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"Se van a cagar conmigo": la abuela influencer que quiere entrar a Gran Hermano

Historias de acá

Dolores es la tucumana que quiere seguir los pasos de Marianela Mirra y revolucionar el reality a los 60 años. Promete risas, sexo en vivo, bombacha con bolsillo y competencia feroz con los más jóvenes. “Soy guasa”, confiesa. Mirá sus videos.

Dolores está lista para romperla toda en la casa más famosa de la TV argentina.





Picante, divertida, desvergonzada y dueña de una lengua karateca al mejor estilo Moria Casán, Dolores Tomas cautiva a sus seguidores en las redes sociales y ahora sube la apuesta: quiere seguir el legado de Marianela Mirra y ser la tucumana que ingrese a la casa de Gran Hermano en la nueva edición del popular reality. A los 60 años, esta abuela promete darle pelea a los más jóvenes. Lejos de inhibirse ante las cámaras, la influencer de las seis décadas la pisa, encara y parece que no habrá quién la detenga en sus aspiraciones mediáticas: “Yo soy feliz así y nadie me va a cambiar, menos ahora, que no tengo quién me frene”. Córranse y abran cancha que ahí viene Dolores. Y parece dispuesta a todo con tal de cumplir su sueño.

“Para mí sería un sueño hecho realidad entrar a la casa de Gran Hermano, me encantaría hacer maldades ahí”, le confiesa Dolores a eltucumano.com desde su casa en el barrio Policial III. Ahí donde todos la conocen por su inconfundible carisma: “Preguntá en el barrio dónde vive Dolores Tomas y cualquiera te va a decir: ‘Ahí vive la loca esa’”. La última de sus locuras fue grabar un video para participar del casting del reality más popular del país. Lo hizo con la complicidad de Franco, un vecino que hizo la filmación que sorprendió a muchos en las redes sociales: “Mis hijas no quieren saber nada con que me inscriba… A ellas no les gusta porque les da vergüenza”.



Dolores tiene cuatro hijos (Rita, Mayra Anabel, Antonela y Rafael) y cuatro nietos (Catalina, Olivia, Lorenzo y Máximo). Fue su nieta mayor, Catalina, quien la inició en el universo de las redes sociales en el 2020 durante la etapa más dura de la pandemia y del aislamiento social obligatorio. Hoy la mujer siente que eso la ayudó a sobrellevar aquellos tiempos difíciles. Lo que comenzó como un juego, por pura curiosidad, la salvó: “Estaba muy nerviosa… todavía no habían salido las vacunas. Lo que más me gusta de las redes es divertirme. Me encanta cuando la gente me dice: ‘que buena onda que tenés’, ‘me encanta tu humor’, ‘me hacés reír’, ‘me levantás el ánimo’… Yo misma me rio de mi locura y sola me levanto el ánimo”.

Aunque cosecha más de 66.000 seguidores en Tik Tok y otros tantos miles en la red Kwai, prefiere no definirse como una influencer. Claro, encasillarla sería limitarla en su multifacética expresividad. No aspira a título alguno, sino a convertirse en su propia marca registrada: “No lo tomo como de influencer a lo que hago. Yo soy Dolores Tomas y solamente quiero divertirme y que la gente se siga riendo y se siga sanando. No crean que siempre he sido feliz, yo también he sufrido, pero hay que levantarse. Amo la vida, soy agradecida de Dios y de la virgen por todo lo que me ha dado. Siempre le he enseñado a mis hijos que nunca hay que bajar los brazos”.

“Alegre, divertida, burlista”, dispara con singular verborragia las características que definen su histriónica personalidad. Dolores no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar y eso se nota: “Soy atrevida… Soy guasa en el sentido de que no tengo pudor, no me estoy cohibiendo de nada porque soy lo que soy… Soy la persona que siempre he sido”. Ese estilo de lenguaje descarnado con evidente propensión a la guarangada y a la banquina de los buenos modales lingüísticos le ha valido la comparación de algunos de sus seguidores con Lidia María Romagnoli, mejor conocida como “La gringa santiagueña”, otra popular influencer de la tercera edad. Pero la tucumana no quiere que la comparen con nadie porque, al igual que ese famoso trapo de la hincha boquense, podrán imitarla, pero igualarla, jamás: “En Tick Tok me dijeron que me quiero parecer a La Gringa, pero ella es única y yo no me quiero parecer a ella… Si soy atrevida no es porque le quiero copiar, es porque soy atrevida. Yo la admiro, me encanta esa mujer”.

