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"Lo siento, pero lo acabo de correr al pingo": el pelado porteño que arruinó un asado pos casamiento en Tucumán

¿SHOCKEADOS?

Un grupo de amigos tucumanos vivió un horrible momento luego de acoger a un desconocido después de una fiesta de bodas. ¿Qué pasó en la cocina? El relato del anfitrión no tiene desperdicios. A continuación, el paso a paso de los increíbles hechos protagonizados por Leonel, el pelado de Buenos Aires novio de Anahí.

Imagen ilustrativa de un pelado con barba proveniente de Buenos Aires.





Gerónimo Parra todavía no cae. Lo que vivió este último fin de semana en Tucumán es digno de un guion de películas como “Hangover”, donde los protagonistas viven situaciones sin sentido, que pueden terminar mal y que, de hecho, terminan mucho peor de lo que pensaban. Tuvo que publicar todo en su cuenta de Twitter para poder asimilar lo que pasó con ayuda de otros usuarios de la red social. Todo ocurrió en la zona de El Corte, en la comuna de San Javier, Yerba Buena. Un casamiento, un asado, una novia cansada y un pelado de Buenos Aires son los condimentos de esta historia increíble.

Arranca así: una prima de Gerónimo se casa. Hace la fiesta en un salón del cerro. En el baile, él y otros primos conocen a una pareja. Ellos son Anahí y su novio Leonel, un pelado de barba proveniente del puerto. “Bailaron cerca de nuestra ronda de primos toda la noche, así que podemos decir que había confianza ya. Cuando ya nos corrían, mi hermano y yo hablando con Leonel y su novia (Anahí), los invitamos a un asado en mi casa, a un kilómetro de la fiesta. Anahí estaba cansada así que se queda a dormir y Leonel se cambia y se nos suma”, describe. Y ese momento de su vida pasó a llamarse “primer error no forzado de la noche”.

Leonel ya había causado una impresión curiosa entre sus nuevos conocidos durante el brindis de los novios, cuando, ante una falla de los micrófonos, decidió ayudar al DJ con el equipamiento y se desapareció detrás de la tarima desde donde sonaba la música, luego de una estrepitosa caída. “Toda la fiesta se rio, su novia muerta de vergüenza”, escribe Gerónimo. Ya de vuelta en casa, con el asado servido, el Pelado de Buenos Aires protagoniza su segundo momento épico de la jornada: se atraganta con un pedazo de carne al punto de tornarse morado y debe ser auxiliado por el novio. “Cinco minutos de desesperación, ahogado posta. El novio de mi prima lo abraza y aprieta fuerte y larga el pedazo de carne: salvado el pelado”.

El after carnívoro prosiguió con una partida de truco que tampoco estuvo exenta de momentos vergonzantes. Durante una jugada, Leonel hace el intento de pararse y, sin VAR para revisar el detalle de la acción, se tropieza y cae en seco al piso. “Quedamos mirándonos y dijimos es muy pelotudo”, recuerda Gero. Acto seguido, el Pelado se desmorona encima de un sofá y se duerme profundamente. “Muere el pelado en un sillón, no termina el truco y Anahí se preocupa. Eran 3 de la mañana, todos borrachos, de a poco vamos cayendo y ya estábamos todos acostados”, describe y cuenta la primera comunicación que tuvo con Anahí, novia de Leonel, que pide que lo lleven como sea de vuelta al hotel. El anfitrión, para su propia desgracia, hizo caso omiso de la petición. ¿Acaso la novia sabía de lo que era capaz el Pelado de Buenos Aires? “Nunca imaginé que se ponga tan así. Está dormido, cuando se despierte lo llevo”, fue la respuesta de Gero. Y esa decisión determinó todo lo que ocurrió a continuación. Una verdadera desgracia.

“Lo siento, pero lo acabo de correr al pingo”, le escribió Gerónimo a Anahí. Mientras todos dormían, el dueño de casa aprovechó de ducharse y, al salir del baño, sintió un sonido similar al de agua corriendo. Provenía de la cocina y cuando se dispuso a investigar, lo que encontró no lo pudo soportar. “Se despertó (el Pelado) y meó la cocina de mi casa; no le pegué porque mi novia me frenó”, increpó Gerónimo a Anahí.

-¡¿Qué pingo hacés?-,  preguntó atónito Gero.

-Meando, ¿qué no ves?-, le contestó desvergonzado Leonel.

“Obviamente por mi puteada empiezan a despertarse todos en la casa y a aparecer. Le preparo su ropa toda tirada en el living, el parlante su celular y la billetera y a las puteadas lo corro a la mierda, se va si ni siquiera pedir perdón, el seguía con que solo estaba haciendo pis”, describe.

Desterrado de la casa donde lo habían acogido, Leonel, un pelado de barba de Buenos Aires, deambuló durante más de una hora y media por el cerro en busca del camino hacia el hotel donde lo esperaba, indignada, su novia Anahí. El destino en las yungas quizás sería más amable que lo que le esperaba en tan acogedora y a la vez desgraciada habitación. “Sabemos que Leonel tardó una hora y media, bajo la lluvia, caminando, en encontrar el hotel a un kilómetro y que Anahí durmió con la amiga”, finaliza el relato Gerónimo, que abrió las puertas de su hogar a un completo desconocido y recibió a cambio una marca territorial en medio de su cocina.

Por suerte, y contrario a todo pronóstico, la historia tuvo un final feliz. Leonel, luego de una larga resaca, volvió en sí y se dio cuenta de todo lo que hizo. Se amigó con su novia Anahí y pidió disculpas, que no fueron suficientes para evitar que parte de lo que dejó atrás al ser expulsado del asado fuera secuestrado como botín de guerra. “Me quedo con tu gorra como obsequio por moquero”, le avisó Gerónimo. Y, como no podía faltar, el Pelado de Buenos Aires tuvo un segundo gesto: prometió asado cuando vayan a Buenos Aires. ¿Cumplirá?


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