"La música es como la magia de hacer físico algo que viene de una vibración distinta"
Al Chino Vega lo llevó una tía a ver los Guns en River y se enamoró de la música. Después, se colgaba del timbre para que lo dejen pasar al ensayo de su vecino. Tres canciones de No Rock Nacional son parte de su último trabajo musical, Quetupí. Entrevista a fondo por Jerónimo Cipriani.

Chino Vega, por Renzo Cecenarro.
Llegué a casa del Chino sobre las siete y cuarto. Terminando quehaceres en la cocina, pasando un trapito por la mesada, comienza preparándome un té y hablando de medialunas, de la acidez que producen y de que últimamente está tomando una banda de café porque se levanta a las 6 de la mañana, a las 7 ya está en el gimnasio haciendo pesas y a las 8.30 está de regreso.
- ¿Disfrutas de un buen estado físico?
- Alguna vez cultivé de alguna forma, como dice un amigo, el arte de estar colocado. Yo hice cultura de eso, de alguna forma era lo que vivíamos con amigos, de levantarte y fumar de la mañana a la noche y a la tarde cuando estas cayendo de tanto fumar, un escabio o algo más. Entonces es como que estás siempre flotando, no estás nunca. Hoy en día estoy disfrutando del otro lado, te acostumbrás a estar sobrio y también disfrutás eso, aunque no te voy a decir que lo otro no es un estilo de vida muy divertido, no te voy a decir que es algo que no se disfruta, es todo divertido. Pero es también un estado de negación.
- ¿Y qué onda con las grandes estrellas que se la ponían?
- Esos son buzos, si no hacían eso se iban para el otro lado de mambo. Necesitan esa oscuridad para conectarse con ellos mismos, no sé si oscuridad es la palabra, pero…Tengo amigos, que conozco de chicos, que nunca estuvieron mal de la cabeza, pero yo sé que, si no hubiesen sido psiconautas con las sustancias, no se hubiesen conocido en profundidad como se conocen. Y son personas re íntegras y buena gente. No son personas que se drogan solo para pasarla bien, son personas que consumen dosis grandes de sustancias muy fuertes y se quedan en su habitación escuchando Stravinski. Como yo lo viví, en más estados de negación, es que salís un jueves, empezás a pedalear y llega el domingo y estás en la casa de una chica a tres ciudades de donde vivís y decís “wow qué gran fin de semana”. Todo bien, una masa, pero es un estado de negación, no querés llegar nunca a la almohada. Todo es uso, utilización y consciencia. Hay ruindades y canalladas en buscar tanto el placer, aunque sea nunca lastimando a nadie más que a uno mismo. En el placer así más glotón, goloso. Es como que hay cierta avaricia y llegás a un estado de ruina, pero buscado y gozoso.
- ¿Qué sería lo contrario al placer?
- La creatividad. Si bien el proceso creativo es placentero te lleva a otro placer a largo plazo. Muchas canciones que compuse vienen de situaciones tediosas de trabajo o estudiando música. Estudiar música es re bueno para componer, capaz que estas 3 horas, o ni tanto, 30 minutos sin parar con un metrónomo y sale algo. De la disciplina sale música, salen composiciones buenas. Nace música desde ese tedio. En general el proceso musical puede ser muy tedioso. A lo que voy es que la creatividad se opone a esa dualidad placer-dolor y pone esas dos cosas al servicio de un fin mayor. Es como una síntesis, de placer y dolor. Tenés una relación romántica, tenés el placer de que comienza la relación, el dolor de que terminó la relación y escribís algo para algo para no somatizar. Simplemente excretarlo de alguna forma o materializarlo y hasta banalizarlo. Porque una canción no va a tener siempre el peso de algunas relaciones.
- ¿Cómo es el momento creativo para vos?
