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"Cansadas de que nos traten como delincuentes": el pedido urgente de una prostituta tucumana

CONFLICTO

Después de la denuncia del presunto funcionamiento de un prostíbulo en 25 de Mayo al 300 por parte de Susana Trimarco, trabajadoras sexuales de Tucumán se habrían asociado y piden ser escuchadas como grupo: "Ya somos 500 mujeres".





El trabajo sexual es una de esas aristas tan complicadas que pocas personas se animan a tratar en profundidad. Sin embargo, las hay quienes se animan a romper el estigma e ir de frente con la actividad que llevan a cabo para ganarse la vida. Jessica, representante de la Asociación de Trabajadoras de Servicios Privados de Tucumán (ATSPT) se refirió con eltucumano al comunicado que lanzaron esta semana a diversos medios de comunicación, dirigida hacia la opinión pública.

“Es una penosa e injusta situación que estamos viviendo y sufriendo por nuestra condición de trabajadoras de servicios privados de contenido erótico y sexuales, ya que somos denigradas socialmente, y lo que es peor, perseguidas como delincuentes por el aparato de represión estatal”

 “Lo que pedimos nosotras es como integrantes de una asociación que está recién empezando, somos trabajadoras de servicios privados de Tucumán que buscamos la inclusión en la sociedad, que se nos reconozcan nuestros derechos como trabajadores normales con aportes jubilatorios, una obra social. Pedimos ser integradas a la sociedad porque trabajamos clandestinamente”, dijo.

Jessi (es el pseudónimo con el que se maneja), tiene 34 años, y según nos confiesa, desde muy joven trabaja explotando su capital sexual de distintas maneras. Antes, bailando en un cabaret, ahora, como ‘prepaga’ o ‘escort’ junto a otras cuatro mujeres en un departamento de alquiler: “La sociedad confunde la prostitución con la trata de personas. La trata está penalizada pero la prostitución no. Son conceptos diferentes, pedimos a la gente que empiece a reconocer las diferencias que hay y los términos que se utilizan. Hablan de prostíbulos por ejemplo y eso ya no existe, es decir los cabarets. Cuando vos ibas a un cabaret hace 15 años había chicas bailando, algunas desnudas, otras con poca ropa, uno podía elegir una u otra, o simplemente pedir algo para tomar y solo mirar. Yo trabajé ahí desde joven. En mi vida pasé por diferentes situaciones, pero ninguna vinculada a la trata de personas, todo lo hice por decisión propia”, confiesa la entrevistada.

Hace algunos días, Susana Trimarco, quien encabeza la fundación María de los Ángeles con la función de visibilizar y rescatar a víctimas de la trata de personas, estuvo en todos los titulares mediáticos a raíz de su aparición en persona en un departamento en calle 25 de Mayo al 300 en San Miguel de Tucumán. La situación que allí se denunciaba era la de un caso de explotación sexual de menores con fines de prostitución. Según informó Trimarco, habrían llegado a la fundación denuncias de que en ese departamento había niñas y adolescentes de 12, 14 y 15 años siendo prostituidas por hombres que regenteaban la situación, en supuesta complicidad con otra mujer.

Ante la falta de accionar de la justicia para cometer el allanamiento, la madre de Marita Verón (tucumana víctima de la trata de personas y la prostitución forzada) decidió golpear la puerta ella misma, en donde habría sido atendida por un hombre y luego una mujer mayor de edad, con quienes habría mantenido una discusión mientras vecinos aseguraron que una chica más joven salió por una escalera de servicio corriendo.

“Con la fundación se contactaron como cinco chicas y contaron cuál era el sistema. Sacan un aviso en las redes sociales o en una página de Internet, les ofrecen trabajo y les dicen que van a ganar un montón de plata desde sus casas. Cuando van, las captan. Me contaban que iban médicos del sanatorio que está enfrente al departamento, integrantes del Poder Judicial y de la policía. Una de las chicas que vino ayer temblaba de miedo y no tenía ni para comer. Quiere declarar en Cámara Gesell porque le tiene terror al proxeneta. Dice que mientras estaba en un servicio, él la miraba desde la puerta con un arma y le decía: ‘La próxima tenés que esforzarte más’” dijo después del hecho para La Nación.

