Top

El Asesino del Romance: "El under es donde se cuecen las mejores cosas"

Espectáculos

Este viernes vuelve a la provincia El Asesino del Romance y se presentará junto a Natalia A. y Agustín Goytia en Fuzz. Entrevistamos a Eduardo "Chueco" Ferrer del Asesino. VIDEO | Por Jerónimo Cipriani





La primera vez que escuché El Asesino de Romance fue hace unos diez años atrás en Soundcloud. No había muchas canciones subidas y quedé fascinado con lo que sería el demo de “La ropa y la droga blanda”. La letra buenísima, como un montón de otras que escribió el Chueco, me tenía enganchado a reproducirla en repetición.

Considero y respeto al Chueco como un gran compositor y letrista de que dio la provincia. Aparte, no quiero dejar de contar que, en cada oportunidad que tuve de compartir con él, me dejó la sensación de estar frente a una persona humilde y amable. 

El Asesino del Romance es el proyecto actual del Chueco Eduardo Ferrer, pero participó y participa como músico en Monoambiente, Klemm, Posavasos, Los Labios, Diosque y Andrés Ruiz, entre otros. 

El Asesino vuelve a la provincia, y este viernes a las 22 hs, estará cantando sus canciones en el espacio cultural Fuzz Espacio Cultural Independiente. Junto él, compartiendo la noche, estarán Natalia A. y Agustín Goytia.

El Chueco todavía no llegó a la provincia, así que para la entrevista estamos cada uno en su casa, conectados por videollamada. 

“- ¿Te molesta que corte las verduras mientras charlamos?”, cuchillo en mano, el chueco está listo para preparar lo que será el relleno de sus empanadas de berenjena.

- Me sorprende que siempre te mantuviste en el under, ¿me contás algo de eso?

- Tiene que quedar en claro la obra que uno quiere hacer. A veces trabajando en grupo o muchas cosas pueden hacer que te empieces a confundir y decir “voy a hacer eso porque ahora todo va por acá”. Yo siento que, más que nada ahora que ya pasaron un montón de años, siempre tuve en claro eso de que quería hacer lo que yo quería hacer y si pasaba algo a otro nivel pasaba, y, si no, es parte del juego. No hay una receta, no hay nada. Lo que sí hay es laburo y yo tampoco soy una persona que está todo el tiempo laburando. Si creo mucho en eso, si uno labura labura labura, seguramente va a tener muchos más resultados que si no. Pero tampoco es que va a hacer que algo funcione.

- A pesar de que uno puede trabajar de manera más incisiva o menos o trabajar diez mil horas por día, ¿no crees que con la llegada de internet y sobre todo con las redes, esa posibilidad de amplificar un público y de pronto, acercarse un poco más a eso que sería “vivir de la música”, ¿no crees que también hay un trabajo ahí en el cual se puede invertir? ¿Que te parece eso a vos?

- Por un lado, me parece buenísimo que exista esa herramienta, pero yo en particular con las redes no me hallo mucho, no me dice mucho estando ahí, de hecho cada vez que subo una historia digo “uy, ¿qué estoy haciendo?”, como que no me resulta algo tan natural. Creo que tiene que ver con algo generacional, por un lado, y aparte uno vive con mucho bagaje de años de pensar las cosas de una determinada manera que las nuevas generaciones no se preguntan nada. La nueva generación quiere estar, salir. Primero tiene muy en claro que es lo que quiere, algo que me parece que en el caso de mi generación era diferente, era “no, la veta comercial, no”. La generación de ahora ha empezado con algo bastante claro: “yo voy a hacer esto y voy a vivir de esto. Le voy a dedicar un montón de horas a estar en las redes, a aparecer, ir a tal lado…” Más allá de lo musical, porque sin lo musical todo eso se puede llegar a caer. Después tienen muchas herramientas para hacer música. Escuchas reggaetón o trap y podés hacer una canción bajándote una base y después te fijás. Está bueno eso, se facilita. Después quedó todo mucho más cerrado, el embudo se cerró más para ellos y eso hace que resulte mucho más fácil poder transmitirlo y crearlo. Vos, cuando empezaste a hacer canciones seguramente necesitabas una placa, la compu, alguien que te grabe, un micrófono. A la vez, si no tenés la creación, no la tenés. 