- En el momento que estoy haciendo una canción, que estoy grabando, yo le pongo todo para que quede afuera algo que estoy sintiendo en el momento. Hago el dialogo interno sobre a dónde voy. Todo el mundo lleva la experiencia estética de la música a lo más agradable o inocuo posible. Te quieren vender que la vida es una experiencia bordeando lo apático. Si existe algún hedonismo o algún placer ideal en la vida de las personas está vinculado con algo que no vibra demasiado, que no altera. Se trata de comunicar algo a través de un canal libre de alteraciones. Eso me parece rarísimo y no me gusta. Me parece que es falso creer que si alguien te comunica algo no te va a alterar. No sucede con la música que se produce y que más se difunde, aunque estoy seguro que hay música increíble en todos lados completamente comprometida emocional, psicológicamente y físicamente. Debe haber traperos que la deben estar descosiendo poniéndolo todo o rapeando en una plaza, eso es real. Pero siento que lo que llega a la difusión masiva es algo que parece que se está cuidando de no alterar al receptor o vendiendo una situación de confort. Ponele, ahora estoy por publicar una canción que me gustó la idea que tenga distorsión y que todo sea algo que te recuerde la textura del día a día. La gente está en una situación de suspensión o desconexión, y le gusta pensar que la vida no le afecta. La gente escucha música que no la altera, música que no tiene sustancia. Y no solamente la música pop, me parece que la música en general. Lo que se vende como bandas de rock hoy en día, es insustancial. La mayoría de la música que escucho no siento que tenga eso, no tiene ese algo, la sustancia.
- Uno puede decir que las cosas tienen su “algo”, su vibra especial. Pero para algunas personas, quienes se conectan con el mundo de la música de manera lógica, racional o técnica, es la misma nada hablar de ese “algo”. ¿Cómo podrías explicar qué es la sustancia en la música?
- Siento que la música hoy en día está dirigida o direccionada al cerebro. La música es como la magia de hacer físico, a través de sonidos y ruidos, algo que viene de una vibración distinta, de una situación emocional. No supradimensional ni nada, sino, algo que sucede dentro tuyo y vos lo podés mostrar a través de un medio físico, haciéndolo y registrándolo. Yo siento que hoy en día no existe un soporte emocional y espiritual en las personas que están creando y vendiendo la música. Quizás espiritual es un montón. Hendrix es espiritual, o los Doors o Queen o Aphex Twin. O música como el House de los 80’s o 90’s y la música Disco, que, si bien estaban hechas para pasarla bien en un cuartucho transpirado, tiene algo que es súper espiritual. Pero bueno, siento que sucede eso con la música, no hay un soporte atrás. Hoy lo que soporta la cosa es la guita.
- ¿Todos los seres humanos tienen la misma profundidad? ¿O están sumergidos hacia su propio interior todos de la misma manera?
- El otro día estaba escuchando algo que le molestaba a la gente y era como “boludo si no está pasando nada, es simplemente una guitarra”. Pero sí, puede ser que esa guitarra tenga una información que choca. Choca porque te hace sentir algo que no podés negarlo. Me acuerdo que cuando era chico escuchaba Maximilian Hecker, un alemán que hace discos ultra melancólicos y ultra cursis. Al nivel de un Jon Secada dark. Lo escuchaba en una oficina un día, porque podíamos poner música un rato cada uno, y en un momento vino un compañero y me dijo: "¿Podemos sacar esto por favor? Es melancolía pura, no soporto más esto, me está doliendo el cuerpo de escucha". Y yo lo miré y para mí era algo súper aceptable para escuchar a la tarde en la oficina, pero bueno, después me puse a pensar que sí, que claro, comparado con la música que se escuchaba en la oficina, es verdad, era un océano, era muy profundo para el momento. Nunca me pasó eso a mí, o muy rara vez me pasa que digo -esto es muy profundo, no lo puedo escuchar-. Como que necesito eso, necesito escuchar algo que yo diga –esto es re profundo. Capaz que sea eso, capaz que yo sea más, máaas… (y se toma unos cortos segundos para decirlo) profundo. No lo quiero decir así, pero, capaz yo necesite más oscuridad, más intensidad. No voy a decir que soy profundo porque no lo creo.
