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"Tenía una risa horrenda": se quedó sola en la casa y no puede creer lo que vivió

Paranomal

Daniela estaba trabajando como empleada doméstica cuando fue sorprendida por un extraño juguete: “Muchas veces me dijeron que en la casa me pasaban cosas, pero no le prestaba atención”.

Los ojos rojos y una risa escabrosa





Le habían advertido que en esa casa de Barrio Sur pasaban cosas extrañas, pero no lo creyó hasta que lo vivió en carne propia aquella tarde. Pasó mucho tiempo desde esa jornada de 2015, pero recién hoy Daniela se anima a relatar lo que vio y escuchó ese día mientras se encontraba trabajando como empleada doméstica. Cuando ella limpiaba el baño, desde el pasillo le llegó la carcajada diabólica que emitía un extraño juguete, pero lo que descubrió después fue aún más terrorífico. 

“Eso me pasó en el 2015 cuando yo estaba embarazada de mi primer hijo. En esa casa trabajé por cinco años, la familia es muy buena, siempre me ayudó económicamente y me daban cosas cuando yo no tenía. Muchas veces, me dijeron que en la casa me pasaban cosas, pero no le prestaba atención porque nunca me había pasado nada ahí”, cuenta Daniela al recordar el extraño episodio que no ha podido olvidar desde entonces. Lo que parecía una jornada laboral como cualquiera otra devino, en un instante, en una experiencia aterradora: “Me habían dejado sola en la casa y estaba limpiando el baño. En el pasillo había una mesa con adornos y juguetes, entre ellos, un tiburón que tenía una mirada como de enojo. Se notaba que era un juguete caro”. 

De repente, de entre medio de los juguetes que descansaban en la mesa del pasillo, el tiburón pareció cobrar vida propia: “En un instante el muñeco se encendió. Tenía luces que le alumbraban los ojos rojos y empezó a reírse solo. Tenía una risa muy horrenda; era una risa como de una criatura… No sé cómo describirla, era muy fea, como si fuera de una película. Capaz que era propio del juguete, pero pareció muy raro”. Daniela no se asustó, pensó que se trataba de un desperfecto del muñeco. Pero instantes después sucedió algo inexplicable. 

“Cuando salí del baño el muñeco volvió reírse y ahí fui cuando me decidí a sacarle las pilas, pero, cuando le abrí la tapita que tenía abajo, me di cuenta que no tenía ninguna pila. Me asusté porque estaba sola y el muñeco se prendió solo. Entonces lo metí en una caja y seguí limpiando, no me quedaba otra porque tenía que terminar con mi trabajo”, relata la joven de 28 años aquel episodio para el que aún no encuentra una explicación. 

Pero no fue lo único extraño que vivió en la casa de la familia que la contrataba: “A la semana de eso, me quedé sola de vuelta, el gato se paró en el pasillo y, de la nada, vi una luz volando por el aire encima de la mesa… Pudo haber sido un reflejo que haya visto, pero el gato lo estaba mirando también y el gato no se espantó”. A la hora de contar lo que había vivido, lejos de asustarse o de no creerle, una de las habitantes de la casa le dio una explicación posible para eso que había visto: “La hija de mi jefe me dijo que quizás era su mamá porque la señora había fallecido de cáncer en 2010”. 

No fue la única que vivió situaciones incomprensibles en ese lugar, su hermana, quien también trabajó en esa casa, le contó que los platos aparecían acomodados, la ropa apilada y los botones cocidos en las camisas. Pero nadie lo había hecho. “En todos los años que trabajé, solamente en esa casa me paso algo así”, confiesa.