La generación nueva vuela, está en otro lado. Tiene la cabeza mucho más abierta y está buenísimo eso, pero tienen 20, 30 años. 

Me gusta el raeggetón, me gusta el trap, no es la música que escucho todo el tiempo, pero si la escucho, si la consumo y algunos me parten la cabeza y algunos nada, como todos los estilos. El otro día estaba escuchando La Joaqui, y vuela, es increíble.  

- Algo que me copó y que me parece interesante entre los que pertenecen a la escena del trap, sobre todo los que salieron del 5to Escalón, es que por más que estaba matándose en las batallas de freestyle, después ves que se tiran flores fuera de la competencia. Sentí que son menos egocéntrico de lo que yo conozco en la escena de músicos que me rodea. Como que se apoyan. Es como que sabían que si crecía uno, crecían los otros.

Esto te lo digo entre comillas, hace poco hablé con Andrés Ruiz que tocó en Tucumán y vos lo llevaste. Hizo una fecha y después hizo otra fecha y ya no fue nadie. Le dije que es algo que siento que pasa en Tucumán y en algunos otros lugares, digo Tucumán porque yo soy de ahí. Digo: “vieja, viene un artista de otro lado, ¿no vas a tener un poco de curiosidad para ir a ver que está haciendo?


- No sé cuál es la razón la verdad, pero con los artistas nuevos tucumanos voy a ver recitales que por ahí hasta escuché y no me interesan tanto, pero voy al vivo para volver a la situacion de recital y si te clavas, te clavas.

- Vas a ver porque sos músico y te interesa saber que está haciendo el otro, a ver qué onda. Por ahí me pasas tu disco y yo lo escucho, capaz que no en el momento, pero pasa un tiempo y lo escucho para ver que onda. Más allá de que te interese o no ese tipo de música. Hay algo de chotedad de decir: “que me venga a ver él a mí”. Para mí esta bueno porque en el under es donde se cuecen las mejores cosas de todo, no solo de la música. En la literatura, el arte, en todo. Porque después empiezan a haber diferentes reglas que solamente algunos las pueden pasar.

- Algunos se deforman para mal y algunos pocos mantienen eso que en el under era genial.

- Para mi los Baba son en el ejemplo más grande de eso. Siguen estando vigentes, siguen haciendo cosas buenas. Vos ponés cualquier canción de ellos, te guste o no, y decís “está buena la canción”. Pero bueno, son uno ¿en cuántos? Después escuchas Fito Páez que me parece que tiene una obra increíble en un momento y después, sus discos es como que te agarrás la cabeza.

- Pasa mucho, la música es difícil mantenerla, sea genial o no, con cierta frescura y no parecer…

- Por supuesto, cuando empezaste y hacías canciones y estabas con todo ahí bla bla. Pero después todo se empieza en cierta manera a transformar en otra cosa, no sé. 

No es lo mismo tener 20, que tener 30, que tener 40, 60 o 70 como Charly, ponele.

- Charly ya está chau.
Sin embargo, vos escuchás La máquina de ser feliz, no sé si lo escuchaste, más allá de que el vago está súper auto-tuneado y que casi no es él. Que a mí, por ejemplo con Fito, no me pasa.


- La verdad ya no me tomé el trabajo de escuchar discos nuevos de ellos.

- Tardé un tiempo en hacerlo, pero lo hice una vez con Rita, mi hija, que me preguntaba quien era Charly. Estábamos en YouTube y nos pusimos a ver. Saltó ese tema y dije “está bueno esto”, no lo había escuchado, re prejuicioso.

- Uno es prejuicioso. A ver, entre criterio y prejuicio, uno va por ahí cerrándose o abriéndose a cosas.

- Total, aparte hay tantas cosas para escuchar que ya no sabés qué.

- ¿Cómo fue tu pasaje a BA, en que año te fuiste?