Hay algo de la vida del ser humano que está buenísimo. Experimentar cosas, sentir cosas. Ahí me parece que está la cuestión de la música y de lo musical. Está buenísimo experimentar en el sentido de probar, experimentar algo distinto. Hay una canción de Lucas Martí que dice: "La música que esta, esta para dejarse llevar a un extremo que te pueda completar, la canción te revela más". La canción mientras más sincera y posta es, esta para que vivas algo más auténtico. La canción puede ser lo que quieras, en definitiva, es una pieza estética, artística, musical en sí, que está para experimentar algo. Tampoco vamos a decir que es más que eso, porque no, no lo es. Es algo que te puede alterar, ¿por qué te vas a privar de que algo que te altere? ¿Por qué vamos a vivir la vida sin dejarnos tocar por lo que nos rodea?
Es como que siento eso cuando digo que la música que escucho en general hoy me resulta insustancial. Es como ir en un auto con aire acondicionado, no bajar las ventanillas y decir: "Qué lindo paisaje". No paraste nunca en la montaña o en el cerro ni a sacar una foto en la banquina. Subiste y bajaste una montaña y ni te enteraste del clima afuera. A eso voy con que no te dejás alterar por lo que te rodea. No que venga alguien a robarte o te caguen a trompadas en la esquina, sino que te alteren esas variaciones como el clima, que te altere una canción, el estado de ánimo y que vos digas -ah no, vuelvo a mi equilibrio- o no. O mejoró algo en mí o empeoró, o la canción esta me deprimió.
Yo creo que a lo que apunto como artista o lo que me encantaría es que venga alguien me diga –escuché un par de temas tuyos y me levantaron el ánimo, o –escuche un tema tuyo que te juro que cuando terminó me sentí angustiado. Simplemente me copa la idea de que los músicos podemos hacer sentir cosas a los demás. Eso me parece genial. Lo mismo cuando ves una película. Yo veo una película y si termina y no me hizo sentir algo en el cuerpo, no me pasó nada. Está bueno que te caliente, o sea, que te excite sexualmente, o que te de impresión. Me encanta el terror por eso, creo. Por lo menos estas sintiendo terror, hay algo físico que respondió a la película que está buenísimo. Por ahí hay películas que son menos efectivas, qué sé yo. Nueve semanas y media (Adrian Lyne – 1986) es una gran película igual. Si me gustan las comedias románticas, te hacen reír, las comedias también. Creo que mientras te hagan sentir algo está todo bien.
- ¿Qué opinas del entretenimiento?
- Ahora estoy estudiando cine justo y es una pregunta que me hice. - ¿Por qué me pongo a estudiar cine? Y algo que nos dijo un profesor de edición: “Chicos esta es la industria del espectáculo, lo que hacen tiene que ser espectacular. Y no me malinterpreten, no digo que se pongan un circo, pero lo que hacen tiene que generar expectación. Que la gente tenga ganas de ver hasta el final lo que están haciendo”.
Yo creo que el entretenimiento es lo peor que hay. Es esto de lo que estamos hablando, no ofrecer nada, no ofrecer ninguna emoción ni nada, solamente algo que distraiga de la realidad, del interior, de lo que te sucede y listo. Yo al entretenimiento lo relacionaría más con la situación de las redes sociales que con las actividades artísticas o los hechos artísticos. El entretenimiento es no ofrecer nada y simplemente estar robando el tiempo de la gente. Es un concepto mucho más profundo, es como el capitalismo: te roba tu rato de ocio para que no seas creativo. “Como soy miserable en mi trabajo de 8 hs, necesito 8 hs para gastarlas como yo quiera en algo que sea absolutamente inútil y en donde no haga nada, entonces busco entretenimiento”. Es una industria más dentro del capitalismo. Que es un hecho artístico y que es entretenimiento es una negociación entre estas dos cosas. Porque sí necesitas público.
