"El jazz es la libertad de expresar lo que quiero con los sonidos"
El tucumano Leo Villagra creció bajo el amparo del ojo artístico de su abuela flautista y encontró en el jazz su forma de sonar y de decir con el corazón. Su último disco es un ejercicio de libertad musical.
En una familia compuesta por una madre monteriza, psicóloga, docente y un padre “busca”, de esos que forma la calle, nace Leonardo Enrique “El Tigre” Villagra. En una casa donde siempre estaba girando un vinilo de The Beatles, Madonna, The Police y algún que otro folclore nacional sumado a la complejidad musical propuesta para la época y el vuelo poético de Spinetta y un tal Carlos García Moreno.
El cachorro creció bajo el ojo artístico de su abuela, flautista ella, quien le enseñó a aflojar los dedos y a leer partituras donde se empapaba de música cuando la acompañaba al Centro Cultural Virla donde era parte de los músicos de la Banda de Jubilados.
Su abuela lo presentó en un certamen de cantantes organizado por los hermanos Ávalos donde no ganó, pero los reconocidos cantantes le recomendaron a su abuela que el muchacho toque el piano. Así fue como lo inscribió en el Conservatorio de la Provincia de Tucumán donde fue alumno desde los ocho años hasta los doce cuando dejó los estudios y decidió ser bajista. Lo decidió una noche en un recital cuando escuchó a Sebastián “Pipa” Ogayar tocando el bajo. Al llegar a su casa le comentó a su padre y él le recomendó consultarle a Carlos Podazza.
Podazza le enseñó acordes de guitarra. En ese taller se encuentra con un bajo, pero no se animaba a pedirlo hasta que le confesó al maestro que no quería tocar la guitarra, sino el bajo, la respuesta fue: “Pibe, hubieses arrancado por ahí, andá a buscar el bajo que está en la sala de arriba”. En ese momento tuvo su primer encuentro con las cuatro cuerdas.
A la edad de trece años Podazza lo invita a ver su discoteca y elige un cassette. Antes de darle play a un equipo amplificado por un Randall, le dice: “Te voy a hace escuchar algo que puede llegar a despertar en vos un montón de cosas y es bajista”. Resultó ser nada más ni nada menos que el gran Jaco Pastorius en donde su sentimiento era de no poder creer lo que estaba escuchando. Desde ese momento, quiso tocar jazz porque, según Villagra, ese género es “como la libertad en donde uno puede decir lo que quiera. El Jazz no se trata solo de tocar swing, no, puede ser con cualquier ritmo. Es la libertad de poder decir con la música lo que uno siente en el alma y lo que dice lo hace desde el corazón. A eso lo aprendí de Carlos cuando me hizo escuchar a Pastorius”.
En su adolescencia se amalgama con, nada más y nada menos, que Bernardo Luis Kutscher y Gustavo Urueña y así se emparentó con el Jazz y también comenzó a tocar con Lucho Hoyos, El Mono Villafañez, Chevrolet 56, Insignia y desde el 2002 se radicó en Buenos Aires.
Se sabía en esa familia de artistas que el pibe pintaba para el ruido y lo acobijaron con estudios. Así arrancó, la música se le hizo sangre y los instrumentos carne.
Según el músico, su forma de componer “vino desde mi niñez, ya que mi abuela me enseñó a jugar con los sonidos de la flauta y así empecé a crear, me nutría de las músicas que se escuchaban en casa. Siempre prestaba atención a todos los instrumentos, que hacía cada músico”.
Multiinstrumentista, buen tipo; de esas personas que no le niega un conocimiento ni una mano a nadie. Bajista por elección y jazzero por porfiado.
El jazz para él es libertad, “la libertad de expresar lo que quiero con los sonidos”. Alguien me dijo alguna vez que quienes llegan al Jazz es porque ningún otro género lo llenó. Los jazzeros son inconformistas de los sonidos, pero respetuosos del arte del combinar los sonidos y si de combinar sonidos hablamos, no hay dudas de que debemos presentar este disco.
