"Me siento una diva": Alexa, la reina con comparsa propia por la que llora Aguilares
Hoy la lloran y la duelan todos en la ciudad porque su nombre es sinónimo de carnaval, corso, pluma y baile. Quién fue Alexa Ibáñez; la mentora de su propia leyenda: “Mi alma está en Aguilares”. Crónica y video.

Foto: InfoAguilares
Como cada año para esa fecha, Aguilares se agitaba ante la inminencia de una nueva edición de sus tradicionales corsos de carnaval. Corría enero de 2018, Alexa Ibáñez se alejaba por un momento de la máquina de coser en la que confeccionaba los trajes de su comparsa para atender al periodista Alfredo Aráoz y relatar su historia. Eran días en que vivía el sueño que tanto había soñado desde muy niña: tener su propia compañía en los corsos. Hoy su Aguilares natal amaneció conmocionado por la trágica noticia de su partida, pero Alexa deja un legado que ciudad no olvidará jamás. Y también deja una historia; esta historia que es la de una vida de lucha, de superación y de devoción por el carnaval. El recuerdo de una reina de las plumas en la pluma del periodista de eltucumano.com.
Alexa Ibáñez esperaba que su mamá saliera a hacer las compras a la despensa de la esquina o se echara a dormir una siesta en el silencio de Aguilares para ponerse a jugar. El juego era revolver roperos, sacar telas, probarse vestidos, usar pinturas, collares y pararse frente al espejo: "Desde chica me escondía y soñaba con ser una bailarina de corsos y tener mi comparsa propia".
Cuando todavía no era conocida como Alexa, justamente su mamá empezó a llevarla a los multitudinarios carnavales de la ciudad. "Eso me entusiasmó. Después conocí a una amiga que bailaba en los corsos y habló con el dueño de una comparsa. Entonces empecé a salir de mi casa, siempre a escondidas. Hasta que mi mamá se enteró y le dije la verdad".
La verdad es que quería ser bailarina de los corsos y aprender a diseñar los trajes con los que bailaría. Y que conoció a unos correntinos que habían venido a promocionar sus famosos carnavales a Tucumán. "Me ofrecieron mudarme a Corrientes a estudiar Diseño y aprender todo sobre el carnaval. Me fui con un poco de miedo, pero volví para cuidar a mi mamá y no me arrepiento. Sueño con tener mi comparsa en Corrientes, con bailar en los carnavales de Brasil, pero mi alma está en Aguilares".
El lugar donde está el alma de Alexa empezó a celebrar este fin de semana sus 42 años ininterrumpidos con los corsos provinciales. Más de 30 mil personas desbordaron el corsódromo, una pasarela de 800 metros por donde asoma el Rey Momo y en la que desfilan comparsas de todas las edades y colores. Es un mundo de bailarinas y bailarines cubiertos con concheros, espaldares, casquetes, brillo y plumas, muchas plumas.
Alexa se metió en ese mundo con sus diseños para otras comparsas, les hacía los trajes, pero no sentía el reconocimiento por su trabajo. "Corté por lo sano y me dije a mí misma: 'Si no hacen valer mi trabajo, no lo hago más para ellos. Me fui y muchos bailarines empezaron a seguirme a mí. Tomé coraje y pensé: 'Me largo sola al estrellato'. Y me mandé a la Municipalidad. Ahí me dieron un lugar en los corsos como invitada: ellos me ponían la batucada, yo tenía que estar divina. El problema es que ni una pluma tenía, tenía todo pero ¡me faltaban las plumas!".
Las plumas son la obsesión en la vida de Alexa desde la infancia, desde que no tenía ni una sola hasta el sábado a la noche pasado cuando salió a desfilar con un traje, con un destaque de 45 mil pesos encima: "Usamos plumas de faisán, amazonas, colas de gallo. Es carísimo conseguirlas. Hay trajes en los carnavales de Corrientes que cuestan 350 mil pesos: ellas tienen un auto puesto encima, pero nosotras no nos quedamos atrás".
Y el horror: "El viernes nos agarró la lluvia en el predio. Se nos mojaron las plumas y pasamos toda la noche con el secador, secando las plumas una por una, y al día siguiente las pusimos bajo el sol, una por una". El esfuerzo, jura Alexa por San Expedito y la Virgen del Valle, vale la pena: "Son carísimos nuestros vestuarios, pero vivimos para esto, trabajamos todo el año para juntar el dinero y la intendente Elia Mansilla nos apoya muchísimo. También usamos mucho brillo: estrás, cristales, piedras de vidrio, todo incrustado. No me quejo: en el escenario tengo que estar imponente".
Si las plumas son la gran pasión de Alexa, el carnaval es su gran amor. Y su pareja lo sabe: "Él se enoja. Es muy reacio con todo esto. Yo le digo que me casaría con todo lo que hago, amo mi trabajo. El problema es que a él no le gustan los corsos. Lo raro es que él me conoció así, en los carnavales. El primer año estuvimos bien, pero el segundo ya hubo problemas. Entonces le propuse que nos viéramos menos. Yo le aclaré que no voy a dejar todo esto. Y ahora que estoy a pleno con mi comparsa, menos: nos vemos cada dos semanas".
Se ríe Alexa cuando habla de los avatares con su pareja. Y por un rato se relaja y se distiende por primera vez en el día. Ha estado de reunión en reunión y caída la tarde ha vuelto al taller para alistar los 75 trajes de cara a la noche más esperada de su vida: el primer sábado de febrero, el sábado 3, el que viene, cuando se anuncie a la comparsa ganadora de Aguilares y Alexa espere que suene su nombre.
"Voy por el primer lugar. Se elige baile, formación, cómo se comportan en el corsódromo, si no hay nadie tomado, la puntualidad y los trajes. A la previa no la voy disfrutar: es una locura, es un caos, me fijo que estén bien todos los trajes, los destaques, los más bordados. Pero después sí, una vez en el escenario, disfruto del circuito, el público nos espera, me sacan fotos, los de Seguridad me protegen. Me siento una diva".
Antes de que retome la máquina de coser hasta que se haga de día, Alexa se baja de las plataformas de diez centímetros, se quita el casquete, se saca el espaldar, se desprende el conchero y, una por una, todas las plumas y el brillo que hacen a Pasión Gitana, la temática elegida para este año. A cara lavada, se toma un tiempo y recuerda los tiempos más difíciles, cuando sufrió discriminación y se le cerraron las puertas: "No te voy a decir quién ni dónde pero sí, la sufrí. Había abierto puertas para llegar a las comparsas, alguien habló con autoridades que ya no están y esas mismas puertas se me cerraron. Pero no me di por vencida, soy una luchadora hasta el final. Y aquí estoy".
Ese espíritu de lucha y estrás es el que llevarán Alexa y su comparsa el próximo sábado, en la última noche de corsos: "Mi comparsa está compuesta por 75 personas. Cuando las elijo, apuesto a la inclusión porque yo soy así. No soy de discriminar. Yo soy gay y no me gustaría que me discriminaran. No quiero 100 chicas poderosas. Por eso tengo chicas rellenitas, discapacitadas, y chicas y chicos lindos también, de todo, como tiene que ser. Eso, siempre, a alguna gente le molesta. Cuando me dicen algo, ahora estoy más fuerte. Tengo muchos amigos que me dan una mano, y no me están escondiendo. Yo misma ya no me escondo. Desde hace cuatro años, ya no me escondo más".