Yo siempre me sentí más cómodo tocando en galerías de arte. Puntualmente en galerías, desde que dije “voy a ser solista”, y no en bares donde la gente va a entretenerse. Una persona que escucha mis canciones de forma inadvertida, que no las fue a buscar, difícilmente se enganche, difícilmente las escuche hasta el final y diga “uh, esto es…”. Las veces que toqué en bares la pasé bien igual, siempre trato de cagarme de risa y que la gente también se ría. Y que pase algo que la gente recuerde la persona que tocó, que haya detalles que la gente se lleve y que diga “es la primera vez que vi esto en un bar”. En general la gente que se me acercó a hablar en un bar me dijo: “Qué loco lo que haces, qué extraño, ¿improvisás? ¿Qué fue lo que pasó ahí?”, o cosas así. Me divierto mucho en el escenario, la paso muy bien y a eso trato de transmitirlo, pero me parece que igual no llega a ser entretenimiento por más que sea un buen rato.
- ¿Tenés onda con el trap?
- Me pasó que me subí a un auto y estaban escuchando algo y dije: “¿qué es esto?”, se rieron y me dijeron “¿cómo no lo conoces?, es Duki”. La verdad que me chupa un huevo y me parece realmente horrible. Quizás no sirve como referencia, pero un par de personas me cuestionaron que no me gustaba el trap como diciendo “pasa que te quedaste en otra, no entendés lo que sucede”. Es una mierda el trap, no pasa un choto, no te dicen un carajo. No te ofrece nada el trap, es lo que me pasa con eso. Tampoco me disgusta la música que es el trap. Ponele el trap precursor norteamericano lo escuché en su momento y me re cabe. Por ahí lo pongo, escucho y me parece buenísimo. Siento que hay una despersonalización muy grande en los traperos hoy.
Ahora hay toda esa movida de ser flex, mandar lo que sea y que siga siendo trap. Es una boludez porque eso ya no es trap, en todo caso es rap o un house electrónico con una rapeada. Ya no sé qué estoy diciendo, pero el trap me parece una expresión ridícula de lo que es el hoy. Los paralelismos me preocupan, o no sé si me preocupan, pero me parece absurdo que alguien venga y me diga: “pero el punk cuando empezó era lo mismo, era la adolescencia hablando de volver a lo salvaje, a la droga y al rock and roll”. Y el punk nace de otras mentes o personalidades súper cultivadas. Pensando en Malcolm McLaren, él hizo New York Dolls, le robó el look de Richard Hell y lo llevó a Londres. El punk no es algo vacío y tiene una corriente filosófica nihilista atrás. Malcolm participó en el Mayo Francés, viene de otro palo. Puede ser que los punks fueron un grupo de pibes onda “queremos darnos vuelta y pasarla bien” pero también te dicen que “en el capitalismo no hay futuro”. Y pasaron más de cuarenta años y en el capitalismo todavía no hay futuro.
- ¿Cómo es el tema de la guita y la música para vos?
- Es algo que hago por placer y me lo financio yo solo y mi familia me apoya un montón. Es algo que despego de la idea de que tiene que tener una finalidad, no me parece. Lo máximo que llegué a tener es un proyecto que se financie muy bien por sí mismo. Con Defórmica grabamos discos enteros en estudios de primera categoría con guita que hicimos tocando. Tocábamos mucho en diferentes bares de Capital y Gran Buenos Aires, gratis para el público, pero nos llamaban y cobrábamos cachet fijo. Logramos ese estatus, pero fueron 10 ó15 años de carrera de una banda de calidad, totalmente equipados. Los primeros años ensayábamos 3 ó 4 veces por semana, dos o tres horas por día.
- ¿Te hacen mierda los mosquitos si vamos para allá?
- Un poquito.
Cayó muy tranquila la noche, lo marca el silbato de un vigilante haciendo la ronda. El vibrador sonoro de los bichos está en su esplendor.
- ¿Cuándo entraron las ganas de hacer música en tu vida?
- Mi tía, la hermana menor de mi vieja, era muy fan de Los Gun’s and Roses y nos transmitió ese fanatismo a mí y a mi hermano. Y nos llevaron a River a verlos, yo tendría 6 o 7 años. Y dije: “Wow, esto es lo más grande que hay”. La figura de los chabones encuerados, vi a Duff (Mckagan) y quería ser bajista, ya está. Me copaba más que Axel, era lo más cool del mundo el chabón. Tocando el bajo, en cuero y sonando como si estuviesen golpeando cadenas. Después al frente de mi casa ensayaba una banda que se llamaba Ultravioleta. Fue como un flash ver gente de 18-20 años tocando música, ensayando. Íbamos y nos colgábamos del timbre hasta que nos abrían la puerta y nos quedábamos escuchando música.
