"Hasta el día de hoy me arrepiento": la aterradora experiencia de Adrián jugando a la copa
¿Mucho más que un juego? La terrorífica historia de un tucumano que cambió su visión sobre esta práctica tan popular para “invocar muertos”.

Existe una actividad muy controversial en el mundo de lo esotérico, y es el famoso juego de la copa. El mismo, consiste en usar una copa invertida sobre un tablero que tiene el abecedario completo, las palabras, si y no, los números del 0 al 9, y un “adiós”. Durante una sesión de esta actividad, las personas se reúnen alrededor del tablero, invocan a un espíritu y le hacen preguntas.
Sin embargo, hace ya muchos años quienes práctican la magia blanca aseguran que esta actividad no es un juego, pues consideran que con estas invocaciones se estarían atrayendo entidades de lo que llaman el bajo astral.
Esta es la historia de Adrián, un tucumano que contó su historia para Tucumán Paranormal sin decir su nombre completo, pero sin con lujos de detalles: “Yo soy estudiante de la facultad de ciencias económicas de nuestra provincia, y esto que pasó a compartirles sucedió cuando cursaba el segundo año de la carrera”, comenzó.
“Había conocido un grupo de compañeros de estudio y eran común las salidas con los changos a bailar y a comer. Entre ellos estaba Esteban que es de Santiago del Estero y Ricardo, los más allegados a mí. Con los muchachos organizamos un día ir a pasar el fin de semana a Tafí del Valle, ya que mis viejos tienen una casa de veraneo allí. Llegamos un viernes, después de almorzar nos acomodamos, salimos a caminar por la villa y decidimos hacer un asado a la noche”, continuó.
“Esteban es un muchacho más bien tímido con los demás, muy estudioso y con mucho conocimiento en temas paranormales, algo que se ve le apasiona y tiene conocimientos sobre el tema. Esa noche se largó a llover comimos el asado y nos pusimos a tomar fernet y jugar al truco, así se pasaron las horas y la charla se dio para hablar sobre apariciones, duendes, etc.”, contó, sobre el comienzo de esta conversación que derivó en una mala decisión.
“Yo soy más bien escéptico y les decía que todo lo que hablaban era puro cuento, que no era cierto, nos pusimos discutir y cada uno daba su argumento hasta que le recrimine ‘a ver, demostráme que existen esas cosas’. Esteban miró a todos y dijo ‘Bueno, dale, hagamos el juego de la copa, yo sé hacerlo’. Un silencio invadió a los que estábamos ahí, como yo no creía en ese momento acepté (algo que hasta el día de hoy me arrepiento)”, remarcó el autor de este relato para Tucumán Paranormal.
“Improvisamos el tablero, fuimos al comedor, apagamos la luz, nos sentamos en el piso en forma de circulo y comenzó la invocación, la intención era contactar con algún espíritu. Mi amigo comenzó diciendo ‘¿Hay alguien aquí?’, sinceramente a los minutos y al ver que no pasaba nada, me dio risa. Esteban me miro y siguió...”
La insistencia se hizo presente esa noche: “Si hay algún espíritu queremos hablar con vos” repetía Esteban. “Como no había respuesta, me levante con la intención de prender la luz, estaba en eso cuando la luz del comedor se prendió y se apagó sola, un poco intrigado volví a sentarme. Mi amigo pregunto de nuevo ‘¿Hay alguien en esta casa?’ para sorpresa de todos, el cenicero que usamos de puntero marco un sí”, se acuerda.
“Yo seguía creyendo que mis amigos me hacían una broma, y si ese no fuera el caso, la sinergia motora inconsciente de nosotros era lo que movía el puntero. Esteban preguntó ‘¿quién eres?, ¿cómo te llamas?’, y el tablero marco ‘mujer’. Mi amigo seguía insistiendo ‘dame tu nombre’, pero solo obtenía como respuesta ‘no puedo’. Ricardo, mi otro amigo, un poco asustado preguntó ‘¿Cuando moriste?, se marcó en la cartulina ‘1846’. Otro de los chicos exclamó ¡¿sos un espíritu malo o bueno?’… El cenicero no respondió esta vez, solo oscilaba entre las palabras sí y no”, continúa el relato.
“Un poco fastidiado, casi gritando dije ‘Dame una señal para demostrar que estas aquí’, apenas termine de hablar, un termómetro con forma de delfín que estaba a dos metros de nosotros explotó (mis viejos lo habían traído como recuerdo de un viaje a Mar de Plata, tenía la peculiaridad de cambiar de color de acuerdo a las temperaturas del ambiente). Me cagué de miedo, ahora si creía que realmente un espíritu estaba en la casa. Lo más terrorífico fue ver que en el tablero se marcaba la palabra ‘muerte, muerte’ a cada rato- Esteban preguntaba ‘¿alguien va a morir?’ y después de un rato el puntero formó la palabra ‘familia’”.
