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La Batalla de Tucumán y su enorme significado, según el Instituto Belgraniano

211° ANIVERSARIO

El freno de la revolución al sometimiento del Reino de España. El triunfo que allanó el camino hacia la Declaración de la Independencia, en 1816. Qué dicen los historiadores.

“Batalla de Tucumán”. Óleo del pintor, dibujante e ilustrador Francisco Fortuny (España, 1865 - Buenos Aires, 1942).





La Batalla de Tucumán, librada el 24 de septiembre de 1812, resuena con fuerza en la historia argentina. Fue un enfrentamiento decisivo en la lucha por la independencia que frenó la avanzada realista y marcó un precedente de victoria para las tropas patriotas del norte. Esta batalla, junto con la de Salta, son consideradas las únicas contiendas campales contra los españoles en suelo argentino, dotándolas de un carácter distintivo.



El general José María Paz, en sus Memorias, aporta detalles valiosos sobre aquellos días. Narra cómo Manuel Belgrano, al hacerse cargo de un ejército prácticamente en ruinas, inició la retirada desde Jujuy hacia Tucumán a fines de agosto de 1812. Con sólo 1.500 hombres, su ejército estaba en una situación crítica. En contraste, el general Tristán, al mando de las tropas españolas, les perseguía con más de 3000 soldados.


A pesar de la adversidad, Manuel Belgrano demostró una fortaleza y valentía imponentes. Su liderazgo evitó que el ejército cayera en el pánico. Su resiliencia y determinación se reflejaron en su constante voluntad de enfrentar al enemigo, sin ceder ante la presión.


Las tropas patriotas lograron una victoria contra las avanzadas realistas en Las Piedras el 3 de septiembre de 1812. Sin embargo, lo que resalta es la actitud desafiante de Belgrano al ignorar las directrices del Triunvirato, que solicitaban el abandono de Tucumán. Siguiendo esas instrucciones hubiera significado la pérdida del norte argentino. Belgrano, con su firme decisión, aseguró la continuidad de la lucha por la independencia en el norte.

Una maniobra estratégica llevada a cabo por Belgrano fue la simulación de una ruta hacia Santiago del Estero, lo que llevó a Tristán a creer que Tucumán sería abandonada. Esta táctica provocó una serie de eventos que culminaron con la captura de Huici, un alto mando realista. Belgrano luego reorganizó sus tropas en La Encrucijada, cerca de Tucumán, preparándose para el enfrentamiento decisivo.

Durante los doce días que precedieron a la Batalla de Tucumán, Belgrano se centró en la organización de su ejército. El apoyo de los ciudadanos de Tucumán fue crucial, proporcionando recursos y refuerzos para enfrentar al enemigo.

El día del enfrentamiento, 24 de septiembre, a pesar de la desventaja numérica, las tropas patriotas mostraron una resistencia formidables. Un elemento inesperado, un huracán acompañado de una plaga de langostas, creó un ambiente caótico que contribuyó al desbande de las tropas realistas. La caballería gaucha, en su mayoría tucumana, desempeñó un papel fundamental en la victoria, causando estragos en las filas enemigas.

La victoria en Tucumán tuvo repercusiones más allá del campo de batalla. El historiador Vicente Fidel López la describió como “la más criolla” de todas las batallas en territorio argentino, resaltando la importancia de estudiar las particularidades de cada región en el contexto bélico. Además, Mitre destacó la trascendencia de esta batalla no sólo para la revolución argentina, sino también para la independencia americana.



El Instituto Belgraniano, en sus registros, destaca una parte del informe redactado por Manuel Belgrano el 26 de septiembre de 1812. En él, Belgrano resalta la victoria alcanzada el 24 de septiembre, subrayando la protección de Nuestra Señora de las Mercedes.


Esta narrativa, respaldada por el Instituto Belgraniano, subraya la importancia de la Batalla de Tucumán en el marco de la lucha independentista de Argentina. La valentía, estrategia y resiliencia mostradas por Manuel Belgrano y su ejército son un testimonio del espíritu patriótico que impulsó la causa de la independencia en el territorio argentino.