- ¿Reflexionas sobre la música? ¿Qué pensás?
- Para mí la música es (y se ríe un poquito) como una casa embrujada donde los humanos no están permitidos, “don’t human allow”. Me pongo a pensar qué hice o qué hago para merecer tener este privilegio de hacer música. Cuando te sentís inspirado es como… no es porque sea súper o por lo que sea, simplemente porque estás sintiendo y creando algo que con un poco de trabajo también puede ser algo que no se hizo antes o capaz que se hizo, pero que es distinto. Y pienso en el respeto que merece este trabajo. Me agarra esta cuestión medio de “ahhhh, no lo dan tooodo”. Hay que darlo todo. ¿Qué hice, que hago para merecer esta creatividad? Creo que lo más sincero es darlo todo, es eso. Lo das todo por la música en un sentido real de entregarte al momento de la creación y de entregarte al momento de la escritura. Entregarte, soltarte. Como en los dibujitos animados o en las películas de héroes que me encantan ese tipo de historias. Siempre hay un momento donde el mentor te tira una frase como: “entregate porque si no, no lo lográs”. Hay muchas veces una falsa ilusión de un abismo y te tirás al abismo y caés en un lugar mágico en general. O te pueden cortar la mano y caer al abismo e igual zafás en estas historias de aventuras locas. Se trata de eso hacer la música: cortarte tu propia mano metafóricamente para caer en un abismo y salir con una canción.
- ¿Cuándo funciona la música para vos?
- La música requiere de un montón de cosas para que funcione. Personas creativas que se puedan nuclear, aunque sea en un lugar específico, tocar y empezar a generar un circuito entre ellos. Después que eso de alguna forma sea magnificado para que lo escuche mucha gente. Eso para mí es funcionar. Por ejemplo, el punk en Nueva York en el ‘76 ‘77 o la movida manchesterosa en los 80’s o 90’s, como que siempre se dan diferentes situaciones así. Yo me pongo a pensar también en que hay algo que es realista y es que muchas veces estamos dispuestos a soñar, pero cuando tenemos la situación al frente… (y en su expresión leo: “no hacemos nada por eso”).
Todo lleva trabajo y tampoco somos trabajadores, o por lo menos lo que yo conozco y conocí. Todos hablan de que la quieren pegar, pero son muy poquitos los que trabajan para tener efectivamente el resultado de pegarla. Pegarla en el sentido de llegar a trabajar de la música. El éxito está medio mal visto en el under argentino. Yo lo siento de esa forma, es como que el que llega al éxito se lo ve más con envidia que con alegría en general, al que lo logra, al que sale, que son pocos igual. Y, por otro lado, algo que hay que decirlo con una mano en el corazón, aunque nos duela o lo que sea, yo tengo amigos que llegaron a tener bastante éxito con pegada y llegada en la radio FM. Primero, son chabones que se dedican una banda a la música, a tocar y todo; y segundo, tienen un trabajo por hacer inteligible su mensaje. Eso también es algo importante para mí a la hora de hacer música. Se ocupan mucho en tener mucha calidad para que lo escuche la persona de la edad que sea, del palo que sea, lo entienda.
- Vamos al disco. Hablanos de tu nuevo EP, Quetupí.
Sobre mi nuevo EP tengo para decir que estoy re feliz. Siento que las canciones encontraron como su traje o que son lo que está grabado. Mi disco anterior (Pablo 2020), si bien lo escucho y estoy feliz también y me encanta lo que es, siento que no son definitivas esas versiones. Es como una especie de discos de covers de mis canciones que en realidad son guitarra española y voz. O sea, mis canciones en general son siempre guitarra española y voz y hay una investidura de banda para llevar a la persona que la escucha a una experiencia más intensa. Que bueno, no siempre es así, la verdad. La cuestión es que con Quetupí siento que la experiencia que te ofrece el EP es la experiencia que yo quiero que viva la gente cuando escucha la canción. Eso me hace feliz, es como que esta logrado el plan o la idea o el concepto.
