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"Encontramos una puerta abierta y nos metimos": la belleza y el misterio detrás de la biblioteca abandonada en El Bracho

TUCUMÁN EN FOCO

Paredes en ruinas, muebles viejos y libros llenos de polvo o destruidos, son los protagonistas de las imágenes que inmortaliza Gaspar, el voyeur de las ruinas, con su celular.

Biblioteca abandonada. Foto de Gaspar Rodríguez Campos.-





Uno de los fotógrafos más influyentes del Siglo XX, Robert Frank, dijo que "lo importante es ver lo que es invisible para los demás". Es la frase que más representa a Gaspar Rodríguez Campos, un tucumano apasionado por los lugares abandonados y que encontró en la fotografía una herramienta para documentar las ruinas de distintos lugares de la provincia. En esta oportunidad, registró una visita a una biblioteca abandonada en El Bracho. 

"Un amigo mío, que trabaja en la zona y que sabía de mi curiosidad por los lugares abandonados y la fotografía, me tiró el dato. Me contó que había varias edificaciones en la zona y de una biblioteca abandonada. Me envió un par de fotos y quedé sorprendido", contó el joven aficionado de la fotografía en diálogo con eltucumano.com.

Gaspar es un voyeur de las ruinas; un entrometido que recorre y retrata lugares deshabitados de gente, pero poblados de historias. Ahí donde otros ven escombros y mugre, él se mete a buscar arte

En esta oportunidad, no fue solo. Lo acompañaron dos fotógrafos y amigos: Atilio Boggiatto y Jimena Kalbermatter. "Es la primera vez que organizo una salida concretamente a sacar fotos a lugares abandonados. Llegamos a la zona el domingo al mediodía en busca del lugar. Se encuentra cerca de una plaza y al llegar, nos damos que el frente estaba cerrado. Pero logramos meternos por un costado, encontramos una puerta abierta y nos metimos. Había escritorios, mesas, sillas, libros y hasta VHS llenos de polvo, tela de arañas y comidos por el tiempo. Lo recorrimos entero y nos sorprendió con cada ángulo que veíamos", describió el fotógrafo. 

Fue así que Gaspar tomó su teléfono y comenzó a registrar lo que su corazón y ojo le decían para tener un registro de su visita. “Estuvimos más o menos una hora en el lugar sacando fotos. Me sentí como un niño en una juguetería, porque todo lo que vi era altamente fotografiable. A mí me gusta mucho ver cómo avanza la naturaleza sobre la intervención del hombre. Ese concepto me atrae mucho y poder registrarlo es lo que me atrae de la fotografía. No sé usar cámaras de fotos. Yo solo utilizo el teléfono y utilizo aplicaciones gratuitas para editar las fotos. Disfruto del lado amateur de la fotografía", afirmó Gaspar. 

Durante su recorrido, los visitantes buscaron una placa o  un cartel que permita identificar el lugar pero no tuvieron éxito y decidieron regresar. Pasó unos días y Gaspar publicó las fotos de su visita en sus redes sociales consiguiendo la admiración de la belleza de sus imágenes.

Gaspar Rodríguez Campos, el voyeur de las ruinas. Foto de Jimena Kalbermatter.-