fama siamesa de la que habla ella. Además, otro gran peligro es que podés llegar a creerte eso del "ya llegué". ¿Ya llegaste?, ¿adónde, culiao? Sí algo enseña la filosofía casanesca es que siempre hay que seguir haciendo. Y haciendo cosas copadas.

Para mí la escritura es como un laboratorio. Y creo que me siento cómodo en la incomodidad de no estar haciendo siempre lo mismo. Si me abren la puerta para salir a jugar, voy y pruebo a ver qué onda. La realidad es que no tengo mucha experiencia en guion y, por eso mismo, me parece un género súper atractivo y desafiante, porque tengo muchísimo por aprender y seguir experimentando ahí. Y también veo en el guion un mercado ¿no? Yo vivo de la escritura, esa es, seguramente, mí principal fuerza de trabajo, y quiero seguir viviendo de esto que me gusta y que me sale más o menos bien. Y los guionistas no lloran, los guionistas facturan. En el mercado periodístico es todo tan inestable y precarizante... a veces pareciera que la palabra se ha devaluado más que la moneda. Me pregunto cuántos cronistas pueden vivir hoy exclusivamente de sus crónicas. Por eso, haber sido parte de un documental como La One, es un lujo. Creo que el presente del oficio exige esa promiscuidad genérica y de formatos que me encanta; ser un drag queen de la escritura. Y ahora me siento un poquito más guionista que antes.

Mirá a la cámara y mandá saludos. Es tu momento.

No sé bien qué tengo que hacer acá, pero quiero aprovechar para agradecer. A Tomás Pérez Vizzón, director de Anfibia Podcast, que me convocó para ser parte de este proyecto. De seguro tenía a mano en Buenos Aires a miles de personas idóneas para este trabajo y buscó a un tucumano sin experiencia previa en el formato. Se la jugó y valoro un montón esa confianza. A todo el resto del equipo de laburo de Anfibia (India Molina, Damián Kuc, Rubén Vivero, Mateo Corrá, Vera Ferrari, Natalia Arenas, Lucía Rodríguez, Facundo Rodríguez, Ana Laura Fortuzzi y Nazarena Rodríguez) y también a los de Spotify (son una bocha también). A Priscilla, que tuvo la paciencia y el amor suficiente para soportar la neurosis de un tipo que se pasó muchos meses obsesionado con Moria Casán. A la familia y amigos que me bancaron este tiempo y que bancan siempre. A Luis Sampieri, gran director de cine y mejor amigo, que una vez creyó que yo podía escribir un guion y que es mi mentor en el género. A todos los que se coparon y me escribieron para decir que les gustó el podcast, valoraron el laburo y tiraron la mejor onda. A Moria, por existir.