- Me vine en 2001 a tocar con Klemm y saqué como una invitación para tocar en un festival y también habíamos tocado en un par de lugares chiquititos. Yo la verdad que estaba medio sin saber qué hacer en Tucumán, sin saber en general. Entonces, como que estaba saliendo con una piba, me vine acá y me quedé en 2002. La escena musical en ese momento era todo lo que a mí me gustaba, estaba Índice Virgen, el sello que había hecho Sebastián Carreras. Me gustaba mucho el universo que pasaba ahí. Era como saliendo lo que era el “nuevo rock argentino” donde estaban Los Brujos, Suarez, Babasónicos. Era el ‘97 o por ahí. Se empieza a gestar este movimiento cancionero. 

Este sello era medio de elite, muchos eran del mundo del periodismo, de la Inrockuptibles y algunos tenían bandas. Ahí está por ejemplo Leo García, Bochantón, bandas más chicas, Girasoles, Entre Ríos, que era la banda donde estaba Carreras. También Esteban Castello, Victoria Mil, Victoria Abril era en ese momento, después tienen un quilombo y cambian el nombre.

A mi me interesaba eso. Yo iba a Tucumán a lo de Piñero (cantante de Estación Experimental) que tenía un bar con el Vampiro, iba a la Velvet, un bar que estaba súper piola porque Piñero y el Vampiro son súper exquisitos de la música, con mucha data musical y muy buen gusto para mí. Entonces ibas a un bar y escuchabas música increíble. Fue un momento muy lindo en Tucumán porque empezaron a abrir bares que estaban piolas, como el Edén, que era el bar de un alemán loco que había caído a Tucumán. Entonces ahí yo pasaba música con el Ciego (Manson) y con Mariano García. Mariano me pasó mucha música a mí, escuchaba un poco más ahí del rock nacional y algunas cosas muy chiquitas pero no tantas. En esa época lo conocí a Fede Carlorosi, a Diosque, que tenían una banda que se llamaba Personality Crisis, a Bruno Masino y ahí fui conociendo otro tipo de música. Cada vez que venía a Baires, que venía mucho, iba al Parque Rivadavia y compraba discos, cassettes, lo que encontraba. Ahí compré uno que decía “nuevo rock argentino” ahí estaba todo esto. Era un mp3 donde estaba todo, entonces… me perdí un poco lo que te estaba diciendo. Ah! yo pensaba que lo que pasaba acá era muy diferente porque iba a la Velvet y veía una banda y éramos veinte personas. De repente venía acá y pensaba "voy a ver estos artistas". Voy a verlo a Bochatón, que era mi héroe, y éramos veinte personas. La única banda que ibas a ver y pasaba algo era Adicta o Miranda en esa época, el under está en todos lados. Uno tiene una idea que estando en otro lado van a suceder cosas diferentes a otra escala y después te das cuenta de que el ghetto es chiquito en todos lados. De ahí estuvimos haciendo música con Fede Carlorosi, y se sumo Ariel Flichman a Klemm, grabamos unos discos, tocamos en varios festivales, la verdad que estuvo re piola.

- ¿Hasta que año duró Klemm?

- Con klem hicimos un par de EP’s muy independientes, creo que un simple. No sé si 2008 o 2009. Si sé que medio de repente empezamos a tocar en Los Labios, que era de cumbia, y medio que la atención se fue yendo para ahí. Yo empecé a hacer otras canciones y empecé a armar Posavasos que fue otra banda que tuve y en un momento medio que cayó por su peso, como que las energías empezaron a disiparse. En una banda si no van todos para el mismo lado es difícil conservarla. 

- De ahi vino posavasos.

- Ahí empecé a tocar con Ceci Kang y con un grupo de gente que no era tanto de la música, sino que era más de otro palo o por lo menos no era del mismo grupo de gente con la que yo me estaba juntando. Después entró Javi Belziti, que para mí ahí sumó mucho más y con él grabamos. Javi en ese momento tocaba los sintes y estaba en una banda que se llamaba Electrón y medio que estaba terminando con eso. Hicimos tres discos más, después se sumó Guazuncho en la batería, también tocó Quique Llid que tocaba con Los Brujos. Creo que nos mató que yo quería tocar mucho y otra parte quería tocar menos en mejores lugares. 

