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"Ahí la gente es más indígena": contó que era de Alberdi y recibió los comentarios más insólitos

EN LAS REDES

"¿Tienen teléfono?", "¿Andan en tractor?": entre bromas e ignorancia, estos son algunos de los planteos más increíbles que reciben los tucumanos que viven en el interior de la provincia.





Ser del interior: ese estigma que se vive en cualquier lugar del mundo, cuando tu domicilio no está ubicado en la zona más transitada o poblada de tu ubicación geográfica. Nos pasa a los argentinos cuando visitamos las grandes urbes mundiales bajo el estigma de “latinos”, pasa a los provincianos cuando visitamos Buenos Aires, pasa a quienes viven en los de municipios del interior al transitar las capitales de sus provincias, sucede a los que viven en pequeñas comunas cuando visitan los municipios, y por supuesto que les pasa a quienes viven en zonas rurales alejadas de cualquier caserío. Como sea, las desigualdades que se viven entre las ciudades o aglomeraciones más grandes y las personas de poblaciones más pequeñas van desde relativas hasta reales y serias. Pero esa situación, no quita una realidad muy grande: hay personas de grandes ciudades que pueden conocer el mundo entero a través de aviones y rutas, pero sin haber pisado ningún suelo que traspase los 60 o 70 km por fuera de la dirección sobre la cual fundaron sus casas.

Esto, no es ajeno en Tucumán, y quienes sean de cualquier ciudad del interior, a sabiendas de que el turismo interno es muy acotado en el Jardín de la República, comprenderán y sabrán que la mayoría de las personas de esta provincia, no conocen ni superficialmente y mucho menos en profundidad cada uno de los departamentos que la componen. Y cuando no conocemos algo, solo queda una opción: suponer y dentro de esas suposiciones, muchas veces, estigmatizar.

Es así lo que contó una tucumana en las redes sociales, Yasmín. La joven es oriunda en Alberdi, esa ciudad del sur tucumano que registró una población de 18 430 habitantes en el último censo nacional, y que entregó a nivel nacional en el último año a dos personalidades que se destacan en sus ámbitos: el Tucu Correa, brillando en la Selección Nacional de Fútbol, y DanelikStar, brillando en las redes sociales.

Sin embargo, a pesar de que solamente 1 hora y 28 minutos por Ruta Nacional 38 es lo que separa San Miguel de Tucumán de este municipio, otra tucumana no tuvo mejor planteo que hacerle a Yasmín que el siguiente: “Ahh sos del interior, un bajón, ¿no? Es campo campo y la gente de ahí es más indígena”. La internauta, además, contó que, para arreglar el comentario, esta tucumana remató preguntando si conocía Tafí del Valle.

Pese a lo anecdótico y hasta divertido de la situación, lo cierto es que quienes viven en el interior suelen sorprenderse ante las insólitas preguntas que reciben de quienes no han conocido la provincia por fuera de los barrios de la capital, como María Mercedes, una simoqueña que tuvo que explicarle a su vecina del edificio del microcentro en donde vivía de lunes a viernes para ir a la facultad, que en su ciudad natal y en su casa había teléfono fijo e internet, "No te lo puedo creer, que avanzados", le respondió. o José Miguel, que ni bien comenzó a estudiar psicología en la UNT escuchó de parte de uno de sus compañeros una pregunta insólita: "¿En Aguilares se mueven en tractor?". Ni hablar de los comentarios que escuchan quienes comienzan a trabajar o estudiar en la capital y deben aprender a manejarse en el transporte público, algo que -pese a ser necesario- todavía no existe en las ciudades del interior.

A pesar de que este tipo de observaciones muchas veces son burlonas e irónicas, en otras ocasiones parten de un desconocimiento total sobre lo que habita un poquito más allá de nuestro entorno cercano. En ese sentido, es necesario plantearse y replantearse que, a pesar de ser la provincia más chiquita de toda Argentina, la mayoría de los tucumanos no conocen el resto del departamento más allá de la capital, Yerba Buena, Tafí Viejo o los Valles Calchaquíes, lo cual no está mal. Lo que si se vuelve repudiable es cuando ese mismo desconocimiento lleve a infantilizar, aminorar, estigmatizar y descolocar al otro desde el lugar que habita y transita su vida diaria, ubicando inclusive a la condición de indígena como una característica genética, negativa o hasta racial de quienes viven en zonas rurales, algo totalmente insólito en los tiempos que habitamos.