Detrás de las paredes: ¿Qué pasó con el Cabildo de Tucumán?
Su ubicación estratégica, en una esquina frente de la Plaza Mayor (actual Plaza Independencia), respondía a las reglamentaciones indicadas por las Órdenes Reales de los Reyes Católicos. ¿Por qué desapareció? Los motivos. | Por Arq. Gabriela Neme

Tuvimos Cabildo.
Poco queda del paisaje colonial de la ciudad de San Miguel de Tucumán caracterizado por construcciones austeras, casas de una planta de paredes encaladas blancas, techos de tejas y aberturas pequeñas. Se había trazado un perfil urbano chato y solamente sobresalían por su altura las torres de las iglesias y la del Cabildo.
Como la mayoría de las ciudades hispanoamericanas, nuestra ciudad tuvo su Cabildo, aunque se haya borrado de nuestra memoria colectiva y muchos tucumanos desconozcan su existencia. Lamentablemente, fue demolido junto con dos casas linderas al sur, la del doctor Próspero García y la de don Tiburcio Molina. Esto sucedió en el año 1908 para ser reemplazado por la actual Casa de Gobierno.
La decisión de materializar la nueva sede del poder ejecutivo provincial se tomó durante la gestión del gobernador Luis F. Nougués y se eligió el Art Nouveau como lenguaje arquitectónico, proyecto del Ing. Domingo Selva. En ese entonces las clases políticas gobernantes se identificaban con el pensamiento liberal y querían demostrar el nacimiento de la República Argentina representativa, republicana y federal, con una nueva imagen que replicaba a la arquitectura desarrollada en Europa. Eran los años de la modernización y Tucumán no fue ajeno, ya que se encontraba en una etapa económica floreciente gracias a la industria azucarera.
Con ese mismo espíritu, durante el período del primer centenario de la Independencia argentina, se demolieron gran parte de los edificios coloniales por ser reflejo del atraso y del anulado pasado colonial. Hoy, en la actualidad, en la capital tucumana solo quedan en pie la Casa del Obispo Colombres, dentro del Parque 9 de julio, y la Casa Histórica de la Independencia, el Museo Folklórico Provincial y la Peña El Cardón, en el casco histórico original.
Respecto del Cabildo, las investigaciones no pudieron revelar datos sobre el constructor ni el año de construcción, pero se estima que data de fines del Siglo XVIII. Se puede conocer cómo fue el edificio a través de las pinturas y acuarelas de la época. Su ubicación estratégica, en una esquina frente de la plaza mayor (actual Plaza Independencia), respondía a las reglamentaciones indicadas por las Órdenes Reales de los Reyes Católicos. En ese entonces las manzanas se dividían en 4 solares y fueron ocupando las que estaban alrededor de la plaza; hacia fines del siglo XIX se continúa con la ocupación del resto de la trama urbana de 9 por 9 manzanas.
En ese entonces el Cabildo funcionaba como un organismo de control político de la corona, similar al rol de las municipalidades actuales, y a su vez de representación popular y criolla. Cumplía una multiplicidad de funciones: daba tierras y solares; otorgaba permisos para vaquerías y de edificación; cuidaba del abasto; señalaba la venta de productos alimenticios; imponía tasas; organizaba las fiestas populares; intervenía en las costumbres, el vestido, los gastos y lujos excesivos; y tenía avances en la autoridad eclesiástica. En otras palabras, regulaba la vida civil de todos los vecinos y vecinas que habitaban la ciudad.
Este edificio tenía sus antecedentes en las cortes españolas, asambleas en la que el rey y los representantes de la nobleza, el clero y el Estado llano redactaban leyes en beneficio común. Con respecto a la tipología arquitectónica, se componía de elementos característicos como la torre que podría contener al reloj y a las campanas para convocar a los vecinos, las galerías porticadas para reunión de los ciudadanos en donde podían leer edictos o esperar decisiones y el balcón concejil, en donde las autoridades se muestran al pueblo.
En algunas ciudades de nuestro país todavía subsisten cabildos como en Luján, Salta, Purmamarca, Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Sin dudas la imagen del Cabildo representa un ícono de nuestra memoria colectiva como argentinos, ya que seguramente todos lo dibujamos durante nuestra infancia y forma parte de nuestra identidad, como símbolo de nuestro primer grito de libertad, transcurridos 213 años de la Revolución de mayo de 1810.