- ¿Posavasos era tu proyecto o era una banda?

- Eran mis canciones, pero era una banda. Con ellos también hicimos tres disco y un EP. Para mí fue una época re linda porque eran canciones más frescas, era más pop.

El momento era más fresco, como que estaba mucho más maduro musicalmente, pero tenía, no sé, diez quince años menos. Como que ya venía de la base de Klemm donde había medio arrancado un poco a componer, más o menos sabía el funcionamiento de una banda y más o menos qué quería y qué no. Acá la pasábamos bomba, más allá del momento musical, tenía treinta años y la estaba flashando. 

- ¿Después llega el Asesino del Romance?

- Claro, en ese mismo momento que estábamos con Posavasos también me empezó a pasar que yo tenía muchas ganas de tocar y no tocábamos tanto. Yo empecé a hacer otras canciones, tocarlas por otro lado y me puse otro nombre.

- Me acuerdo del Soundcloud. Así llegó a mi vida El Asesino. Estaba tan enamorado de “La ropa y la droga blanda” y estaba tan acostumbrado a esa versión que cuando salió él en disco es como que no podía escucharla. El amor que uno tiene por los demos a veces es imposible superarlo.

- A mí me pasa lo mismo que a vos.

Me costó mucho realmente el Asesino porque al ser todos muy amateur, me incluyo, era muy difícil encontrarle un sonido y cuando grabamos nuestro primer disco, quería grabarlo con Carminha (Villaverde) porque la había escuchado en el disco de Carmen Rolandi, Las estelas, también en un disco de Paula Trama donde ella había estado en la mezcla. Aparte la había conocido y me parecía una persona increíble. A ella le gustaba el Asesino también y yo le dije “grabemos”. Yo tenía las canciones que veníamos tocando hace rato. Yo pensaba que ella la tenía súper clara y me di cuenta de que nunca en su vida había grabado una batería. A ese disco lo grabamos con un batero que no era baterista, un ingeniero de grabación que nunca había grabado una batería, con Carmen que no era bajista, Silvina, que era mi pareja, que cantaba y no era cantante, yo que no toco bien la guitarra. El único bueno era Esteban García en los teclados. Aparte con un micrófono SM 58 y un 57. Fue un disco que tuvo mucho proceso. Fue hermoso, aprendí un montón de cosas desde ese lado. Siento que es un disco que escucho y tiene mucha inocencia, pero a mí me encanta. Tiene ese algo de los demos que vos hablás y me decís. Ese espíritu que a veces la producción hace que se pierda.

- Si recuerdo haber pensado que sonaba algo crudazo.

- Imagináte como estaba grabada la batería, así estaba grabado todo lo demás, caseramente. Entonces es un disco que tiene mucho amor, para mí lo que tiene son lindas canciones.

- Eso es seguro, si agarraste algo, es la especie de marca "Ferrer" en la composición y hasta en la forma de escribir lo pienso también.

- Si, es un disco que cuando lo grabamos estaba compositivamente maduro, después cambió un poco. Al segundo disco, que es muy pretencioso, lo hicimos con Dami Cubilla (Te king). Fue un disco más de sintes, de estudio. Grabamos las baterías en un estudio increíble. Fue otra cosa. Antes habíamos hecho un EP con él y con Antü (Filardi). 

Después hicimos el tercero con Hijo Único. A mi me encanta como produce Lea, sobre todo porque es como un productor que no te va a hacer grabar muchas cosas, va a saber de antemano qué necesitas y qué no. Entonces costó menos. Lo empezamos a grabar y empezó la pandemia y después medio que lo terminamos entre los dos, yendo y viniendo. Al final las chicas metieron lo que faltaba. Como que al disco lo producimos los tres entre Lean, Delfi (Peydro) y yo. De hecho, en el disco anterior Delfi fue bastante importante.