“Ya todos estábamos muy nerviosos por esas palabras, yo sentía que un escalofrió invadía todo mi cuerpo, de forma sorpresiva Ricardo gritó asustado (el comedor de mi casa tiene un ventanal grande que da justo al frente de la casa) cuando le preguntamos que paso, él nos contó que justo vio pasar a una figura por el ventanal (lo que decía era algo imposible, no había nadie aparte de nosotros allí y la casa más cercana estaba a unos 50 metros)”, explicó el joven, evocando uno de los momentos más aterradores de su noche de pánico en medio del valle de Tafí.
“La situación pudo conmigo, me paré y prendí la luz del comedor, al hacer esto los demás hicieron lo mismo, ya era demasiado. Esteban un poco preocupado nos habló: ‘Esperen, tenemos que cerrar el juego, no se vayan’. Todos les dijimos que era suficiente, que ya no daba para seguir jugando, sorpresivamente se volvió a sentar y trato de seguir solo pero ya no pudo concluir el juego. Para cambiar el ambiente, puse música con volumen alto e insistí para terminar de tomar el fernet” recuerda Adrián, quien inocentemente pensó que podría continuar con una noche normal después de lo vivido.
“Eran las 01:40 de la noche, cuando comenzamos a escuchar ruidos por la casa, yo trataba de no darle importancia, pero estaba con un miedo terrible, nos asustamos al ver que la puerta del pasillo que conectaba a las demás habitaciones de la casa dio un golpe tremendo contra la pared, como si alguien la hubiera empujado con todo, entre todos solo nos miramos sin decirnos nada, decidimos cortar todo por esa noche y nos fuimos a descansar”.
“Para sentirnos más seguro, dormimos en la habitación de mis viejos (ya que había una cama de dos plazas, trajimos los colchones de las otras piezas y los tiramos al piso) dejamos la luz encendida, yo seguía pensando todo lo que habíamos pasado momentos antes y realmente asustaba, trate de aguantar el mayor tiempo posible pero al final el sueño me venció, pero nos despertamos con los gritos de Ricardo, el insistía que alguien andaba afuera”, confesó el tucumano.
“Estábamos sin saber qué hacer, cuando comenzamos a oír la voz de una mujer que decía ‘Ricardo, Ricardo’, todos la escuchamos, lo estaba llamando a nuestro amigo, a todo esto Ricardo se acercó hasta la ventana para abrirla y vimos a una mujer o es lo que creo, que se desplazaba por todo el jardín de adelante de la casa, increíble de ver la misma como levitaba sin tocar el suelo uno de mi amigos comenzó a insultarla para que se fuera de ahí y nos dejara tranquilos”, contó, aterrando seguramente a todos los lectores de esta fanpage del terror tucumano.
“Llovía fuerte y en un momento pensé en volverme a la ciudad. Le pregunte a Esteban que se podía hacer, y me respondió ‘hay que terminar el juego, no se va a ir hasta que lo terminemos’. Pero la idea de jugar nuevamente no agradaba a nadie (ya eran como las 4 de la mañana) pero no había de otra opción, parecía una película pero fue real. Salimos todos de la habitación en dirección al comedor… cuando íbamos caminando, se comenzó a sentir un sollozo en el patio”.
“Nos volvimos a poner en círculo en el piso esta vez con la luz encendida, de pronto la luz se apagó y vimos asustados como esa mujer apoyaba su cara en el ventanal del comedor, tenía un rostro muy pálido y demacrado. Esteban decía en voz alta. ‘¡Qué quieres!’, y la respuesta fue ‘quedarme con ustedes’. Mi amigo acotó ‘no te podes quedar aquí, ya se te acabo tu tiempo’, y el puntero marcó ‘mucho dolor’. Ricardo le gritaba que se vaya, una corriente helada invadió el comedor, mis otros amigos querían llorar mientras insultaban”, aseguró.
“Yo de la impotencia comencé a rezar y a llorar por todo lo que estábamos viviendo, habrá pasado unos 2 minutos cuando se escuchó un grito de sufrimiento y todo cesó con ello. Le pregunté a Esteban si ya todo había terminado y este con un gesto asintió dándome a saber que sí, que les puedo decir, fue horrible pasar eso en mi casa. El domingo nos volvimos a la ciudad, Esteban hizo como un ritual en la casa, una limpieza” dice Adrián.
“Yo no me podía reponer de todo lo vivido y sentía mucho miedo al recordar las palabras ‘muerte’ que se habían formado al jugar con la copa, paso una semana nada más cuando Ricardo asustado me llamó llorando diciéndome que su hermana y su cuñado habían fallecido en un accidente de tránsito, lo que se había dicho en mi casa se cumplía”, aseguró el relator de esta historia.
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