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"A mis hijos no les falta un plato de comida": María lava todo a mano y relata su sacrificio

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En su casa de Tafí Viejo, desde las 7 de la mañana se lava todo a mano. A fuerzas de fregar, los 24 miembros de la familia de María están saliendo adelante: "No tengo ni uñas de tanto refregar pero estoy orgullosa".





Muchas personas consideran que los momentos de crisis son esenciales para tener oportunidades, tal cual le sucedió a María Angélica Vázquez hace 3 años, cuando decidió cambiar su emprendimiento de muñecas de trapo y peluches de pompones por un oficio con más salida: lavar acolchados.

“Mi primera clienta fue una señora Morales, yo publiqué en Facebook y así fue corriendo la noticia por ahí que es donde me recomendaban. La señora Andrea del country Loma Linda a raíz del trabajo que yo le hice me recomendó con el grupo que ella tiene, y también me recomendó a gente del country Loma 1. Así me estoy haciendo de clientas. Yo les aseguro que el trabajo se hace bien”, revela María a eltucumano.

“Lavo a mano porque le saco todas las manchas, gracias a Dios está bien el trabajo, últimamente está lindo el trabajo, lavo de 8 a 10 acolchados por día. Mi marido retira en su autito y de ahí le doy para la nafta de mí mismo lavado. Él trabaja en negro, así que es un emprendimiento de todos” explica.

Lamentablemente el emprendimiento de esta mujer de Tafi Viejo tiene una dificultad: “Las señoras me llaman y me aplauden, les gusta el trabajo, hasta cuando llueve lavo y extiendo en la galería, pero estoy pidiendo que me ayuden con chapas por que las mías están todas rotas, puedo extender un par de acolchados nomás porque me entra agua, necesito que me ayuden con un par de chapitas nomás”.

En la casa de María, viven un total de 24 personas. De estas, por lo menos 4 ayudan activamente en el emprendimiento. Natalia, nuera de María Angélica, a pesar de tener 6 hijos pequeños ayuda y colabora con el lavado a mano desde las 7 y media de la mañana: “Estamos levantadas a la madrugada poniendo todo en remojo. Los jabones, quitamanchas, todo lo compramos con lo mismo que vamos lavando. Cobro $700 pesos el acolchado o $1000 la docena de ropa, y así de mi casa no falta el pan ni un plato de comida, estamos nosotros trabajando siempre para que a mis hijos ni a ninguno de los chicos les falte nada”.

Afortunadamente, esta trabajadora mujer se siente orgullosa de saber abrir sus manos y recibir la generosidad y la colaboración de todos: “Me dan sus acolchados, sus sillas para lavar, pero también me donan cosas y me ayudan. Ayer mismo hubo un vecino de Loma Linda me donó un somier, me hacía realmente falta, no tenía cama. Muy agradecida con la gente de Loma Linda especialmente”, confiesa.

Como todo trabajo, hay pros y contras, y así es que María revela que afortunadamente ya tiene botas de goma (donadas), pero que sus manos ya carecen de uñas: “No tengo ni uñas de tanto refregar, y hasta he contraído el virus haciendo este trabajo, pero estamos bien ya todos, ahora tomamos más precaución, usamos alcohol para desinfectar todo”.

“Gracias a este trabajo siento la confianza de la gente, lo hago contenta y es una manera de que ya que no he podido estudiar, tengo este trabajito en mi casa, y con mucho orgullo lo hago”, cerró.

Si querés contratar los servicios de María Vázquez, podés enviarle un Whatssap o llamarla al 3816087525. Además de acolchados o ropa por docena, también lava sábanas, zapatillas y mochilas, todo a mano y centrifugado industrialmente.