Así como como sus publicaciones en las redes cosechan cientos de miles de likes y muchos comentarios positivos que la alientan a seguir con su impronta, también tiene sus detractores que la defenestran: “Hay gente que me critica también, pero yo le pongo que me importa un culo. Yo quiero ser feliz, eso es lo único que quiero. Todos tenemos derecho a ser felices y divertirnos”.

Antes de volverse una incipiente celebridad de las redes sociales, Dolores trabajó muchos años como empleada doméstica y como mucama de un hotel donde le tocaba asear 20 habitaciones por turno. Ahora, espera que en los próximos meses salga su jubilación como ama de casa. Aunque en las redes sociales se muestra siempre alegre y divertida, también ha vivido un pasado difícil: “He sido sufrida y tuve un gran dolor por dentro, pero ya no soy la de antes. Por ahí la gente te ve sonreír, pero no sabe todo lo que pasa uno. La gente cree que todo es felicidad, pero hay que ver por dentro de una persona”.

Para ella todo es cuestión de actitud. No sólo ante las cámaras y en las redes, sino para encarar la vida cotidiana: “Hay mucha gente que está cohibida, tengo muchas vecinas que me dicen: ‘no puedo creer como sos, no tenés vergüenza’ Yo no tengo vergüenza porque no hago nada malo. Critíco a la gente mayor que va todos los domingos a misa cuando de joven no ha valido ni mierda. Creo que Dios ve cada acto que uno hace, no hace falta ir todos los domingos a misa”. Para Dolores no hay edad ni para ser joven ni para ser viejo: “Ahora vas a un baile y ¿qué hacen los jóvenes? Bailan entre mujeres, entre hombres, se quedan a un costado, no se divierten… No, siempre tenés que divertirte, tenés que bailar, que saltar, que reír… El otro día fui a la despedida de soltera de una chica joven y jodí tanto que, en un momento, el stripper me dijo: ‘señora, déjeme ya de molestar’”.

“A los de Gran Hermano les diría que quiero cumplir un sueño a mis 60 años. Me siento libre y tengo ganas de hacer muchas cosas. Yo quisiera demostrarle a Gran Hermano que conmigo se van a cagar de risa. Voy a contar toda mi historia de vida y voy a hacer que se caguen de risa”, advierte la tucumana a los responsables del casting para ingresar a la casa más famosa del país. Lejos de concebir la edad como una limitación para ser elegida, cree que esa puede ser su carta ganadora frente a las nuevas generaciones: “Pienso que me podrían elegir a mí porque yo voy a ser una competencia para ellos. Voy a ser una vieja contra la juventud, se van a cagar conmigo porque no me van a poder derribar así nomás”. 

¿Qué está dispuesta a hacer y a mostrar Dolores en el reality? La sexagenaria parece no tener límite ni miedo alguno. Sabe que, para ganar en la competencia, hay que jugar fuerte y ella no teme salir con los tapones de punta de ser necesario: “Cuando entré voy a hacer cada cagada… Voy a sacar mi bombacha con bolsillo donde guardo el DNI… No tengo vergüenza, para mí vergüenza es robar”. ¿Se animaría entonces Dolores a tener sexo en vivo ante las cámaras de Gran Hermano? La respuesta es contundente: “Si entra un viejo, yo me voy a la cama… que corten la luz. No me importa que mi esposo se enoje. Si me llaman, yo de una me voy, no la pienso ni pido permiso”.

Así es Dolores y así quieren que la vean miles y millones en la pantalla. Sin pudor ni vergüenza. Sin miedo a las cámaras ni al éxito.

Mirá los videos de Dolores Tomas:


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