Un disco que te lleva a la raíz del jazz donde sus cambios de estados están propuestos en primera persona. Si nunca escuchaste jazz, en este combinar de sonidos propuesto y grabado en solo un par de días por ejecutores que son de lo mejor que tenemos en el país, entenderás que no es jazz, claramente, es libertad.
Despertamos
Roberto Auat (percusión), Leo Tegli (guitarra eléctrica) y Luciana Corral (voz y coros). Grabado y mezclado en Estudios ION, el disco consta de nueve canciones propias y dos de autores del cancionero popular argentino y de Tucumán como Arsenio Aguirre y Ramón “el negro” Leiva; de géneros distintos como folclore del norte de Argentina (vidala, zamba y chacarera) y jazz-rock. Un álbum con un sonido urbano donde podemos encontrar canciones con temáticas que hablan del alma y lo instrumental donde el juego libre de cada músico es la improvisación. Participaron del disco: Javier Lozano (piano), Juanjo Bravo (batería), y como invitados: Juan Acosta (guitarra eléctrica), Walter Zelaya (guitarra eléctrica), Nicolás Segovia (ronroco), Ariel Romano (violín), Lucas Colque (bandoneón).
De qué trata cada canción según el autor y compositor:
Despertamos (Leo Villagra): Despertar de la consciencia colectiva y personal en post de la prosperidad y el amor para el bien universal.
Las miradas (letra: Bruno Arias - música: Leo Villagra): Cada uno tiene una mirada personal de lo que ve y percibe. Yo estaba en mi casa en Victoria tocando la guitarra, inspirado en miradas de manera romántica, improvisé la melodía y la grabé, se la envié a Bruno Arias que estaba en España y, sobre la música, escribió su entorno español observando la mirada de los inmigrantes.
Bajo el algarrobo (Leo Villagra): Vuelan los pensamientos en libre albedrío bajo el algarrobo, bien echao bajo su sombra.
Yidala para mi abuela (Leo Villagra): Vieja protectora como árbol me cobijas bajo tu sombra, nunca nunca te olvidaré en mi corazón por siempre te amo mamá (abuela Pichina).
Mi diablo en mi pecho (Letra: Eduardo Ramos, música: Leo Villagra): Desde lo más hondo de mi ser “voy a cantar chacarera y a espantar a ese maldito”. Le comenté a Eduardo que tenía una chacarera y él me devolvió un blues…”
Moringa el ârbol de la vida (música: Fede Gamba - Leo Villagra): Un día me visitó Fede Gamba y me mostró una melodía que había compuesto, la sentí como una intro de chacarera, como una copa del árbol, sume la estrofa como raíz y tronco y así floreció nuestro árbol de la vida.
Coplas a Yalladares (Juan Robiedo - Ramón Leiva): “Los mayores nos guían e iluminan el camino, nos abrazan y hermanan”. Manolo Salguero me mostró esta copla dedicada al Chivo Valladares; para nosotros (El Chivo) es como un abuelo musical que nos acompaña.
Horizonte de octubre (Arsenio Aguirre): “Mi Tucumán querido siempre en mi corazón. Desde que me fui de Tucumán no he dejado de añorarte, a pesar de los años fuera de mi provincia cada día que pasa me siento más tucumano que nunca”.
Contemplándote (Leo Villagra): “EI haz lunar rompe en la habitación y tu reflejo ahí, tu respiración azul y te contemplo ... te amo Lu”
Ficha técnica
Javier Lozano: piano y teclados
Juanjo Bravo: batería
Roberto Auat: bombo leguero Walter Zelaya: guitarra eléctrica Juan Acosta: guitarra eléctrica Leo Tegli: guitarra eléctrica Lucas Colque: bandoneón
Ariel Romano: violín Luciana Corral: voz Manolo Salguero: voz
Leo Villagra: bajo, guitarras acústicas y española, voz.
Producido por Leo Villagra, Caro Galdames
Mendoza, Luciana del Pilar Gómez, Víctor Agüero Teté Maiagoii.
Grabado y mezclado en estudio Ion por Pablo Acedo.
Masterizado en estudio Consti Music por Pablo Cejas.
Fotografía, diseño de tapa Eduardo Fisicaro.
Podés escuchar el discho haciendo click acá: Despertamos