Lo que siento con el Asesino, desde ese disco más que nada, es que se consolidó bastante. En ese momento hemos dicho no toquemos más batería porque es un quilombo, pero después me empecé a ver con el Mocho (Orio) porque me invitó a un ciclo de compositores. Salió re lindo y dijimos “hagamos esto más seguido”. Empezó la pandemia y quedó en un stand by y cuando se abrió nos juntamos de nuevo en un proyecto efímero que se llamó Chueco y Mocho. Él cajas de ritmos y un bombito y yo la guitarra. Canciones de Klemm, Posavasos y el Asesino. Tras eso, lo invité a tocar en el Asesino. Hace años quería tocar con él, pero siempre estaba ocupado. Justo lo agarré, se enganchó y quedó. En un principio estaba con las cajas, pero me dijo “yo quiero tocar la batería”. Imposible decirle que no a semejante baterista.

- Para ir cerrando con algo tuyo que me interesa mucho, las letras. ¿Cómo aparecen las letras o de qué manera creas? Todo ese mundillo íntimo me coparía que se conozca de vos.

- Gracias, pero no tengo mucha idea de cómo es. Antes hacía una letra y después hacía una canción. Creo que hay algunas letras del primer disco del Asesino que son así. Después eso me empezó a costar, entonces a veces voy escribiendo en algún lado y va quedando en un cuaderno o no, y se va armando una historia. Lo que hago ahora hace bastante, es play rec. Empiezo a tocar, grabo y va saliendo algo. Después de esa masa, en donde está la mayoría de algo, cambio palabras o modifico la melodía. Como que voy más por ese camino. No soy una persona muy prolífica que está todo el tiempo haciendo canciones. Pero si siento que tengo una canción que está bien y me gusta la grabo.

- ¿Qué te dice cuando la canción está bien?

- Lo primero es que sienta que es auténtica y que no me dé vergüenza. Si tiene dignidad está bien. Realmente no sé cuál es el filtro. Lo que sí te puedo decir es que no hago muchas canciones.

- Aunque tenés un buen paquete de canciones compuestas a lo largo de tu vida.

- No tengo eso de “me voy a sentar a hacer canciones”. Si ahora vamos a hacer un disco tengo canciones que están y seguramente eso me va a mover a hacer más canciones. 

De alguna manera es un fenómeno bastante natural y espontáneo que sucede cuando surgen las canciones. Después se trabaja pero no es que me siento de ocho a diez horas a buscar algo.

De cualquier manera siento que si me sentaría ocho horas, más allá de que me dormiría muchas siestas en el medio, seguramente pasaría algo. Pero está en contra de mi naturaleza. Vos sos así o asá. Yo admiro a la gente que hace eso, muchísimo. De hecho, estoy en un momento musical fuerte porque estoy haciendo muchas cosas referidas a la música. Estoy dando clases de canto, armé unos coros. Sea mío o no, toco con Juan (Diosque), o a veces con Andrés, o alguien me invita, siempre estoy en una ¿viste?. Siento que el músculo que ejercito va por ahí. Después hay veces que ni me interesa escuchar música, siento que a veces quiero estar en silencio. Como que está en cada uno, siento que cuando vos sos sincero con vos pasan otras cosas, si no, por lo menos en mí caso, se pone turbia la cosa. No es algo que me interesa.


- ¿Qué hay en la vida del Chueco por fuera de la música?

- Andar en bicicleta, jugar con Rita, cocinar, estar con amigos, estar al pedo haciendo nada. Tratar de disfrutar la vida, parece una frase muy hecha, pero lo es. Siento que con los años que van pasando, a los veinte pensás una cosa, cuando tenés treinta pensás otra, te exigís muchas cosas, después llegan los cuarenta y es como te das cuenta de que te empiezan a chupar un huevo un montón de cosas y empiezan a ser más importantes otras. Y siento que esas son las cosas importantes realmente. A los treinta salía y hacía un montón de cosas ya sin ganas, porque las tenés que hacer, porque tenés que estar, porque bla blá. Después te das cuenta de que no tiene incidencia. “¿Qué es lo que importa?” Cuando uno traduce eso a la vida, ganaste un montón y si lo podés pasar un poco a la obra… Quiero seguir haciendo canciones, es lo que me interesa. Tocando, y si toco con gente piola, que creo que tuve la suerte de siempre hacerlo, va a estar todo bien. Después lo demás es como una yapa hermosa. Pero es eso. La búsqueda va por ahí.