“Hay miles de prostíbulos encubiertos, tenemos la denuncia de 15 edificios donde ocurre esta situación: presuntos alquileres de tratantes de mujeres sometidas para ejercer la prostitución y la esclavitud sexual. Tenemos denuncias de prostitución forzada de niñas y adolescentes, de 12, 14, 15 años. Son niñas, son nenas. Son unos degenerados, unos depravados” aseguró Susana.

Es a raíz de la mención de estos 15 departamentos, que Jessica decidió dar la cara y pronunciarse: “Nosotras somos un grupo de chicas que alquilamos departamentos para poder trabajar y ahora difaman que todos son prostíbulos encubiertos y no es así. Los prostíbulos como dije ya no existen, nosotras les llamamos departamentos compartidos privados y los manejamos nosotras y entre nosotras. Este comunicado lo largamos a raíz de que la señora Trimarco dijo que tiene 15 departamentos señalados para allanar porque supuestamente hay menores, siempre usan esa mentira para allanarnos, nosotras no somos ni menores de edad ni somos regenteadas. Somos mujeres mayores, la mayoría madres, tratando de sobrevivir a la situación económica que todos sufrimos. Pero trabajamos de forma clandestina y siempre asustadas de que ya nos van a allanar”, aseguró, sobre el temor de que el próximo allanamiento sea en su espacio físico.

“No somos lo mismo”

“Esto que hacen de perseguirnos a nosotras es desviar el foco del trabajo que tienen que hacer. Nosotras somos compañeras, amigas, nos conocemos, trabajamos juntas. Queremos que diferencien las cosas, remarcan y ponen todo en la misma bolsa. Al poner todo en la misma bolsa confunden a la sociedad, como si prostituirse estuviera penalizado y no, eso no está penalizado. Lo que es ilegal es la explotación, es decir, cobrar por el trabajo de otra persona, el regenteo del cuerpo ajeno”, explica Jessi, asegurando que en su caso y el de sus compañeras, no hay una persona beneficiándose de su trabajo sexual, más allá de ellas mismas.

Lo que nosotras queremos, considerando que nosotras hablamos de mujeres adultas trabajando por decisión propia, es que nos ayuden ya sea desde la justicia o la misma fundación María de los Ángeles o de cualquier entidad que sea pertinente, para armar un registro de las mujeres que trabajamos solas e independientes para así diferenciarnos de la trata de personas y de la explotación de menores. Eso va a ser mejor que este perseguimiento como si fuéramos delincuentes”, sostuvo.

Según esta madre tucumana, la mayoría de las mujeres que integran esta asociación ya han vivido un allanamiento policial, con consecuencias inmediatas: “Cada vez que llega un allanamiento nos pintan los dedos, nos sacan fotos, nos arman causas, nos llevan los celulares y las cosas personales. También nos llevan lo preservativos, consoladores, todas las herramientas que una chica escort tiene en su lugar para trabajar. Nos llevan todo y no nos devuelven nada. Nos perjudican muchísimo estos allanamientos. Yo creo que si hubo un seguimiento federal y saben que ahí se trabaja no entiendo porque se llevan los elementos de trabajo, es innecesario que se lleven todo”, se lamentó.

“Aun así, cuando nos allanan nos vemos obligadas a estar otra vez en la calle, rescindir del contrato, dejar el alquiler, los dueños de los alquileres generalmente no saben que al lugar lo usamos para trabajar porque nadie comprende de qué se trata y lo ven como algo horroroso. Más allá del gasto para ingresar a un departamento nuevo, tenemos que tener 50 mil de alquiler, 20 mil de luz, gas, impuestos y todo. Nos sale más fácil reunirnos entre 4 o 5 y dividir los gastos. Sabemos que en otras provincias se trabaja más tranquilas, en Tucumán nos persiguen como delincuentes, cada vez nos quedan menos alternativas para poder continuar”, remarcó.