También hay algo que me encanta y es el arte de tapa. Como medio en situación de que está logrado. La textura de las canciones es súper distorsionada porque yo tenía que grabar con volúmenes bajos por la situación doméstica, por no molestar a mi hija que duerma o a los vecinos, cosas así, ponía siempre los pre (amplificadores) en 9, 8 ó10. Muchas veces grababa con el pre absolutamente al palo. Y como que me fue gustando ese crunch, se generó una re distorsión. De alguna forma Lucas (Martí), el productor, cuando yo le mandaba las cosas se copaba y las respetaba. También grabó él con un montón de crunch las baterías y las cosas que compuso, como se organizó y como se creó la canción desde la parte rítmica. En cierta forma para darle lugar a esa textura sonora me pareció que tenía que haber una contraparte visual. Entonces decidí hacer fotos analógicas con un buen grano. Usamos película analógica blanco y negro. Hacerlo todo más crujiente, veo la foto y siento que es como áspera. Una aspereza que me encanta y acompaña el audio.
Las fotos las hicimos con Renzo Cecenarro. Un crack que tiene la visión de nunca usar lentes de más de 35mm o 50mm no me acuerdo, para tratar de ser lo más fiel a la mirada de una persona que está frente a vos en la foto. Y la tipografía la hizo Nicolás Paradelo a partir de unas propuestas que le hice. Él se tomó un laburo increíble de escribir a mano Quetupí y Chino Vega en muchas carillas de diferente forma. Se hizo a mano, pero en la computadora, porque las digitalizaciones escaneadas no servían y se perdía naturalidad. Se hicieron para que parezcan lo más casual posible pero bueno, son realmente son una firma caligráfica cada letra de la tipografía de la tapa. Esta tremendo que exista ese trabajo, es amor puro.
Yendo a lo técnico en estos 3 temas, buscamos con Lucas que se diferencien, que ninguno tenga que ver con el otro lo más posible. Obvio no lo logramos completamente, pero si hay algo de que son 3 temas que funcionan bien juntos porque no tienen nada que ver. No es que dos son parecidos y uno no, entonces se desequilibra. Al no tener nada que ver entre los 3 temas funciona algo ahí que está bueno. Fue mi anhelo artístico siempre la idea de grabar canciones que sean realmente de una a otra distintas y me encantaría tener la versatilidad de cantar de una forma distinta de canción a canción. No lo puedo a hacer, pero, hasta ahora. Después seguro que sí, ojalá.
El disco anterior lo grabamos de una, con una banda. Un trio de rock: bajo, batería y guitarra. Eso generó una congruencia de principio a fin en el disco que está buenísimo, aunque lo escuchas y parece que se siente el espacio de la sala. Otro sonido.En cuanto a la lírica, la poesía de estos 3 temas de este nuevo trabajo es como fantástica. En realidad, trato de usar la fantasía o la poesía para decir la verdad. Quetupí habla de algo que está más allá de lo que podemos ver. Por ahí eso que llamo sustancia, que es en sí más perenne, más real que la misma realidad, ¿entendés? Como una sensación infantil paranoide de decir: “estoy en un set, no estoy en un lugar que es real”. Estoy en un lugar compuesto por…, ¿de qué está compuesto esto que me rodea en este momento? Es una respuesta filosófica. ¿Qué hay abajo del mundo? ¿qué hay más allá de la materia?
- ¿Grabaste solo las canciones de Quetupí?
- No, también grabó Manolo (Herrera) un bajo que compuse yo, pero lo grabó él. Porque estábamos tocando y ensayando bastante, y me pareció bueno que lo grabe él. Lucas (Martí) grabó todas las baterías y alguna viola. Después todo lo demás sí, yo en mi computadora… como L-Gante (ironiza y ríe).
- ¿Un disco tucumano?
- El soundcloud de Jugo (soundcloud.com/jugopop)
Discografía:
• Pablo (2020)
• Quetupí (2022)