Top

"La noche del velorio salió un grito horroroso y desgarrador desde su habitación"

TUCUMÁN PARANORMAL

El doloroso adiós de Víctor, después de su muerte: los sucesos inexplicables que recreaban los hábitos de un joven que falleció trágicamente en el 2012, en los días después de fallecer.





Muchas personas, sensibles o no, aseguran que cuando un ser querido fallece, las primeras noches de su partida viven sucesos inexplicables que le atribuyen a una suerte de “despedida” que ese ser querría manifestar.

En ese sentido es que hoy contamos la historia de Marcela, una joven tucumana del barrio San Fernando que en agosto del 2012 sufrió la pérdida de un amigo y vecino, que era como su hermano, al cual llamaremos Victor. “En su casa había muchos problemas de violencia, entonces él y sus hermanos fueron criados en gran parte por mi mamá, Marta”, le revela a eltucumano, ni bien arranca a contar su historia.

“Durante ese año, mi vecina que había logrado separarse de su marido violento y logró poner un quiosco en la parte del frente de la casa, pero estaba recibiendo cosas muy extrañas. Por ejemplo, gallinas negras sin la cabeza, o tierra negra que se creemos que era tierra de cementerio. Se le recomendaba mucho ir a rezar a la iglesia pero ella decía que no creía en tonteras. Casi por casualidad, comenzaron a morir varias personas de la cuadra, era una persona por semana”, continúa.

Una noche, uno de los hermanos de Marcela había salido, y al regresar se encontró con Victor en la puerta: “Mi hermano le preguntó que hacía ahí y él le dijo que nada. Entonces le dijo que si quería que lo acompañaba a algún lado, pero le respondió, ‘pasa que estoy esperando a un amigo’. Mi hermano volvió a salir de casa para irse con un amigo que lo buscó en auto, y ya Victor no estaba”. Cuando el joven regresaba a su casa, escuchó las sirenas de las ambulancias pasar y decidió seguirlas unas 5 cuadras. Un automovil había protagonizado un accidente, y en el asiento de acompañante seguía una de las víctimas: era Víctor, agonizando. El joven de 17 años murió en brazos de su vecino, con los ojos abiertos y queriendo expresar algo, según recordó quien vivió sus últimos momentos a su lado.

Al día siguiente, el cuerpo de Víctor llegó a casa de la manera más triste: “Lo llevaron en una bolsa negra, lleno de sangre, con la misma ropa… ni siquiera lo habían limpiado. Además estábamos todos en tan mala situación económica que ni siquiera teníamos para las flores, no pudimos despedirlo como merecía”. Esa noche, en medio del velorio mientras todos los vecinos acompañaban a la mamá del difunto, desde el fondo de la vivienda, precisamente desde el interior de un módulo habitacional (separado de la casa), el cual era la habitación del joven en vida, se escuchó un grito tan desgarrador y horroroso que de solo pensar en ese momento, los vecinos vuelven a sufrir: “Todos salieron corriendo del velorio, no quedó nadie, solo la madre. Hasta mi hermana corría por la avenida. Fueron a revisar el fondo y no había nadie”.

Más tarde, cuando Marta dormía, golpearon la puerta de su casa con un llamado habitual: “’Doña Marta, ¿qué me puede abrir?’. Era la voz de Víctor, nadie quiso abrir la puerta. Él siempre iba a mi casa, mi mamá era como su segunda madre”, recuerda Marcela con dolor.

Toda esa semana, el recuerdo y las costumbres de Víctor inundaron su hogar y los lugares por donde transcurría su vida: “Un día su hermana me fue a buscar porque dice que su nenita de 3 años le dijo ‘mirá mamá, el tío está en la puerta’. Ella tomó a su nena y fue a mi casa por miedo. La televisión se prendía sola a las 14:00, a la misma hora que el la prendía todos los días para ver su programa favorito, y era una tele viejita, no tenía para programar. Cuando su mamá dormía siesta sentía todos esos días una mano bajo la almohada, algo que el hacía siempre cuando ella dormía para robarle cigarrillos, ella los guardaba ahí. Otro día, su mamá escuchó un llanto muy fuerte en el módulo, entró a la habitación y nada, estaba vacía. En su escuela secundaria, lugar por el que pasaron con el acompañamiento, sus compañeros dicen que lo vieron en un rincón en la hora de educación física, usando la misma remera que le dejaron en el cementerio. Tuvieron tanto miedo algunos que se escaparon corriendo y llorando”.

Lo cierto es que así como la historia de la partida de Víctor, es casi común en muchas familias escuchar historias de sucesos relacionados a las costumbres de la persona fallecida en los primeros días posteriores a su muerte. En muchas religiones y culturas, el novenario es sumamente importante, pues consideran que es la cantidad de tiempo aproximada en la que el ser querido termina de partir hacia otro plano, mientras va “comprendiendo” su muerte. ¿Qué pensás al respecto de este caso?