A pesar de todo y de haber marcado su postura, Jessica nos dice que ella conoce a la mujer implicada en el escándalo de la calle 25 de Mayo al 300, pero no habla en su defensa, sino en la propia: “Si bien no trabajo en el departamento del escándalo y no sé bien lo que pasaba ahí, nuestro pedido es a raíz de esa amenaza de que van a allanar otros 15 departamentos que tienen señalados. Nosotras y las otras chicas trabajamos con este miedo de volver a ser allanadas, de pasar por lo mismo y no queremos seguir así como delincuentes, escaparnos, tener miedo. No queremos seguir siendo abusadas por el poder como la Policía Federal y Provincial. Si bien la señora Susana Trimarco dijo que hay policías que se hacen los de tomar el servicio para poder hacer el allanamiento yo quiero decirle que no se hacen. Lo toman al servicio. Una ya está cansada de esta situación, son abusos” aseguró.

Sin embargo, es innegable que el ruido hasta altas horas y el movimiento de gente en distintos momentos del día, genera incomodidad en los vecinos y vecinas de un edificio, sobre todo si es un lugar familiar. Según Jessica, esto tiene que ver con cada caso particular: “Puede pasar de acuerdo a la señorita y al servicio que brinden que sea tan ruidoso que los vecinos se alarmen, en los edificios se escucha todo, y eso es lo que tiene de feo alquilar en un lugar donde hay familias, vecinos, niños, porque estás expuesta a esas cosas. Es muy relativo. En nuestro departamento en particular, por ejemplo, acordamos trabajar de manera más discreta o conservada. Pero no es todos los casos, eso lo sabemos”.

Sin garantías de nada

Una de las principales posturas (entre otras) que plantean quienes se oponen a la regularización del trabajo sexual, tiene que ver con la seguridad e integridad de las mujeres que llevan a cabo esta tarea, considerando que la exposición es mucha y que por lo general las cosas suceden entre cuatro paredes: “Cuando alguien se excede es complicado porque es contraproducente denunciar, tratamos de defendernos entre nosotras, por eso también queremos regulación de nuestro trabajo. Y por esto mismo alquilamos entre tantas. Trabajar sola con un cliente que no sabés ni quién es si estás sola es un peligro, puede pasar cualquier cosa. Estando entre varias compañeras nos cuidamos”.

“Queremos un registro para de una vez por todas ser escuchadas. Se han podido regularizar tantas cosas como el aborto, decidir sobre el cuerpo propio, nosotras también queremos una ley que nos ampare y decir ‘es nuestro cuerpo y nosotras decidimos sobre él’. Al cliente tampoco le conviene la clandestinidad porque cuando hay allanamientos dejamos de trabajar porque ellos deciden dejar de venir pues temen que haya allanamientos ese día. Y temen porque muchos son casados, otros no lo son, pero tampoco quieren quedar pegados en esta situación tan compleja”, aseguró.

Existimos

Con respecto a abrir el debate sobre la regularización de la prostitución, Jessica y sus compañeras consideran que este es un momento oportuno: “Creo que la sociedad ya está preparada para estos planteos, ya aceptaron la ley del aborto, la identidad de género, lo que nos falta es una voz que se levante con nosotras y que diga ’si estamos, si existimos y necesitamos nuestros derechos’. Nosotras somos súper reservadas y lo único que pedimos es un lugar para trabajar tranquilas, un sindicato gremial, pedimos un registro de cada una de nosotras, es decir de las mujeres de edad que somos independientes y que trabajamos por decisión propia” insistió, buscando despegar de las causas que fundamentan los allanamientos.

Tenemos el rechazo total a la trata de personas y a la explotación de menores, pero porque la entendemos como cosas diferentes. Ya estamos siendo acompañadas por abogados, también algunas ayudas políticas pero todo en discreción. Ya somos varias las que vamos a levantar las firmas, en la asociación nos juntamos 500 personas más o menos, y en todo Tucumán quizás somos 2000. Queremos levantar firmas cuanto antes”, cerró.

La discusión sobre la prohibición o regulación de la prostitución, es uno de los ejes más candentes que operan sobre distintos tipos de discursos: sobre la Ley, sobre la Justicia, sobre el feminismo, y fundamentalmente, sobre la moral. Sin embargo, en el discurso que se plantea cada vez más abiertamente en distintas partes del mundo y también del país, las hay quienes se agruparon para buscar libertad y regulación sobre su actividad, intentando despegar sus situaciones particulares del delito de la trata de personas y explotación sexual, flagelo que se sabe, se camufla cada vez más sobre distintos discursos y distintas maneras de operar… operaciones que muchas veces cruzan la línea discursiva y oscilan entre un lado y el otro de la mecha.